En 2016, este maestro del vino se asoció a la familia Cubillo, propietarios de la Bodega Hacienda Solano, en La Aguilera (Burgos), y a la enóloga Sophie Khün, con la idea de trasladar su experiencia y su especial forma de elaborar el vino, a una bodega familiar que desde siempre buscó la calidad antes que la cantidad, a través de una viticultura respetuosa y tradicional.

El mago de la Bobal por conseguir su espeluznante Quincha Corral.

Basándose en su técnica particular de maceraciones poco intervencionistas, poco remontados y crianzas parciales en barricas de roble francés de 500 litros y en depósitos de cemento pequeños, han conseguido trasladar el éxito de la bodega valenciana a esta empresa ribereña.

Tanto es así que la prestigiosa revista Wine Advocate de Robert Parker, a través de su equipo en España comandado por Luis Gutiérrez, puntuó a estos vinos en la franja de 92 a 96 puntos sobre 100, lo que supone el reconocimiento de la máxima autoridad mundial en vinos.

 

Luis Gutiérrez. 

Especialmente distinguido fue el Finca Peña Lobera 2016 con 96 puntos Parker. En esta ocasión hemos probado el Finca Peña Lobera 2018, que realmente nos ha dejado maravillados.

Elaborado con tempranillo de cepas de 100 años, provenientes del paraje Peña Lobera ubicado en la localidad burgalesa de  La Aguilera, a 900 metros de altitud, el pago se ubica sobre suelos arenosos en roca caliza. Posiblemente uno de los pagos de mayor altitud de toda la Denominación de Origen Ribera.

Finca Peña Lobera. 

Con 18 meses de crianza y etiqueta de “cosecha”, es un tempranillo fresco, pleno y rotundo, donde la expresión de esas cepas de 100 años y su entorno, asoman desde el primer sorbo. Su color cereza, su nariz intensa especiada y su cuerpo de taninos altos, arrojan un maravilloso paso de boca largo y consistente.

Realmente estamos ante uno de los grandes vinos de Ribera, que demuestra que la confianza en un proyecto que apuesta por la calidad, que liga tradición, técnica y conocimiento, termina dando enormes satisfacciones.