El resultado de las últimas elecciones generales fue advertido como 'milagro' por Pedro Sánchez, que se veía fuera de La Moncloa. Pero ahora tendrá que gestionar una precaria mayoría que, entre otros asuntos, debilita las políticas socialistas y las de Sumar.

Y es que ambos partidos, siguiendo la doctrina de la vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, querían mantener el impuesto a los 'beneficios caídos del cielo' de las energéticas. Precisamente, este mismo lunes Ribera se ha pronunciado en el marco de la elaboración del Balance Mundial en la COP28 en Dubái, que propone cambiar el verbo 'eliminar' por 'reducir' el consumo y la producción de combustibles fósiles: "Echamos de menos una senda clara de lo que debe hacer el sector de la energía para asegurar un declive rápido de las emisiones y cuál es el papel de los combustibles fósiles y cómo garantizamos su reducción progresiva hacia la eliminación", señaló.

 

Amenaza

Sánchez quiso hacer oídos sordos a las presiones de Repsol, que hace unas semanas amenazó con anular sus planes inversores en Euskadi y otras autonomías si el Gobierno decidía mantener el impuesto especial.

El presidente del Gobierno, tal y como adelantó Elcierredigital.com, simplemente quiso rebajar la tensión con Repsol para que no se integrase en el bloque empresarial antigubernamental conformado por Iberdrola o el Santander. Y para ello utilizó como interlocutor al expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, íntimo del consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, desde que éste presidía el PNV en los tiempos en los que el leonés ocupaba La Moncloa.

Pero  el plan de Sánchez para mantener el impuesto y el intento de conciliación a través de Rodríguez Zapatero "saltó por los aires cuando Andoni Ortuzar llamó a Félix Bolaños para indicarle que debían 'anular' el impuesto", señalan fuentes gubernamentales.

Precampaña

La alarma roja saltó en La Moncloa, que pretende evitar mostrar una sensación derrotista. Por ello, ni mantendrá ni anulará el impuesto sino que lo transforma en un brindis al sol susceptible de sortearse por las energéticas con las inversiones, que en muchos casos ya estaban planteadas.

Esta decisión conllevará que Repsol anuncie que reanuda sus planes inversores en Euskadi para alegría del PNV, que utilizará esta 'buena nueva' como munición en la precampaña electoral de las elecciones vascas que tan reñidas se presumen a cuenta del crecimiento de Euskal Herria Bildu.

Josu Jon Imaz. 

La coalición abertzale también pretende utilizar esta polémica, ya que su portavoz parlamentaria en el País Vasco, Nerea Kortajarena, tildó las declaraciones de Imaz como "vergonzosas", propias de un "chantaje" y propiciadoras de la "autopista fiscal" que buscan las grandes compañías.

Josu Jon Imaz

La compañía Repsol no protestó el pasado año tras la aprobación de un impuesto con el que España seguía la senda emprendida por países escasamente 'socialcomunistas' como Reino Unido, Francia o Portugal.

Pero la decisión del Gobierno de anunciar que la mantenía en 2024 para embolsarse alrededor de 2.000 millones provocó el enfado del CEO de Repsol, Josu Jon Imaz, que aparcó su perenne cordialidad al advertir a La Moncloa que la compañía que dirige dejaría a un lado algunas inversiones en España si continuaba con el impuesto a los beneficios extraordinarios.

La decisión de Sánchez de transformar el impuesto en una herramienta de escasa recaudación habría airado a Teresa Ribera, que tal y como señalan fuentes gubernamentales llegó a plantearse incluso su continuidad en el Consejo de Ministros.

Nervios en Repsol

Repsol obtuvo un resultado neto de 2.785 millones de euros entre enero y septiembre, un 14% menos que en el mismo período de 2022. En los nueve primeros meses del año continuó, según palabras de la petrolera española, "adelantando el cumplimiento de sus objetivos estratégicos, mientras hacía frente a un entorno internacional marcado por la volatilidad".

La caída de beneficios provocó nerviosismo en Repsol a pesar de que su CEO intentó rebajar el ruido: "2023 está siendo un año de profunda transformación para Repsol, con avances firmes en descarbonización y en la consolidación de nuestro perfil multienergético. En un entorno volátil como el actual estamos obteniendo resultados sólidos, aumentando la retribución a nuestros accionistas y apoyando a nuestros clientes", afirmó Imaz, al que no le tembló el pulso para presentar un ERTE en 2021 a 830 empleados mientras anunciaba beneficios trimestrales de casi 650 millones de euros.

Desde la compañía aseguran que su gran momento se evidencia en que Repsol haya decidido continuar multiplicando por dos su oferta multienergética para seguir ofreciendo a los clientes importantes ahorros para sus necesidades del día a día en movilidad (combustibles y recarga eléctrica) y en el hogar (electricidad, calefacción y solar) hasta el próximo 10 de enero.

La Moncloa intenta evitar la guerra

Una de las principales filiales de Repsol, Petronor, dejó en el aire la ubicación de la planta industrial de combustible sintético y un electrolizador en Euskadi por la supuesta falta de seguridad jurídica que sufre España.

El presidente de Petronor, Emiliano López Atxurra, afirmó que "esa planta industrial estará en 'stand-by', porque tendremos que implantar una inversión industrial en un entorno regulatorio no sólo amable, sino previsible". Las inversiones quedaron en el aire para enfado de La Moncloa, advertida por Repsol al aparcar los 1.500 millones de euros de inversiones que tenía previstos desembolsar en Bilbao, Tarragona y Cartagena.

Bronca sindical

Comisiones Obreras salió en tromba contra Imaz por su "obscena" advertencia. El secretario general del sindicato, Unai Sordo, afirma que "ninguna empresa va a desinvertir en un país simple y llanamente porque se mantenga un impuesto que tiene una afectación muy limitada sobre sus beneficios".

El líder sindical lamentó que haya empresas que "se permitan amenazar, siquiera veladamente, a un estado democrático y cree que empresas como Repsol "funcionan casi como en oligopolios, con beneficios muy importantes, que la situación de costes energéticos y del aumento de los tipos de interés les han procurado incluso más beneficios".

Y fuentes de Repsol recuerdan que es la empresa que más impuestos paga en España, casi 7.500 millones de euros entre enero y septiembre de 2023, y que su filial Repsol Petróleo acaba de superar a Mercadona como la compañía que más factura en el Estado.