Espléndida lucía la plaza venteña en la corrida que ha abierto el serial isidril. Lleno hasta la bandera de un público esperanzado y deseoso de disfrutar de esta fiesta sin par. Para que luego digan voces ignorantes de lo que el arte del toreo representa en el corazón de buena parte del pueblo español.

Pero se dice que el hombre propone, Dios dispone y el toro lo descompone. Ha sido un encierro de Alcurrucén, parejo y bien presentado, pero con el denominador común de la mansedumbre. Falta de bravura que a veces se tapó, como con primero y en parte el tercero, pero que se repitió en los cuatro restantes, y alguno, como el quinto, con genio.

Afectuoso se llamaba el toro con el que Guillermo García Pulido ha confirmado la alternativa. Toro cinqueño, hondo, badanudo, tocado de pitones y frío de salida, queriéndose enterar, como es normal en lo que hunde sus raices en el encaste Parladé. Echaba las manos por delante en el capote y se fue suelto. Manseaba, no se empleó en los lances de recibo.

Una vara, apretó por un solo pitón y salió huido hacía el caballo que guardaba la puerta. Complicado en banderillas, cortaba. 

Tras los buenos deseos de Morante de la Puebla en su parlamento, García Pulido comenzó la faena llevando al de Alcurrucén hacía delante, sin cortarle el viaje. El animal tomaba la muleta por abajo y repetía. No lo esperábamos, adios las malas ideas del burel. Asentado el torero, quería pero no siempre le salía limpio el muletazo, sobre todo cuando se echó la muleta a la zurda.

Hubo ganas pero faltó oficio ante un toro cambiante que rompió a bueno. Estocada caída y saludos. 

Morante firme, pero mal con la espada

Hondo, también cinqueño, insulso en el capote de Morante de la Puebla el segundo, que apretó en el caballo con la cara alta y derribó a Aurelio Cruz. El toro estaba a todo menos al capote del banderillero lidiador.

Comienzo de faena. El sevillano se fue haciendo con un animal que iba y venía destemplado, pases muy eficaces, corría la mano con suavidad. Pero ¡ay!, iba el astado con violencia y tenía un mal final del muletazo, salía con la cara alta. Firme Morante, faena larga, muletazos sueltos de gran belleza, muy por encima de la condición del nuñez de Alcurrucen, pero muy mal con la espada. El torero equivocaba los terrenos entrando a matar al manso en la suerte natural. Un sin fin de pinchazos sin pasar y, si no hubiera acertado con el descabello a la primera, el toro habría ido al corral.

Vuelta al ruedo de Urdiales

Cinqueño el tercero, amplio por delante, con trapío del bueno por lo reunido de sus hechuras. Abanto de salida y huido de los capotes. Manso de libro y muy eficaz Diego Urdiales para llevarlo al caballo. Toro bravucón, apretó en el caballo pero salió suelto. Quite magnífico del riojano, cuatro verónicas y la media.

Brindis al público, el animal había galopado en banderillas. Vio Urdiales que el toro, sujetándolo, iba a embestir, y ya lo hizo en los muletazos de inicio y pronto en los medios. Con tiempo, sitio en los cites y dulzura en las muñecas, la faena fue tomando altura, bien colocado el torero, todas las ventajas eran para el astado, que fue mejorando su final del muletazo, que hasta entonces era con la cara alta. No tuvo el eco que merecía la faena de este torero, todo verdad. Vuelta al ruedo de peso.

Mansos y deslucidos al capote

Acucharado de cuerna el segundo de Morante, muy reunido. Muy deslucido de salida, imposible torearle con el capote. Manso también en el caballo, apretó con un pitón pero se fue huido. Muy castigado en una segunda vara eterna.

Primoroso comienzo de faena de Morante, pleno de sabor y arte. Pasé por alto, pase de pecho, el de la firma, la trinchera y el ayudado por bajo. En las afueras, acabado el toro, que acusaba ese segundo puyazo. Así que Morante, que sabía de las condiciones del Alcurrucén, montó la espada que llevaba cuando tomó la muleta. Estocada baja y silencio.

Serio el quinto, cinqueño y muy deslucido en los capotes. Manso de libro en el caballo, se volvía huido cuando sentía el hierro. Esperaba en banderillas.

Muletazos por bajo de Diego Urdiales, violento el toro. En el tercio, embestía de uno en uno a arreones, derrotaba y salía del engaño con la cara por las nubes. Un toro complicado y deslucido, áspero. Úrdiales en torero, lo intentó pero no pudo sacar agua de un pozo seco. Un toro que confirmó el aserto de que cuando sale un toro del encaste Núñez malo, es malísimo.

Bonito el sexto, más agradable de cara que sus hermanos. Con la misma tónica, sin emplearse en el capote ni en el caballo. Pronto en redondo, lo llevaba García Pulido pero su enemigo no humillaba, le faltaba recorrido y no tenía profundidad su embestida. Ganas del torero pero un colofón a tono con la tarde.

Primera corrida de una larga isidrada. No ha habido triunfo pero se han visto detalles.

FICHA DEL FESTEJO.- 6 toros de Alcurrucén, bien presentados. Manso pero enclasado el 1°; manso y deslucido el 2°; a menos el 3°; sin fuelle el 4°; manso con genio el 5°; sin entrega el 6°. Pesos: 568, 580, 548, 538, 543 y 585 kilos.

Morante de la Puebla, de cereza y oro. Diez pinchazos sin pasar y descabello (Pitos tras dos avisos); estocada baja (Silencio).

Diego Urdiales, de corinto y oro. Estocada (Vuelta); media que escupe y delantera (Silencio).

García Pulido, que confirmaba la alternativa, de celeste y plata. Estocada caída (Ovación con saludos tras aviso); pinchazo y estocada (Silencio).

Plaza de Toros de Las Ventas. Lleno de no hay billetes. Saludaron Joao Ferreira y Alberto Zayas tras parear al cuarto.