11 de junio de 2024
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FIN DE SEMANA

Este 23 de septiembre cumple 80 años llenos de éxitos musicales, aunque en un principio estudió Derecho por presión familiar hasta ganar en Benidorm

Los desconocidos inicios de Julio Iglesias (I): De un accidente de coche a deambular por los pub de Londres

El Cierre Digital en Julio Iglesias sobre el escenario.
Julio Iglesias sobre el escenario.
Julio Iglesias cumple 80 años. Y aunque ha dedicado gran parte de su vida a la música, su destino no siempre fue ese. Comenzó a jugar de guardameta en el Real Madrid, pero un accidente de coche le puso en el camino de la música. En los años 70, ganó el Festival de Benidorm y representó a España en Eurovisión. También fue entonces cuando comenzó a alcanzar la fama y conoció a su primera esposa, Isabel Preysler.

Julio Iglesias cumple 80 años este 23 de septiembre. La semana pasada en elcierredigital.com ya hicimos un repaso a las mujeres de la vida del cantante, cuyo destino no siempre fue el mundo de la música. Fue precisamente su relación con la filipina Isabel Preysler la que coincidió con su ascenso al estrellato.

Julio Iglesias de la Cueva nació por cesárea en Madrid a las dos de la tarde del 23 de septiembre de 1943, en el seno de una familia burguesa acomodada, sólo conservadora en sus formas, formada por su madre, Charo de la Cueva, su padre, el reconocido ginecólogo Julio Iglesias Puga, y su hermano pequeño, Carlos. Su infancia, “de pequeño era feíto, aunque después se convertiría en un guapo mocetón”, trascurrió plácidamente en el barrio madrileño de Argüelles, en un hogar típico de la derecha española de esos años, con un piso grande sin ostentaciones en el centro de Madrid.

Del Real Madrid a estudiar Derecho

Estudió el bachillerato en los Sagrados Corazones. Ya desde pequeño le gustaba practicar el deporte del balompié, jugaba en la demarcación de guardameta en el Real Madrid, pero su familia se opuso a que por el deporte abandonara sus estudios y eligió la carrera de Derecho, que empezó en el CEU de Madrid y casi terminó en la Universidad de Murcia, ya que le quedó colgada una asignatura, Derecho Internacional Privado, que aprobó años después. Su padre siempre deseó que su hijo siguiera la carrera de diplomático, ya que esa era su gran ilusión, pero finalmente 'Julito' terminó como cantante, una profesión que empezó a convencerle como futuro cuando estuvo meses y meses en cama tras su accidente de coche que le produjo una tumoración y una paraplejía parcial. En la vida de Julio Iglesias, la imagen de su padre siempre ha tenido una importancia trascendental, mientras que para su hermano Carlos la tenía su madre.

Julio Iglesias en el Estadio Santiago Bernabéu en 1983.

Julito también había conocido su primer amor en brazos de una guapa hija de un diplomático, Gwendoline (Jane Harrington), con la que coincidió en su etapa de Londres donde cantaba por las calles y en los pubs, como el Airport Pub. Esta relación supuso para él, según sus propias palabras, “el amor verdadero y sincero, sin limitaciones”. Una chica a la que dedicó una de sus más conocidas canciones que llevó por título su nombre y con la que representó a España en el Festival de Eurovisión del año 1970 en Amsterdam (Holanda) tras haber ganado el Festival de Benidorm con la canción ‘La vida sigue igual’. Para entonces, Julio Iglesias ya se había convertido en el cantante de moda.

Fue precisamente en 1970 cuando conoció a la que sería su primera mujer y madre de tres de sus hijos: la filipina Isabel Preysler.

Segundo LP y el inicio de su relación con Isabel Preysler

Julio Iglesias, siempre repeinado, guardaba las formas ya que era uno de los cantantes apreciados por el régimen que de alguna forma había sido representado por él en el Festival de Eurovisión. Además, Julito intentaba llevar sus relaciones sentimentales de forma discreta y reservada pues por entonces, él ya triunfaba y habían proliferado sus clubes de fans que seguían fielmente los pasos de su ídolo, lo que aumentaba su publicidad. Por eso era muy receloso en sus incursiones amorosas: lo primero, su carrera musical; y luego, los escarceos. Pero en esta ocasión estaba completamente enamorado. A menudo llamaba al domicilio de los tíos de Isabel para invitarla a salir por Madrid. La recogía en su coche y visitaban los lugares de moda de la capital hasta altas horas de la madrugada. Sus tíos no eran muy estrictos con los horarios, a diferencia de sus padres en Filipinas. Iban casi siempre acompañados de carabina, ya que a Isabelita sus tíos no la dejaban ir sola, en una sociedad todavía muy machista. La pareja solía ir acompañada del íntimo amigo de Julio, compañero de penas y alegrías, que era el encargado de llevarle las maletas y que luego se reconvirtió en su representante, Alfredo Fraile Lamayer. Este había contraído matrimonio escasos meses antes en la iglesia madrileña de San Francisco el Grande con María Eugenia Peña Soto, integrante de la familia de los Bardem. Una de sus primeras salidas, como cuenta Preysler, fue a un concierto del cantante Juan Pardo en el Teatro Carlos III, en la calle Goya, de Madrid. Desde entonces, siempre que sus compromisos profesionales se lo permitían, la acompañó.

Julio Iglesias e Isabel Preysler en 1973.

Aunque Julio Iglesias marchó a Londres para grabar su segundo LP, ya tenía el gusanillo de Isabel metido en el cuerpo. Empezaba a llamarla “mi pequeñaja”. Ese joven, que no era capaz de mantener una relación durante más de una semana, el que iba de flor en flor como las mariposas, se había enamorado de verdad. Tanto que nada más llegar de la capital londinense lo primero que hizo fue presentarla en sociedad a su familia. “Me pareció guapísima, encantadora y con mucha clase. Tenía esa serenidad oriental que mantenía a raya el pronto explosivo de mi hijo”, afirmo en su día el doctor Iglesias Puga. A finales de julio de 1970, la joven filipina viajó a Málaga con sus tíos para pasar el verano y Julio iglesias cambió radicalmente sus estíos en Peñiscola (Castellón) por las playas de la Costa del Sol. El amor continuó apasionadamente durante todo el otoño. Idas y venidas. Encuentro tras encuentro. Besos y noches de amor en un desapacible clima madrileño. Fue en las navidades de 1970, al regresar de sus compromisos en Argentina, cuando Julio Iglesias comentó a sus más allegados que se casaba deprisa y corriendo. La pareja sólo había tardado seis meses en formalizar el contrato nupcial.

De gira con su mujer y su hija

Los primeros tiempos de la vida de la pareja transcurrieron sin grandes acontecimientos. Isabel acompañaba a Julio Iglesias en sus viajes. “De luna de miel nos fuimos a las Canarias y seguidamente a México, donde pasamos tres meses. Mi marido debía cumplir allí unos contratos. Las salas donde actuaba no se llenaban y Julio me decía: 'Pequeñaja, dentro de unos años tendré a esta gente rendida a mis pies', y la verdad es que fue así. Julio trabajaba mucho y yo cada vez estaba más sola”, contó en su día Isabel. Alfredo Fraile, el sempiterno mánager del cantante durante quince años, dio fe de ello y relató a periodistas cómo en 1971, en su primera gira por Latinoamérica, Isabel acompañó a su marido en destartalados y tercermundistas autobuses en sus recorridos por las carreteras mexicanas. Los contratos eran todavía muy humildes, entonces no había tanto dinero, y a pesar de estar embarazada de varios meses de su primera hija, Chábeli, no se escuchó una sola queja o lamento de la tenaz y hermética Isabel, que fue la perfecta compañera del cantante en sus tiempos más duros. Contaba el periodista José Luis Gutiérrez que en esas giras nadie podía ver a Isabel, que permanecía recluida, secuestrada día y noche en su habitación. Julio Iglesias se comportaba con su mujer como si no quisiera que nadie se acercara ella, la mantenía en el hotel durante todo el día y la obligaba a ocultarse en el baño cuando la camarera acudía cada mañana a servirle el desayuno a la habitación.

Próximamente seguiremos desvelando los inicios en la música de Julio Iglesias en un nuevo artículo.

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