26 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

Desde el caso de la Princesa Soraya de Irán en los años cincuenta muchas soberanas islamitas se muestran en público y tienen agenda propia

Cae el velo de las princesas árabes: del divorcio de Lalla Salma de Marruecos a la huída de Haya de Jordania

La confirmación del divorcio de Mohamed VI y Lalla Salma y la nueva vida de esta, así como la huida de la Princesa Haya de Jordania, ponen el acento en el papel de las mujeres en las monarquía de corte islamista. Desde hace años algunas de ella se muestran cara al público y asumen representación pública, algo impensable en las Casas Reales árabes décadas antes. Sin embargo, la situación de las mujeres y el carácter autoritario de estas monarquías apenas han variado.

Desde hace meses el divorcio del Rey de Marruecos, Mohamed VI y su esposa la princesa Lalla Salma ha sido un rumor que todos daban por cierto. Ha sido un tema colateral el que lo ha confirmado. La pareja ha reaccionado de forma contundente a las informaciones que apuntan a que Lalla Salma se encuentra de viaje en Grecia solo con el príncipe heredero Mulay Hassan porque el Rey le habría prohibido salir del país con los dos hijos al mismo tiempo para evitarle toda tentación de huir con ellos. 

En el comunicado para desmentir el asunto, sobre todo desde que se hiciera eco de este rumor la revista francesa Gala, la publicación del corazón más importante del país vecino. En el comunicado, la Casa Real alauita se confirma la separación del monarca y la Princesa. Fue la revista española ¡Hola! quien afirmó en marzo de 2018 que el matrimonio se había divorciado. Había una evidencia: La princesa Salma no asistía a ningún acto oficial desde el 12 de diciembre de 2017, cuando presidió en el museo Mohamed VI, de Rabat, una exposición sobre el pintor Mohamed Amine Demnati.

Claro, que poco se sabe de los términos del divorcio real. Las monarquías árabes son las más impenetrables del mundo y en ellas, reflejo de su cultura, las mujeres no pintan absolutamente nada: no tienen derecho al trono ni siquiera como regentes o en sustitución ante la ausencia de varón y el término de reinas o princesas consortes es relativamente nuevo.

Cuando las princesas árabes dieron la cara

Hasta mediados del siglo XX las mujeres de los Reyes, Jeques o Emires no tenían ningún papel protocolario o de imagen. El primero en cambiar esto fue el Sha de Persia que otorgó funciones públicas a sus distintas exposas y les permitió mostrarse sin velo. Se hizo especialmente famosa a nivel mundial su segunda mujer, la Princesa Soraya. Sus bellos ojos verdes y el hecho de que se divorciara por su infertilidad la convirtieron en uno de los principales objetivos de la prensa del corazón. Soraya y el Sha se divorciaron mediante el método del repudio, el contemplado por la cultura musulmana. Nada se sabe sobre si el monarca marroquí habría recurrido a este sistema para separarse de su mujer.

Mohamed VI y Lalla Salma el día de su boda. 

Lalla Salma también supuso toda una revolución. Al contrario que su padre Hassan II, Mohamed VI renunció a la poligamia y a que su esposa su cubriese con un velo. Salma coincidió cronológicamente con otras consortes árabes como Rania de Jordania que se miraban cara a cara con las europeas, lucían trajes de alta costura e incluso representaban a sus Casas Reales en eventos internacionales. Todo esto hacía pensar que algo había que cambiado y que incluso no había ninguna diferencia entre ellas o sus homólogas de Suecia o Reino Unido.

Para muchos, no dejaban de ser utilizadas como meros elementos de medidas cosméticas para vender la idea de una cierta occidentalización mientras sus regímenes políticos apenas se abren a conceder libertades a sus ciudadanos. La máxima representante de esta maniobra de imagen es Sheikha Mozah bint Nasser Al Missned, más conocida como la Jequesa de Qatar. La monarquía qatarí es de carácter absolutista y el Jeque es más bien el dueño de una empresa con forma de país. Nada es claro en un país donde la legislación en cuanto a los derechos humanos deja bastante que deseas.

La Princesa Soraya. 

Mozah saltó a los medios cuando Qatar se desvelaba como una potencia económica en plena crisis económica occidental. Mozah es una mujer enigmática, que jamás ha desvelado su edad y siempre cuida al milímetro su apariencia en los actos públicos. Los vestidos de Dior, Gaultier y Chanel, sus firmas fetiche. Eso sí siempre rematados pur un turbante para recordar sus orígenes. Su posición era privilegiada con respecto a las otras dos esposas del Jeque: Mariam bint Muhammad y Noora bint Khalid. De educación internacional dicen que usó sus armas de mujer para ser la cara visible de la monarquía en un momento que esta necesitaba europeizarse de cara al exterior mientras el resto de las esposas seguían tapadas con el velo y sin salir de palacio. Su obsesión por el arte hizo que uno de sus proyectos faraónicos fuera crear un Museo del Louvre en el desierto.

Tan pronto como llegó al mundo mediático desapareció. La opacidad propia de la Casa Real Qatarí hace que nadie sepa cuál ha sido el destino de Mozah tras la abdicación de su marido.

El casado ‘Haya de Jorania’.

Sin embargo, estás aparente apertura en las Casas Reales árabes ocultan terribles realidades. Recientemente, la huida de la Princesa Haya de Jordania. La cadena británica BBC fue la que anuncio que, aunque Haya había pedido asilo en Alemania, ha situado su residencia en Kensington Palace Gardens, una de las zonas más exclusivas de Londres. La casa en la que se hospeda la esposa del jeque está valorada en 94 millones de euros y fue comprada a un magnate ruso.

La Jequesa de Qatar. 

El medio británico también comentó que Haya siente miedo por su vida y por eso se ha refugiado en Europa. También se conoció que la princesa prepara una batalla legal con la que pretende divorciarse del gobernante árabe y obtener la custodia única de sus dos hijos, menores edad y fugados junto con su progenitora.

La princesa recibió apoyo de un diplomático alemán para la huida de su jaula de oro. Aunque inició el proceso en Alemania, Haya se siente cómoda en las islas británicas. Su familia jordana y ella tienen buena relación con Isabel II. Además, la esposa del emir de Dubái pasó su infancia en Londres, donde creció y estudió Ciencias Políticas.

La Princesa Haya y su marido, el emir de Dubai. 

Según fuentes de la diplomacia británica, Haya Bint Al-Hussein pidió asilo por “miedo a ser asesinada o llevada a la fuerza a Dubai”. Aunque difícilmente sea negado, el problema principal radica en la custodia de los dos hijos que tienen en común Mohammed y Haya, la jequesa Jalila y el jeque Zayed. La ley islámica establece que las madres no tienen patria potestad sobre los hijos, por tanto, la princesa se prepara para una larga y profunda batalla legal.

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