27 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

Los detalles de este rocambolesco episodio de la jet vuelven a la actualidad con la salida del libro promocional de Miguel Durán: 'Lo que hay que ver'

La verdadera historia de las polémicas fotos de Marta Chávarri y el terremoto que provocó en las altas finanzas

Marta Chavarri en la actualidad y portada de Interviu
Marta Chavarri en la actualidad y portada de Interviu
El abogado Miguel Durán junto con la periodista Esther Jaén han decidido lanzarse al mercado de los libros biográficos que tan buenos resultados da en ventas. Un adelanto del libro 'Lo que hay que ver' relata una de las historias más jugosas e históricas del libro. No en vano tiene como protagonistas a importantes nombres del mundo financiero y a Marta Chávarri, la que fue superestrella del papel couché a finales de los 80 y principios de los 90 mirando de tú a tú a Isabel Preysler.

El que fuera el más controvertido presidente de la ONCE narra un encuentro entre Antonio Asensio, dueño del Grupo Z, que editaba el semanario Interviú entre otros, y Alberto Cortina. Según Durán, Cortina intenta convencer a Asensio para que no se publique una comprometida foto de Marta que pasará a la historia por mostrarla sin ropa interior. Según Durán la foto fue usada para desestabilizar la fusión bancaria de la que resultaría Cartera Central y que enfrentaba a ‘los Albertos’ (Alberto Cortina y Alberto Alcócer) con Mario Conde.

Marta en sus años de esplendor.

Según relata Durán “Alberto Cortina se encontró en aquel desayuno del Palace con Antonio Asensio, que le explicó que tenía unas fotos y que le tenía que pedir un favor a cambio de no publicarlas. Esto es historia, pero historia sucia, de la que yo fui un modesto espectador. Después supe que las fotos de las que hablaba eran aquellas famosas instantáneas en las que se veía el pubis de Marta Chávarri, y el favor, que abandonasen la operación de asalto a la fusión del Banesto y del Banco Central”.

Tras esto, siempre según Durán, el presidente de la ONCE se ofreció a tener una reunión a tres con Cortina y Asensio que no se llevó a cabo y después convenció a Cortina de que cediera a las intenciones de Mario Conde quien, según él, estaba tras la publicación de las fotos. “Creo que aquella fue la única vez en mi vida que aconsejé ceder ante un chantaje, a una presión tan indigna. No sé si tenían un compromiso muy fuerte o no con Boyer [que entonces trabajaba para FCC], pero aquel fue mi consejo de todos modos. Miguel aseguraba desconocer qué otros movimientos pudieron hacer Cortina y sus aliados hasta que se publicaron las famosas fotos de Marta Chávarri y su dichosa entrepierna”, escribe Durán en su libro.

Según Durán, la foto de la entrepierna de la entonces Marquesa de Cubas acabó con la fusión, pero peca de mala memoria. No fueron estas fotos las que acabaron con la carrera empresarial, y los matrimonios, de ‘los Albertos’ en FCC sino las que publicó Diez Minutos dos semanas antes en las que se veía a la pareja saliendo de un hotel en Viena y evidenciando lo que la jet set madrileña ya sabía: que mantenían un romance.

La imagen publicada por 'Diez Minutos' que destapó el romance entre Marta Chávarri y Alberto Cortina. 

Las fotos de Marta sin bragas habían sido tomadas mucho antes y Asensio decide llevarlas a imprenta solo cuando se destapa el romance entre el financiero y la aristócrata y esta pasa a ser el centro de sus miradas. Esta es la verdadera historia de las dos portadas que trastocaron una serie de vidas de un puñado de notables del Reino y que ya relató elcierredigital.com hace unas semanas.

Las fotos que lo destapan todo

A finales de enero de 1989 la relación entre Cortina y Marta ya era casi pública. Toda España era consciente de la infidelidad de Cortina. Las fotos de la pareja saliendo furtivamente del hotel Palais Schwarzenberg de Viena, publicadas por la revista Diez Minutos, hicieron que la vida económica española se trastocase por completo. Para algunos ya para siempre.

Sin embargo, la historia de estas imágenes empezó unos meses antes y tiene visos de culebrón. El 13 de diciembre de 1988, la víspera de la primera huelga general de la democracia, los fotógrafos de EFE, Manolo Agustín, Paco Bartolomé (que acababa de fichar por ¡Hola! para incorporarse de inmediato) y Carlos Pesce, consiguen las fotos de la pareja saliendo de su nido de amor en los Apartamentos Galaxia, en la Ciudad Universitaria de Madrid, y visitados en la época por aquellas parejas que querían cometer una infidelidad sin ser descubiertos.

El chivatazo lo consiguió Paco Bartolomé gracias a que coincidía en el bingo con la sirvienta de Marta Chávarri, quien se fue de la lengua. Sin embargo, estas fotos nunca se publicarían. Dicen que Manolo Agustín supuestamente llegó a traicionar a sus compañeros y se las vendió al propio Cortina, que ya se enteró de que las fotos circulaban por las redacciones. Según algunas fuentes consultadas por elcierredigital.com, el financiero desembolsó 13 millones de pesetas de la época.

Había muchos intereses en juego. Y se ve ya la sombra alargada de algunos enemigos de "los Albertos", como Mario Conde o Javier de la Rosa. Esas fotos acabaron con la fusión de Cartera Central y, además, provocaron el divorcio posterior de los primos de las famosas hermanas Koplowitz, Las fotos consiguieron apartar a ‘Los Albertos’ del poder en la empresa que las hermanas Koplowitz heredaron de su padre Ernesto Koplowitz: Fomento de Construcciones y Contratas (FCC).

La mítica portada de Marta Chávarri en 'Interviú' que alberga el reportaje sin ropa interior. 

¿Hasta qué punto es cierto esto? Así fue. Rosa Villacastín en su libro El club de las "santas" (1993) habla de cómo las fotos de Diez Minutos provocaron un cambio drástico en las negociaciones de Cartera Central y que antes de llegar a la revista ya habían llegado a los miembros del Consejo de Administración de FCC por parte de un enemigo de los primos y no las de Interviú como sostiene Durán en su libro.

Jesús Locampos, entonces director de la publicación que sacó a luz las fotos, contó al autor de este reportaje hace años en el transcurso de una entrevista radiofónica cómo fueron las presiones que recibió: “Cortina intentó por varios intermediarios parar la edición de la revista; por otro lado, los fotógrafos estaban escocidos por el tema frustrado de sus fotos no publicadas en diciembre; y, muchos, no querían nada bueno para "los Albertos" y se chivaron del viaje a Viena”. Fue con este periodista histórico del corazón con el que el entorno de Cortina se reúne para frenar la publicación de estas fotos, no las de la entrepierna, sin éxito alguno.

El escándalo fue muy fructífero para los medios de comunicación. Logró que la prensa económica se diera la mano con la del corazón, que a partir de ese momento vivió un momento glorioso, su década dorada. Los miembros de la beautiful people quedaron desde entonces al descubierto, en un baile de parejas para regocijo del público lector: los banqueros se liaban con marquesas y los ministros con aprendices de vedettes. Sus historias ocupaban ya todas las portadas. La saga Koplowitz y sus secretos familiares llenaron muchas líneas, tanto como su conflictivo divorcio que acabó en armisticio amistoso en 1992.

En el caso de Marta Chávarri, su fantasía de ser la reina del papel couché se volvió en su contra. Pasó a ser escudriñada hasta en lo más íntimo y todo su pasado, real o supuesto, fue servido a la opinión pública. Incluso alguno, como Ricky Trujillo, Javier de Arcos o Pablo García-Trevijano, relataron sus supuestos romances con ella.

Pero aún todo lo peor estaba por llegar. Si la portada de Diez Minutos puso su vida patas arriba, la de Interviú la convirtió en carne de escándalo. Bajo el título ‘Lo nunca visto de Marta Chávarri’ la revista mostraba la joven cubierta con un jersey en fuerte tono anaranjado y con un collar de perlas de tres vueltas. Pero lo más llamativo era que la mostraba sin ropa interior. No la llevaba para no dejar la marca bajo el ceñido vestido. Pensaba que con los panties no era necesario, pero los potentes flashes de las cámaras iluminaron las zonas oscuras y dejaron al descubierto toda su pilosa intimidad.

Las imágenes habían sido tomadas meses antes, en la primera fiesta que se celebraba en Madrid a la vuelta del verano. Era en la discoteca Mau-Mau, en los bajos del Hotel Eurobuilding. Estaba "el todo Madrid", desde Carmen Martínez-Bordiú hasta el policía José Amedo, entonces implicado en el Caso GAL.

Las fotos en las que se podía ver el sexo de Marta Chávarri se vendieron en aquel tiempo por poco dinero. “En esa época las fotos explícitas de desnudos robados no vendían apenas nada. Todos teníamos imágenes así, porque todas las que no llevaban bragas sabían que nunca se iban a publicar. Poco antes de la de Marta le pasó lo mismo a Lita Trujillo. Todos decíamos que teníamos nuestros "coñitos" en referencia a las fotos que no se podían publicar”, asegura un veterano fotógrafo a elcierredigital.com.

Marta Chávarri en una imagen reciente. 

Interviú consiguió un nuevo récord de ventas, pero Marta Chávarri cambió desde entonces su relación con la prensa. Se volvió huraña y hasta pleiteó con todos los medios y periodistas del país. Una década después una sentencia ha convertido la mítica portada en irreproducible. Ningún medio puede recuperarla, aunque, es fácil de conseguir por internet, en esas páginas donde a uno le venden un boli por una cantidad exagerada con un ejemplar de Marta de regalo.

La que prometía ser una nueva Isabel Preysler dejó poco a poco de interesar a los medios, a los que ya no soportaba. Después, algunas portadas acapararon sus romances con Philipe Junot o con Jorge Juste. A finales de 1996, la rumorología volvió a su vida gracias a la publicación de un supuesto romance con Juan Abelló. Una carta de su tía Natalia Figueroa a los medios puso fin a la especulación.

Con el tiempo su aire dinámico y juvenil se fue marchitando y su rostro sufrió varios cambios, debido a problemas de salud y rocambolescos accidentes domésticos. Hoy vive tranquila y cada vez que puede se reúne con su hijo Álvaro, con el que tuvo cierto distanciamiento en los años centrales de sus escándalos.

Este periodista se la encontró hace dos años en la madrileña calle de Serrano, a la altura de la Puerta de Alcalá, camino de la radio en la que entonces trabajaba. Ella llevaba unos vaqueros y un chaleco de piel. Al cruzarnos se fijó en la grabadora que portaba con el logotipo de la emisora en cuestión. Abrió los ojos de forma casi teatral y procuró ni rozarme. Normal. El gato escaldado del agua huye. 

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