27 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

Cuando la cadena RIU entró en Punta Cana "no había carreteras, ni agua corriente, ni electricidad, ni teléfono"

Los grandes retos que los grupos hoteleros españoles deben superar en su expansión internacional

El grupo hotelero RIU ha tenido que superar muchos retos en su expansión
El grupo hotelero RIU ha tenido que superar muchos retos en su expansión
Punta Cana fue el hotel que ha supuesto el mayor reto técnico para el grupo hotelero Riu en su expansión internacional. "No había carreteras, ni agua corriente, ni electricidad, ni teléfono. Aprendimos a superar todos los obstáculos", recuerda Luis Riu, consejero delegado de Riu Hotels & Resorts.

España es una potencia turística y hotelera. Varios de los grandes grupos mundiales que lideran el alojamiento hotelero son de marca nacional. RIU es uno de ellos. Con hoteles en diversas ciudades de todo el mundo, sabe bien lo que es llegar a lugares donde todo está por hacer, donde todo es rudimentario y hay que salvar muchos escollos para poder crear un establecimiento de lujo.  

El hotel Riu en Punta Cana 

Luis Riu, consejero delegado de Riu Hotels & Resorts, reconoce, por ejemplo, que “el mayor reto que jamás hemos enfrentado fue el desarrollo en Punta Cana. No había carreteras, ni agua corriente, ni electricidad, ni teléfono… Allí aprendimos a superar todos esos obstáculos y carencias y cualquier proyecto posterior, cada uno con sus dificultades, lo hemos afrontado paso a paso. Nada ha sido ni será tan difícil como aquella primera experiencia en Punta Cana”.

Después ha habido muchas más, pero ninguna igualable a aquella. Y para afrontar ése y todos los retos que han venido después, Luis Riu ha contado siempre a su lado con su director de Servicios Técnicos, Ramón Arroyo, quien, “además de ser uno de los empleados más antiguos de la cadena, es el único que ha reportado directamente a las tres  generaciones Riu durante sus 45 años en la compañía.

Luis Riu y Ramón Arroyo.

La Dirección de Servicios Técnicos es un puesto esencial y de confianza,  Ramón Arroyo lidera un equipo de técnicos e ingenieros, responsables de las auditorías de hoteles, además de ayudar en reformas y aperturas. Su relación profesional comenzó en Canarias en 1984 cuando preparaban juntos la apertura del Riu Palmeras, su primer hotel fuera de Baleares. Para entonces Arroyo ya llevaba 20 años en la empresa, la mayoría de los cuales había trabajado mano a mano con Juan Riu. Desde su posición de técnico ha vivido en primera persona toda la historia de la cadena, además desde la propia “tripa” de los hoteles; “desde que éramos una pequeña empresa familiar en Playa de Palma hasta los grandes retos de la expansión internacional”.

Y así, proyecto a proyecto, como ha subrayado Luis Riu, “Ramón y yo hemos ido creciendo profesionalmente juntos. Nos entendemos con una mirada y mi confianza en él es absoluta, y eso es impagable”. Lo que más valora Arroyo de él, “y que ha sido común a todas las generaciones, es la claridad y la rapidez en la toma de decisiones, además de la cercanía, accesibilidad y confianza. Algo que, a pesar de lo que ha crecido Riu, no ha cambiado”.

Un equipo de técnicos e ingenieros liderado por Arroyo

A día de hoy Ramón Arroyo lidera un equipo de técnicos e ingenieros que son los responsables de las auditorías de los hoteles, además de ayudar en las obras de reforma y las aperturas. Su labor, en palabras del CEO de la cadena, “es esencial para el negocio. Entre sus responsabilidades, además de infinidad de pequeñas cosas, están que el hotel tenga agua corriente, que ésta pueda ser caliente para las duchas y fría para el aire acondicionado, que haya electricidad y que funcione el sistema de saneamiento. Que falle una sola de estas cosas supone que un hotel no pueda operar. Así de crucial es su trabajo”.

Luis Riu y Ramón Arroyo, revisando la planificación del trabajo en el hotel Riu La Mola, en Formentera, en el año 2010.

Con los 65 años ya cumplidos, Arroyo sin embargo asegura que “aguantará unos añitos más, porque le gusta lo que hace”. Aunque también admite que “he podido tener el trabajo que tengo gracias a mi mujer. A ver quién aguanta este ritmo de ausencias y viajes si no es alguien con el carácter necesario para tirar de la familia”. Para cuando llegue el momento de irse “cuenta con una muy buena cantera de técnicos muy alineados con la filosofía de trabajo en Riu”, pero su consejero delegado reconoce que “echaremos de menos su risa, sus canciones y su alegría”.

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