25 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

Son herederos de un empresario expropiado por Castro y denuncian a la cadena española por administrar dos hoteles en su antigua hacienda azucarera

La amenaza de Trump con la Ley Helms-Burton llega a España: descendientes de un potentado cubano piden diez millones a Meliá

Hotel Meliá en Cuba.
Hotel Meliá en Cuba.
Más de 100 descendientes de un potentado cubano, Rafael Sánchez Hill, han demandado el día 3 de junio a la cadena de hoteles Meliá. El grupo español se encarga de la administración de dos hoteles que pertenecen al grupo cubano Gaviota. La demanda se sustenta en el Artículo III de la controvertida Ley Helms-Burton que en Estados Unidos obliga a pagar indemnizaciones a empresas que cooperan con el Gobierno castrista. Este artículo, que tanto afecta a España, realmente no se aplicaba hasta Trump.

Una demanda contra dos hoteles Meliá en Cuba tiene visos de convertirse en un conflicto internacional. Más de 100 descendientes del fallecido empresario Rafael Sánchez Hill han interpuesto una demanda contra la empresa hotelera española Meliá. Les reclaman ni más ni menos que diez millones de euros en compensación por explotar unos terrenos expropiados por la Revolución castrista a Sánchez Hill.

Se tratan de dos hoteles, Paradisus Rio de Oro y Sol Rio y Luna Mares, cuya propiedad pertenece a la compañía cubana Grupo Gaviota, pero son explotados por la citada empresa española. Estos hoteles se erigen sobre un territorio que en su día fue un gran terreno azucarero de 485,6 kilómetros cuadrados localizada en Holguín, una ciudad al noroeste del país caribeño.

Los descendientes se han organizado en una corporación que lleva el nombre Central Santa Lucía, el mismo nombre que utilizó el fundador de la saga para bautizar su empresa azucarera en Cuba en 1857 cuando el país aún era territorio del estado español. Más de un siglo después, el Gobierno Revolucionario de Fidel Castro en 1960 en virtud de la Ley 890 del nuevo Gobierno establecido en Cuba que permitía la nacionalización de las grandes empresas industriales y comerciales expropió los terrenos. 

Esto fue algo habitual con la caída del régimen de Fulgencio Batista y el advenimiento del de Castro, que provocó que muchas familias de potentados cubanos huyeran rumbo a Florida (Estados Unidos) y otros países como España. De hecho, los descendientes de Sánchez Hill que han interpuesto la demanda se reparten entre España y Estados Unidos.

Donald Trump ha amenazado con aplicar la Ley Helms-Burton en toda su extensión. 

Los demandantes se apoyan en la Ley Helms-Burton que promulgó Estados Unidos en marzo de 1996 bajo el mandato de Bill Clinton y en cuyo Artículo III permite a los norteamericanos reclamar ante los tribunales las propiedades expropiadas en Cuba, lo cual afectaría a muchas empresas con operaciones en este país, sobre todo, en el sector hotelero.

España sería una de las más afectadas por esto debido a las grandes inversiones en el sector hotelero que empresas nacionales han realizado en el país centroamericano. De hecho, Meliá es un de las cabeceras principales. Se encarga de la gestión de 30 hoteles, seguido de cerca por Iberostar con 20. También Barceló ha penetrado tímidamente en la isla en los últimos años con tres hoteles.

Trump quiere aplicar la Ley en toda su extensión

La Ley Helms-Burton en su Artículo III nunca se aplicó de forma efectiva. Aunque oficialmente la Unión Europea respeta esta ley deja libertad a cada país para hacer negocios o no con el régimen cubano. España por vínculos históricos y culturales es el país con más intereses en la isla. El famoso Artículo III nunca se aplicó contra empresas, especialmente las españolas. Ni Clinton, ni Bush, ni Obama la pusieron en práctica, mientras las denuncias de exiliados se acumulaban en distintas cortes judiciales estadounidenses.

Ahora el paradigma ha cambiado con Donald Trump en la Casa Blanca. El actual presidente no se caracteriza por la sutiliza en la política internacional y sabe que, a pesar de sus actitudes racistas, tiene en la comunidad latina, siempre muy conservadora, uno de sus grandes caladeros de votos. Los exiliados cubanos en Miami (Florida) tradicionalmente se han decantado a la hora de votar por el Partido Republicano. Ahora Trump sabe que aplicar realmente el conflictivo Artículo III de la Ley Helms-Burton hará que su imagen se refuerce ante esta poderosa comunidad. De hecho, el pasado mes de abril el secretario de Estado, Mike Pompeo, anunció que el Gobierno estadounidense aplicaría la Ley en todos sus puntos.

El empresario Alfonso Fanjul. 

Sin embargo, los descendientes de Sánchez Hill no son especialmente conocidos entre los latinos estadounidenses ni se han manifestado políticamente hasta ahora. No pertenecen al círculo endogámico del anticastrismo en el que los mismos apellidos se repiten desde hace décadas en su lucha en la distancia contra la dictadura comunista que rige en Cuba desde 1959.

De la familia Sánchez Hill el miembro más popular es Tina Reyes Sánchez, cuya fama se debe a su matrimonio con el empresario Alfonso Fanjul. Fanjul, curiosamente, es íntimo amigo del matrimonio Clinton. De hecho, su rostro saltó a la prensa mundial por ser el tercer comunicante entre Bill y Mónica Lewinsky en un conversación telefónica cuando estalló el escándalo sexual protagonizada por ésta última y que hizo tambalear la administración Clinton. Durante la convulsa campaña electoral de 2016, Fanjul apoyó económicamente a Hillary Clinton y se manifestó sobre lo inapropiado de que los latinos apoyasen a Donald Trump. Ironías de la vida ahora, este polémico presidente está dispuesto a hacer efectiva parte de la Ley que aprobó Clinton para intentar asfixiar económicamente al régimen de Fidel Castro.  

Ahora más de 100 personas piden diez millones de euros al Grupo Meliá. De aceptarse esta indemnización esta sentencia sentaría jurisprudencia algo fundamental en el derecho americano. Sin embargo, hay quien opina que es más que probable que ambas partes lleguen a un acuerdo para evitar el juicio y que una buena cantidad de dinero puede hacer que la reivindicación política quede en agua de borrajas, a pesar del interés de Donald Trump.

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