Triana Martínez podría obtener permisos ordinarios
Triana Martínez, condenada a 20 años, cumple 9 y sigue sin permisos.
Triana Martínez y Montserrat González acabaron a tiros con la vida de la presidenta de la Diputación Provincial de León y del PP provincial, Isabel Carrasco el 12 de mayo de 2014. Montserrat fue condenada a 22 años tras admitir la autoría del crimen y Triana fue condenada a 20 años de prisión como cooperadora necesaria para cometer aquel asesinato hace ya casi diez años.
Ahora, tras nueve años y medio de cumplimiento de condena, Triana ha solicitado varios permisos ordinarios. La interna ha denunciado que la titular del Juzgado de vigilancia Penitenciaria le deniega la posibilidad de acceder a estos permisos pese a que tiene informes favorables que han sido emitidos por prisiones.
Como autora del crimen, Montserrat ingresó en primer momento en la prisión de Villahierro de León. Triana ingresó en el centro penitenciario de Villanubla, en Valladolid. Ambas, en sus respectivos centros, se ganaron mala fama debido a ciertos comportamientos que tuvieron con otros funcionarios y reclusos. Finalmente fueron trasladadas al centro penitenciario de Asturias.
Varias solicitudes denegadas
Tal y como señala elDiario.es, un informe del equipo multidisciplinar que integra la Junta de Tratamiento se ha posicionado, por unanimidad, a favor de conceder permisos ordinarios a Triana como una forma de incorporarse a la sociedad de forma paulatina. Cabe recordar que Triana se encuentra en segundo grado y que desde que cumplió la cuarta parte de la condena ha solicitado un total de 27 permisos.
Tal y como establece la ley, Triana puede solicitar estos permisos, ya que desde que fue trasladada a Asturias su comportamiento ha sido “ejemplar”, está clasificada en segundo grado y ha extinguido la cuarta parte de la condena. Pese a ello, la titular del juzgado de Vigilancia Penitenciaria indicó que no autorizaba el permiso porque no habrá cumplido la pena hasta el 1 de mayo de 2034 y “el tiempo de cumplimiento pendiente incide en relación a la preparación de la vida en libertad que se presenta aún lejana”; señalaba en un auto la Sección Tercera de la Audiencia Provincial.
Ante estos argumentos la letrada que representa a Triana ha señalado que seguirá adelante defendiendo la conveniencia de que Triana pueda disfrutar de permisos ordinarios para que se cumpla la finalidad última de la reinserción. El pasado 4 de septiembre, Triana envió un escrito a la fiscal superior de Asturias, María Esther Fernández, para denunciar los “agravios comparativos y el trato arbitrario” que, según expone, lleva sufriendo un año por parte de la Fiscalía de Vigilancia Penitenciaria.
Elcierredigital.com ha contactado con Joaquín Leyva, portavoz del sindicato de prisiones ACAIP-UGT, para conocer su opinión. Leyva confirma que “según establece la ley, si ha superado la cuarta parte de la condena entra dentro de los requisitos para acceder al permiso". Y añade que a ello se le suma estar "en segundo grado. Y desarrolla actividades dentro de las prisión y no cuenta con ningún parte disciplinario”.
“Habiendo ya cumplido con la cuarta parte de su condena se le deberían conceder estos permisos. En condiciones normales, la primera solicitud de permiso suele venir denegada, pero lo normal es que se lo hubiesen concedido en segunda instancia”, concluye Joaquín Leyva.
El crimen cometido por madre e hija
Montserrat González asesinó con un disparo por la espalda a Isabel Carrasco, a plena luz del día, cuando la presidenta de la Diputación de León se encontraba cruzando el puente que atraviesa el río Bernesga, camino de la sede del Partido Popular. Su hija Triana Martínez lo sabía y actuó como cómplice.
Madre e hija militaban en el Partido Popular (PP) de León; el mismo que presidía Isabel Carrasco. Triana llegó a presentarse en la lista de los 'populares' en las elecciones municipales de 2007 para el Ayuntamiento de Astorga, sin resultar elegida. La sentencia declaró probado que el crimen fue planificado por madre e hija. Como principal móvil se hablaba de una venganza por el odio que sentían hacia la víctima por haber apartado a Triana Martínez de la Diputación leonesa.
La esposa de Pedro Martínez, inspector jefe al frente de la comisaría de Policía Nacional de Astorga, no se arrepintió del crimen y definió el asesinato de Isabel como un “acto de justicia”. El informe psiquiátrico expuesto durante el juicio fue implacable, la describía como “dominante, dogmática, con tendencia a la manipulación y escasa capacidad para empatizar fuera de su círculo familiar más íntimo”.
A su hija Triana los forenses la describieron como una mujer “muy inteligente, con un elevado concepto de sí misma”. El psiquiatra que aportó su defensa añadió que sufría una “dependencia no normal de la madre" y un "trastorno de dependencia leve de la personalidad”. Ella tiene carácter y lo demostró en los continuos problemas que tuvo con otras reclusas de la cárcel de Mansilla de las Mulas. Incluso los funcionarios recibieron cartas de queja de sus compañeras, por lo que fue trasladada a la prisión de Valladolid en junio de 2016.
El caso de Raquel Gago
Raquel Gago era policía local en León y amiga de Triana Martínez. La Audiencia la condenó a cinco años de cárcel por encubrir el crimen de Isabel Carrasco y guardar 24 horas el revólver con el que la mató la madre de Triana. Sin embargo, el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León primero, y el Supremo después, consideraron que era cómplice, por lo que la condenaron a 14 años a pesar de que ella siempre sostuvo que no tuvo nada que ver con el crimen. Los forenses dijeron que era una persona “fría, que controla sus emociones y conducta en general” y que “quiso retrasar la realidad pero lo hizo conscientemente”.
Tras ingresar en prisión se encargó de separarse de Triana, la amiga por la que arruinó su vida y su carrera, pidiendo el cambio de cárcel, de Mansilla de las Mulas a Alcalá de Henares, un centro de mujeres tranquilo en el que no ha tenido ni una sanción. El pasado día 20 se le autorizó la progresión de grado y en breve solo tendrá que acudir a dormir a prisión, en concreto a un centro de inserción social madrileño.
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