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Hombre con gorra roja que dice "Chicago" en letras negras, sentado en un sofá rojo.
SUCESOS

Ramón Santiago, asesino de Sandra Palo, es ahora rapero 'Zuni'.

María del Mar Bermúdez, madre de la víctima de 2003, pide en Change.org cambiar la Ley del Menor.

El programa Viva la Vida de Telecinco ha contado en exclusiva que la ocupación de uno de los cuatro asesinos de  Sandra Palo  (entre ellos, tres menores) es ser cantante de rap. El brutal asesinato de la joven fue uno de los sucesos que más impactó a la sociedad española en el año 2003. 

Se trata de  Ramón Santiago Jiménez, que tenía 16 años cuando participó en la violación y asesinato de la joven de Getafe. Ramón, al que se conocía como uno de los Ramoncines, vive ahora en el sur de Madrid, está casado y es padre de dos hijos. 

Como cantante de rap tiene relativo éxito. Se presenta bajo el nombre artístico de Zuni y en sus letras apela a la violencia con frases tales como "si no te mato con la pala, te mato con la culata".

ZUNI - MACHACA

Ramón, que estuvo en prisión hasta 2011 por el brutal crimen, concedió unas palabras al magazine de Telecinco sobre el caso de Sandra Palo: "Por supuesto, que me arrepiento, claro… Me arrepiento y eso cada día es una cosa que jamás se me va a olvidar de mi cabeza porque lo tengo ahí… No es una cosa que digas que se te va a olvidar mañana. Eso es para toda la vida. Por supuesto que me arrepiento".

"Era un niño de 15 años que estaba por ahí, por la calle, drogándose todo el día, fumando base. Era una locura, no era ni persona, de verdad", se ha justificado el hoy cantante. 

La lucha de María del Mar Bermúdez 

En el programa vespertino Viva la vida asistía como invitada María del Mar Bermúdez, madre de Sandra. María del Mar escuchó la entrevista de uno de los asesinos de su hija y consiguió, una vez más, que los espectadores empatizasen con ella, con su historia y con la lucha que lleva a cabo desde que le arrebataron la vida de su hija de forma salvaje e inhumana. 

"Me da igual si él puede o no vivir u olvidar lo que pasó, yo no puedo porque el asesinato de mi hija fue el más cruel de la historia, le hicieron todo lo peor que se le puede hacer a un ser humano, la violaron, la atropellaron, la quemaron viva, no me vale lo que está diciendo porque mi corazón está roto, lo que le hicieron a Sandra no lo hacen ni los animales", aseguraba la madre de la víctima. 

Mujer con gafas rojas y cabello rizado rubio.
María del Mar Bermúdez. | El Cierre Digital

Desde hace años María del Mar Bermúdez lucha por el cambio de la Ley de Enjuiciamiento Criminal del Menor, por la que se juzgó a tres de los cuatro asesinos. Bermúdez tiene abierta una petición en en change.org para recabar las firmas suficientes que le permitan solicitar la modificación de la ley. El fracaso de la reinserción en algunos casos, ha tenido en el crimen de su hija un ejemplo paradigmático.  'El Rafita', tristemente célebre por ese asesinato, ha encadenado una vida de delincuencia que llega hasta hoy. 

Un crimen que impactó al país 

El asesinato de  Sandra Palo cumplió en mayo su decimoctavo aniversario. La joven de la localidad madrileña de Getafe desapareció en la madrugada del 17 de mayo de 2003 cuando regresaba de tomar algo con unos compañeros de un taller ocupacional al que solía acudir.

La secuestraron a punta de navaja cuando esperaba el autobús junto a un amigo, en Madrid. Cuatro jóvenes, el mayor de 18 años, dos de 16 y uno de 14, la banda del chupete se hacían llamar, la violaron por turnos en un descampado. Cuando terminaron, mientras Sandra trataba de vestirse y huir, decidieron matarla para que no los pudiera delatar. Al volante de un Citroën ZX robado pocas horas antes en Alcorcón, atropellaron a la joven, empotrándola contra un muro. La muchacha cayó al suelo y pasaron por encima de su cuerpo, marcha adelante y marcha atrás, en reiteradas ocasiones, al menos diez veces, recordaron los asesinos.

Una persona con cabello rubio corto y una gran sonrisa, usando una camisa clara y aretes de aro, con un fondo azul claro.
Sandra Palo. | El Cierre Digital

Después, decidieron quemarla para destruir cualquier huella que les pudiera incriminar. Se dirigieron los cuatro hasta una estación de servicio y allí compraron un euro de gasolina en una botella de plástico. Regresaron y pese a ver que Sandra seguía viva y movía los brazos despacio, la rociaron de combustible y la prendieron fuego. La autopsia determinó que a la joven, “la niña” como siempre la llamaba su madre, la quemaron viva.

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