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Fachada principal del Hospital Donostia con letreros en azul y personas entrando al edificio
SUCESOS

Qué esconde la muerte de un joven que entró con una luxación en un hospital de Donosti

Los padres del joven de 25 años denuncian una negligencia del hospital de Donosti tras fallecer este a los pocos días

El joven de 25 años Vinicio Portillo Sorto falleció el pasado mes de agosto tras una luxación de codo mal atendida en el hospital de San Sebastián. Así lo ha asegurado su madre, Geysell Sorto, a elcierredigital.com, que ha decidido interponer una denuncia por la vía penal por negligencia médica. Vinicio falleció tras once días acudiendo varias veces a los servicios médicos por el empeoramiento de su lesión.

“Voy a pelear por justicia para mi hijo, tengo claro que no me lo van a devolver, pero estas cosas se podrían evitar. Quien no vive esto no sabe lo que es morir en vida, y yo estoy muerta en vida. No es posible que tú acudas con toda la confianza del mundo a un médico y te diga que no tienes nada. No te evalúa porque no le dio la gana”, sostiene Geysell.

La madre de Vinicio se encuentra actualmente en espera de la celebración del juicio  contra los médicos que atendieron a su hijo. Geysell Sorto asegura que el informe médico de la forense  avala la versión de la familia y señala la supuesta negligencia del personal sanitario. 

Una reportera entrevista a una mujer que lleva una camiseta negra con la palabra justicia impresa, ambas están en un lugar cerrado con ventanas y carteles al fondo, y en la parte inferior de la imagen aparece un titular sobre la muerte de un hijo.
Geysell Sorto en ‘Y ahora Sonsóles’ | Y ahora Sonsoles

Dos días antes de su fallecimiento, a Vinicio le habían detectado la bacteria de streptococcus pyogenes. Geysell aseguró al plató de ‘Y ahora Sonsoles’ que su hijo había muerto por una “enfermedad bacteriana”, que le causó una parada cardiorrespiratoria. Vinicio llevaba once días  sufriendo de una luxación de codo que le iba produciendo síntomas cada vez peores.

Los hechos ocurridos

Vinicio Portillo Sorto, de 25 años, vivía en la ciudad de San Sebastián. Su madre cuenta que una noche, saliendo de trabajar, lo asaltaron y golperaron dos personas, haciéndole caer al suelo. Este incidente le produjo una luxación en el codo izquierdo, motivo por el que fue trasladado el 10 de agosto de 2024 al Hospital Universitario de San Sebastián.

Geysell Sorto asegura que en el hospital “no le hicieron absolutamente nada, solo ponerle una férula y que se tomara un paracetamol”. “Él sigue presentando síntomas, diciendo que siente que dentro del codo se le mueve algo y que le duele mucho”, prosigue.

Cuatro días más tarde, Vinicio acude al ambulatorio, pero le niegan la asistencia porque “no es una atención primaria”. Según su madre, en el hospital le atiende un médico que le vuelve a decir “que no tiene nada y que siga tomando paracetamol”. 

Geysell cuenta que la situación empeoró el día 15: “Mi hijo deja de comer y de ingerir líquidos porque le causan vómitos”. También señala que Vinicio presentaba unas úlceras  “sanguinolentas”. 

Tres días más tarde, a través de una biopsia, se detecta la presencia de la bacteria streptococcus pyogenes. Sin embargo, no lo llegan a ingresar “porque no procede al tratarse de una luxación de codo”, según su madre. “A una doctora se le ocurrió extraer la sangre de las úlceras, pero no hace pruebas”, prosigue.

Al día siguiente, el 19 de agosto, vuelve a presentarse en el hospital, sin obtener una solución. “No le hacen una resonancia, le dicen que no pasa nada”, asegura Geysell.

Sin embargo, la madre cuenta que el día 20 su hijo deja de caminar y pierde la conciencia. Al pedir una ambulancia, se la denegaron y tuvieron que trasladarse al hospital en taxi, según Geysell. Esa noche, Vinicio es ingresado en el hospital de San Sebastián.

“A las 3 de la mañana dicen que es grave, que hay que intervenir de manera urgente, en principio cortarle el brazo”, cuenta su madre. Finalmente, Vinicio falleció a las 6 de la mañana de esa noche. “No tenían un médico especialista, había uno universitario y no se le brindó ayuda”, añade.

Geysell reside en un pueblo de Toledo y no le fue posible llegar a tiempo para despedirse. Ahora, ha interpuesto una denuncia por negligencia y sostiene que le ampara el informe forense. El caso se encuentra a la espera de la celebración del juicio.

Geysell recuerda a su hijo como su “complemento; verle a él era como ver mi retrato”. “Amaba la vida, siempre estaba dispuesto a ayudar y tenía un corazón de oro”, describe.

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