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Una excavadora moviendo una gran cantidad de basura en un vertedero.
SUCESOS

Piden prisión permanente revisable para la joven que arrojó a su bebé a la basura.

La mujer será juzgada por asesinar a su hijo recién nacido, hallado muerto en un vertedero en 2012.

Según el relato del fiscal, “la madrugada del 12 de mayo de 2012 la acusada dio a luz en su domicilio del barrio madrileño de Vallecas a una niña viva, y con la intención de acabar con su vida, siendo consciente de que la bebé carecía de cualquier posibilidad de defensa, le produjo un mecanismo de  asfixia en el cuello y le propinó fuertes golpes en la cabeza que le provocaron la muerte”.

Así arranca el relato de la acusación pública con la joven Mayra, fueron los primeros pasos de un presunto crimen que se descubrió gracias a un empleado del vertedero de Valdemingómez y del tesón de la policía que, ocho años después, conseguiría detener a la supuesta responsable del asesinato.

Una empleada del vertedero de Valdemingómez halló el cadáver del bebé

Mayra arrojó horas después el cadáver de su bebé a un contenedor de basura y diez días después, Juana, una trabajadora del vertedero de Valdemingómez halló el pequeño cuerpo en una de las cintas transportadoras de residuos.

Los policías del grupo VI de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Madrid que se desplazaron al basurero pronto descubrieron que la bebé presentaba a simple vista signos compatibles con una muerte violenta y que la investigación no iba a ser fácil.

Era un martes por la mañana y, por lo tanto, el cuerpo de la bebé podría haber llegado al vertedero como parte de la basura recogida de hasta una semana antes. No erraban mucho, pero a pesar de revisar cada hospital madrileño y cada servicio de urgencias buscando algún parto que encajara en ese periodo de tiempo, no consiguieron encontrar nada.

La autopsia si arrojó más datos. Según los forenses, la niña sin nombre nació viva pero murió a causa de un traumatismo craneoencefálico por los fuertes golpes que le dieron.

La resolución del caso tardó nueve años en llegar

Aunque tuvieron que pasar nueve años hasta que la policía halló una pista sobre el caso, la prueba fue definitiva. Sucedió en 2020, durante los momentos más duros de la pandemia, cuando la Policía Científica aprovechaba la bajada contundente de la delincuencia en Madrid para revisar viejos casos sin resolver. Así, cuando los agentes cruzaron los ADN de casos recientes con otros de casos sin resolver, saltó la coincidencia. La genética descubrió que la bebé de Valdemingómez era hija de un vecino de Madrid. Consiguieron encontrarle en 2021. Faltaba la madre.

Los policías comenzaron a seguir los pasos del padre hasta que descubrieron su domicilio y que vivía con una mujer de 30 años con la que tenía dos hijas en común que habían nacido en 2011 y 2016. Lo sospechoso es que la segunda de ellas había nacido en su domicilio y sin asistencia de ninguna matrona. Eso llevó a pensar a los policías que perfectamente en medio de las dos hermanas la madre pudo tener otra hija en su casa, la bebé de Valdemingómez.

La mujer se derrumbó en comisaría en el primer interrogatorio. Ahí contó a los policías que en 2012, mientras finalizaba su embarazo, decidió abortar angustiada por la situación extrema de precariedad por la que pasaba, con una mala relación con su pareja y amenazada de desahucio por no tener dinero ni para pagar el alquiler. Así, contó que dio a luz a una niña ya fallecida, y tras pasar unas horas de espera angustiada y al ver que la bebé no reaccionaba, se deshizo del cuerpo en un contenedor de basura. Días después la mujer repitió ante el juez instructor la misma versión. Su marido ni siquiera convivía con ella esos días, según las declaraciones de ambos.

Mayra está en prisión permanente revisable desde 2021 y en breve se enfrentará a un tribunal popular y a una pena de Prisión Permanente Revisable. Es la ciencia la que la ha sentado en el banquillo, además del trabajo policial. Los informes de los forenses del juzgado insisten en que la niña estaba viva cuando nació, que sus pequeños pulmones estaban en funcionamiento cuando murió presuntamente asesinada por su madre.

El informe que acaba de entregar la defensa sostiene lo contrario, que la niña nació muerta y las lesiones que presentaba el cadáver fueron fruto de su traslado en los camiones que acabaron depositándolo en el vertedero. Lo tendrá que decidir un tribunal popular y la elección de ese jurado influirá de forma determinante en el desenlace del caso. Un caso muy similar al que actualmente se juzga en la Audiencia Provincial de Tarragona, solo que en el caso de Cataluña no hay exámenes forenses que apunten de forma tan directa a la acusada, ya que el cadáver de la bebé no se encontró jamás.

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