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Un hombre con traje oscuro y camisa blanca, con una bufanda alrededor del cuello, está de pie con los brazos cruzados frente a un cartel informativo en una plaza urbana.
SUCESOS

Piden justicia por la muerte de un gitano en un penal portugués

Antonio Martín denuncia la "vulneración de los derechos del Pueblo gitano en cárceles europeas".

Miguel Cesteiro era un portugués de 53 años, de etnia gitana, al que encontraron muerto el pasado 10 de enero en su celda. Los hechos ocurrieron en la prisión de Alcoentre, una pequeña población que pertenece al Concelho de Azambuja, en el distrito de Lisboa, en Portugal. Sus familiares y amigos han protagonizado distintas concentraciones frente al centro penitenciario, denunciando la muerte violenta del hombre.

Según algunos reclusos, un guardia de la cárcel habría accedido a la celda de Miguel sobre las dos de la madrugada y, posteriormente, se oyeron gritos y lamentos del hombre, como si le estuvieran propinando una paliza. Los reclusos dicen que de repente se hizo el silencio y entonces, el funcionario de prisión salió del habitáculo. A la mañana siguiente, el cuerpo sin vida de Miguel descansaba en su celda, con signos de violencia.

La familia de Miguel Cesteiro pidió entonces ayuda a Antonio Martín, cabo primero de la Guardia Civil en Marbella, Málaga, también gitano y comprometido con la lucha por los derechos del Pueblo gitano: “Me piden ayuda para que apoye la investigación que se debe llevar a término al efecto de que se realicen todo tipo de gestiones tendentes al esclarecimiento total de los hechos, pero que se haga de una manera limpia y transparente y que nuestros abogados tengan acceso a esas diligencias”.

La autopsia, una incógnita

 “Por lo que me comentan, se oye cómo vienen los funcionarios, abren la celda, se escuchan unos gritos desgarradores, se oye cómo están golpeando, y después de los gritos de Miguel se hace el silencio y abandonan la celda. A la mañana siguiente, amanece muerto”, cuenta Antonio Martín, que conoce el relato de los familiares del fallecido y ha tenido acceso a las fotografías de la autopsia.

Joel Cesteiro, hijo del fallecido, publicaba en sus redes sociales que las autoridades portuguesas, pese a negar las lesiones y signos de violencia en el cuerpo de Miguel, aún no le han comunicado la causa de la muertede su padre y se han negado a facilitarle la autopsia: “Dicen que no muestra lesiones, ¿por qué murió entonces? ¿Cómo es que estaba lleno de marcas y hematomas?”. El cabo de la Guardia Civil comenta que “además de negarse a revelar los datos de la autopsia, no quieren tener ningún tipo de comunicación con los familiares directos”.

Un hombre sostiene un cartel que dice
Joel Cesteiro, hijo del fallecido, pidiendo justicia ante la prisión de Alcoentre. | El Cierre Digital

Antonio Martín tiene claro que “hay que conocer en qué condiciones ha muerto, qué ha ocurrido, qué lesiones presenta la autopsia y si las lesiones son compatibles con la muerte. Y si fuera necesario realizar otra autopsia, pues que se haga”. Advierte, además, de que defenderá los derechos del pueblo gitano “con uñas y dientes”, y que llegará hasta el final de la cuestión: “Si las autoridades portuguesas no nos dan esas facilidades, recurriremos en Estrasburgo, en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos mediante nuestros abogados”.

No están solos

“Queremos dejar claro que no están solos, que nos tienen a nosotros aquí, a la Hermandad Gitana y a la Sociedad Civil Gitana, las dos organizaciones que yo represento, y vamos a luchar con uñas y dientes para descubrir todo lo que haya ocurrido”, afirma Antonio Martín, quien añade que, según ha podido conocer, “en Portugal no existen movimientos como el que yo llevo aquí en España, que lucho por los derechos del pueblo gitano. Allí no existe este tipo de movimiento, o por lo menos no es tan fuerte”.

Un guardia civil y un hombre mayor con sombrero y bufanda rosa conversan sentados en un banco al aire libre.
Antonio Martín. | El Cierre Digital

El miembro de la Benemérita cuenta a elcierredigital.com que los movimientos que representa no cuentan con ningún tipo de ayuda, ni por parte de España ni a nivel europeo: “Nos juntamos varios gitanos, ponemos un fondo y salimos para donde haga falta, tanto de España como del resto del mundo”. Antonio Martín tiene claro que “lo primero es salvaguardar los derechos de los gitanos y luchar por ellos”, y tiende la mano al pueblo gitano de Portugal: “Hermanos portugueses, no estáis solos”.

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