Desaparición niñas Aguilar de Campoo
Carmen Balfagón expresa su satisfacción por la búsqueda continua de Virginia y Manuela, desaparecidas en 1992.
La investigación de la extraña desaparición de Virginia Guerrero y Manuela Torres (de 14 y 13 años), dos niñas de Aguilar de Campoo (Palencia) a las que se les perdió la pista en Reinosa (Cantabria) en abril de 1992, continuará bajo secreto de sumario. El Juzgado de Instrucción número 2 de Cervera de Pisuerga lo ha prorrogado nuevamente, en esta causa que se reabrió durante el verano de 2021, casi tres décadas después de los hechos.
"Estamos muy satisfechos de que se haya prorrogado el quinto mes del secreto sumarial porque estamos convencidos de que el resultado de las investigaciones nos van a acercar a lo que pasó con Virginia y Manuela". Así expresaba su satisfacción a elcierredigital.com el Despacho Criminológico Jurídico Balfagón & Chippirrás, que representan como letrado a las familias de las desaparecidas.
La reapertura del caso, después de casi 30 años, se gestó a raíz de la aparición en televisión de la criminóloga Carmen Balfagón, quien hizo una reconstrucción de la historia de las niñas. Una espectadora de Viva la Vida, programa en el que se emitió, se puso en contacto con la cadena al advertir que había vivido una situación muy similar a la de Virginia y Manuela durante su adolescencia. Un año antes de que las niñas de Aguilar desaparecieran, esta mujer y una amiga, entonces menores de edad, volvían de Reinosa haciendo autostop cuando un coche, un Seat 127 blanco, paró, recogió a ambas chicas y pegó un volantazo para tomar la dirección opuesta.
Después de contactar con el programa de televisión, la mujer prestó declaración ante la Guardia Civil, permitiendo la apertura de una nueva línea de investigación en el caso de Virginia y Manuela. La única diferencia entre estas jóvenes y las niñas de Aguilar es que las primeras consiguieron escapar tras un forcejeo con el agresor que provocó que el vehículo se saliera de la carretera, momento en que aprovecharon para salir y huir.
Esta denuncia llegó al Juzgado de Cervera del Pisuerga, consiguiendo reabrir el caso que el próximo mes cumplirá cinco bajo secreto de sumario. Fuentes próximas al caso confirmaban anteriormente a elcierredigital.com que el conductor del vehículo ya fue identificado. Se trataría de un hombre residente en un pueblo del norte de España, apenas a 30 kilómetros de Reinosa, el lugar donde Manuela y Virginia fueron vistas por última vez subiéndose a un Seat 127, con matrícula de Valladolid.
Como letrada de las familias, Carmen Balfagón explica a elcierredigital.com que, a partir de esta nueva prórroga en el secreto de sumario, "estamos esperanzados de se pueda concluir lo que pasó con Virginia y Manuela, pues esta nueva noticia significa que la Guardia Civil está haciendo un trabajo de gran calado para llegar al resultado de las investigaciones". Por otro lado, Balfagón aclara: "Lo que queremos saber es qué pasó con las niñas".
Según concluye el Despacho Criminológico Jurídico Balfagón & Chippirrás en declaraciones a elcierredigital.com, "no queremos romper el secreto de sumario, porque entendemos que esto es algo positivo para la investigación y que la espera a las pesquisas de la Guardia Civil merecerá la pena".
Una misteriosa desaparición
Virginia, de 14 años, y Manuela, de 13, dos amigas inseparables de Aguilar de Campoo, en Palencia, desaparecieron bien entrada la noche del 23 al 24 de abril, como relató elcierredigital.com.
Ambas jóvenes habían ido a divertirse a una discoteca de Reinosa, en Cantabria, a unos 30 kilómetros de Aguilar de Campoo. No se sabe cómo llegaron hasta allí, porque a sus familias les dijeron que irían a una fiesta de cumpleaños en su pueblo. Sin embargo, varios testigos las identificaron en la discoteca Cocos y en una zona de bares de la citada localidad cántabra. Sí se sabe que las dos niñas decidieron volver a sus casas haciendo autostop, una práctica más que habitual en la época, y algunas personas aseguraron entonces que las dos chicas se subieron a un coche blanco, un Seat 127, frente a la fábrica de galletas Cuétara de Reinosa.
Las líneas de investigación iniciales
La investigación se realizó con los rudimentarios métodos de la época. No había móviles, ni cámaras, y en las comisarías y cuarteles de toda España se repetía aquel mantra de que había que esperar 24 o 48 horas para comenzar a buscar a alguien. Un protocolo que, afortunadamente, ha cambiado con el paso de los años al considerarse las primeras horas como fundamentales para la búsqueda.
Aún así, las fotos de Virginia y Manuela empapelaron la zona y las provincias limítrofes, y el programa de televisión ¿Quién sabe dónde?, recién estrenado, dedicó muchas de sus emisiones a analizar este caso. Comenzaron a llegar las llamadas, algunas aportando pistas, otras, de auténticos desalmados, intentando burlarse de una situación desgarradora.
Se investigaron todos y cada uno de los posibles rastros, incluso clubes de alterne en las provincias de Palencia y Burgos, donde algunas personas situaban a las niñas. También fueron supuestamente avistadas en Cádiz, Madrid o Asturias. Se hicieron gestiones en Málaga, donde el padre de Manuela tenía cierto arraigo, y en Francia, donde vivía cuando desapareció su hija, pero no se encontró nada.
Tras estallar el caso de las niñas de Alcàsser, se alejó el foco de la desaparición de las jóvenes de Aguilar de Campoo.
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