El monstruo de Amstetten es trasladado a una cárcel común: 'Es un ser perverso'
Josef Fritzl, decidió encerrar a su hija de 18 años en el sótano de la vivienda familiar donde abusó sexualmente de ella
En 2009 Josef Fritzl, conocido como el 'monstruo de Amstetten', fue condenado en Austria a cadena perpetua tras haber encerrado a su hija Elisabeth durante 24 años en su sótano. Durante ese periodo, Fritzl violó sistemáticamente a su hija y tuvo un total de siete hijos, aunque uno de ellos falleció al poco de nacer. Fritzl fue considerado culpable de homicidio, incesto, violación, privación de libertad, esclavitud y coacción con agravante.
No obstante, el 'monstruo de Amstetten' ingresó en un centro para delincuentes con problemas mentales debido a que su abogado, Rudolf Mayor, lo solicitó, dado que expuso que su cliente tenía problemas mentales y que, por ello, no podía entrar a la cárcel. Ahora, 15 años después del ingreso de Fritzl, sus abogados habían solicitado una revisión de sus condiciones a causa de su estado de salud y su avanzada edad. Concretamente, su defensa había solicitado su puesta en libertad.
Este 14 de mayo se ha conocido la resolución de la justicia austriaca, que ha descartado por “razones preventivas especiales” la puesta en libertad del monstruo de Amstetten, haciendo alusión a su "energía criminal sin precedentes". Actualmente Josef Fritzl tiene 89 años y se encuentra con un avanzado cuadro de demencia, por lo que el tribunal de Krems ha decidido que el delincuente siga cumpliendo la pena de cadena perpetua en una prisión regular debido a que no existe riesgo de que cometa delitos graves ya que lo consideran no peligroso.
Mientras tanto, Elisabeth y sus seis hijos de entre 15 y 29 años han cambiado de apellido y viven en una pequeña localidad rural austriaca alejada de Amstetten bajo importantes medidas de seguridad. El hogar en el que viven está en todo momento vigilado por la policía austríaca y agentes de seguridad privada para evitar que extraños se aproximen. Todos ellos siguen bajo tratamiento psicológico intentando adaptarse a la sociedad, ya que el daño causado por Fritzl es prácticamente irreparable. Desde 2009 Elisabeth mantiene una relación amorosa con un guardaespaldas, de nombre Thomas Wagner, al que conoció cuando le asignaron su escolta.
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Expertos en psicología consultados por elcierredigital.com señalan que “se demostró que no padecía ningún trastorno mental, por lo que siempre debió de permanecer en prisión y no en un centro de salud mental.Sus hechos son dignos de una mente perversa, no enferma. Se trata de una mente maquiavélica, psicópata y narcisista, pero en ningún momento enferma”.
El infierno vivido por Elisabeth y sus hijos
Todo se remonta a 1984, año en el que Fritzl decidió encerrar a su hija en el sótano insonorizado de la vivienda familiar, en la que también vivían su esposa y otros seis hijos. Previamente, en 1967, ya había sido condenado por una violación. El delincuente se dedicó durante años a preparar a conciencia la prisión subterránea en la que iba a encerrar a su hija. Ese año Elisabeth ‘desapareció’ después de que su padre la encerrase en el sótano tras dejarla inconsciente con un trapo que contenía éter.
Cuando encerró a su hija, Josef Fritzl había obligado a Elisabeth a escribir una carta donde decía que se marchaba del hogar por su propia voluntad y que estaba a salvo. Y hacía hincapié en que no fuera buscada. La familia de Elisabeth creyó que se había escapado para unirse a una secta.
Hasta que pasó casi un año, Fritzl retuvo a Elisabeth atándola de manos y pies para evitar que se escapara. Durante el cautiverio, Fritzl visitaba a Elisabeth unas tres veces a la semana y le llevaba comida y, a veces, flores. No obstante, había ocasiones en las que viajaba al extranjero y la joven se quedaba abandonada en el sótano sin luz, rodeada de excrementos y comida podrida.
El 'monstruo de Amstetten' empleó la violencia sexual como herramienta para dominar a la joven y tenerla sometida. De las constantes violaciones nacieron siete hijos, pero uno murió a los tres días de nacer. El pederasta seleccionó a los más débiles y ruidosos para sacarlos del sótano. Fritzl fingió que los tres niños habían aparecido en la puerta de su casa abandonados por Elisabeth. Mientras, los otros tres y Elisabeth siguieron encerrados en el sótano hasta 2008.
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Fue en 2008 cuando se destaparon los terribles hechos cometidos por Fritzl. Una joven de 19 años ingresó en un hospital en Amstetten en grave estado de salud. La joven ingresada era la primera de los siete hijos que nacieron fruto de las continuas agresiones sexuales de Fritzl a Elisabeth. Los médicos encontraron una nota de auxilio en uno de los bolsillos de la joven. Al comprobar que la chica ingresada no tenía historial médico pidieron hablar con la madre de la joven, pero Fritzl se negó y llamaron a la policía. Tras acudir a casa de Fritzl, descubrieron a Elisabeth en el sótano junto a tres de sus hijos.
Elisabeth explicó a las autoridades que nunca se rebeló ni trató de escapar porque su padre la amenazó con llenar el sótano de gas si creaba problemas. En el juicio el monstruo de Amstetten afirmó que violar a su hija se convirtió en una adicción. Ya en prisión, tras haber confesado sus crímenes, Fritzl escribió un libro en el que detallaba cómo pasó desapercibido durante tanto tiempo. Supuestamente la mujer de Fritzl desconocía lo que ocurría en su sótano. En 2012 el monstruo de Amstetten se habría divorciado de ella después de que se negara a visitarlo en prisión.
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