Los peores asesinos en serie (III): 'El mataviejas' y su museo de los horrores
José Antonio Rodríguez Vega asesinó y violó a más de 16 mujeres de avanzada edad en Santander entre 1987 y 1988
En esta tercera entrega de los peores asesinos en serie abordaremos el caso de José Antonio Rodríguez Vega, apodado el Mataviejas. Este individuo pasó a la historia de la crónica negra española del siglo XX.
Entre febrero de 1987 y abril de 1988 (14 meses) violó y asesinó a un total de 16 mujeres de edad avanzada, de entre 60 y 90 años. Él consideraba que los terribles actos que cometía estaban justificados por las acciones del resto del mundo.
Alejado de los impulsos, se trataba de un asesino extremadamente meticuloso. Observaba y vigilaba a sus potenciales víctimas para ser lo más cuidadoso posible. Siempre elegía a mujeres mayores que vivían solas.
El Mataviejas estudiaba las rutinas de sus objetivos. Sabía cuáles eran las horas idóneas para iniciar sus ataques con un riesgo mínimo de ser descubierto. Conocía quiénes las visitaban y a qué hora, tenía todo calculado.
Finalmente, el 19 de mayo de 1988 fue detenido y confesó los asesinatos. Tras registrar su casa, la policía encontró un ‘museo de los horrores’. Se trataba de una habitación decorada de rojo donde guardaba recuerdos de todas y cada una de sus víctimas. Había joyas, porcelana e incluso televisores.
Pese a confesar los asesinatos, en el juicio celebrado en 1991, en la Audiencia Provincial de Santander, se declaró inocente. Sin embargo, los psicólogos que le examinaron lo tuvieron claro, se trataba de un psicópata con una frialdad digna de los asesinos más terribles de la historia.
Fue condenado a 440 años de prisión. En la cárcel alardeaba de los crímenes cometidos y pasó por diferentes cárceles. Finalmente, su comportamiento hizo que fuese asesinado el 24 de octubre de 2002 por otros reclusos.
Rodríguez Vega fue asesinado en medio de una disputa en la que le acuchillaron por la espalda con un estilete. Recibió 113 puñaladas, le sacaron los ojos y parte de la masa encefálica. Los responsables fueron Enrique del Valle González 'el Zanahorio' y Daniel Rodríguez Obelleiro.
El modus operandi del Mataviejas
Para acceder a los domicilios de sus víctimas, Rodríguez Vega usaba lo aprendido como albañil. Sabía exactamente qué decir para alarmar a su víctima y que esta le permitiese entrar a "arreglar alguna avería".
No obstante, a veces se hacía pasar por técnico de televisión o electricista. Siempre con la excusa de arreglar averías de los hogares lograba ganarse la confianza de sus víctimas, aprovechándose de su soledad.
Estas se mostraban encantadas de poder disfrutar de un poco de compañía. Poco imaginaban de la crueldad que podía desplegar su acompañante, puesto que todas fueron abusadas sexualmente.
Una vez había saciado su apetito sexual y calmado su obsesión patológica con las mujeres mayores, las asfixiaba tapándoles la nariz y la boca. Esta manera de ejecutar a sus víctimas hacía creer a los médicos que se trataba de una muerte natural.
Durante el tiempo que estuvo activo el número de muertes de mujeres de avanzada edad en Santander se incrementó llamativamente. Lo que levantó las sospechas de la policía, pese a que fueron consideradas en un principio muertes naturales.
El Mataviejas cometió un error que permitió a los policías dar con su pista. Utilizar la excusa de realizar trabajos de albañilería daría a los agentes un patrón del que tirar para conocer la identidad de este asesino en serie. En todos los hogares donde habían fallecido las mujeres por paro cardíaco habían hecho reformas de albañilería.
Primeros delitos del Mataviejas y crímenes
José Antonio Rodríguez Vega nació el 3 de diciembre de 1957 en Santander. Según las informaciones que se tienen de él, en su juventud ya apuntaba maneras de agresivo e irrespetuoso. Su madre llegó a echarlo de casa por agredir a su propio padre, que estaba postrado en cama por enfermedad.
Fueron estos acontecimientos los que desencadenaron en Rodríguez una aversión a las mujeres. A la par que un fuerte deseo sexual por su madre, a quien veía con una mezcla de admiración y miedo.
La frustración que sufría por sus impulsos incestuosos lo convertirían en un misógino con un modus operandi propio que incluía el abuso sexual. Sus primeros delitos no fueron sangre, pero todo llegarían con el tiempo.
Los primeros delitos sexuales los cometió cuando era muy joven. Con tan solo 21 años fue arrestado por cometer numerosas agresiones sexuales. En esa época fue conocido por el pseudónimo del violador de la moto, ya que después de atacar a sus objetivos utilizaba una para huir.
Antes de cometer esas violaciones, el Mataviejas estuvo casado con una mujer llamada Socorro, con quien llegó a tener un hijo. Sin embargo, después de conocer la naturaleza agresiva y descontrolada de su marido decidió abandonarlo y llevarse a su único hijo con ella.
Por estas agresiones sexuales fue detenido en 1978 y condenado a 27 años de prisión. Se le acusó de cometer 12 violaciones. No obstante, solo cumplió ocho años en prisión, ya que once de las doce víctimas le perdonaron.
Al salir de prisión dio rienda suelta a sus impulsos criminales. Volvió a violar y comenzó a matar. Su primera víctima fue Margarita González Sánchez, una mujer de 82 años que falleció asfixiada.
Fue con su segunda víctima, Natividad Robledo Espinosa, con la que comenzó a llevarse obsequios para su 'museo'. A esta mujer de 66 años la asfixió y se llevó sus pendientes, la alianza matrimonial, un televisor y una cerámica.
En los meses siguientes llegarían las otras trece víctimas del Mataviejas, con las que uso un modus operandi similar. Su última víctima fue Julia Paz Fernández, asesinada el 18 de abril de 1988. Esta mujer compró una puerta blindada y, desafortunadamente, el Mataviejas se la instaló. Esto permitió detenerle y llevarle a juicio.
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