Juicio por el crimen de Manuela Chavero comienza el 13 de mayo tras ocho años.
Eugenio Delgado ingresó en prisión en Badajoz en 2020 tras confesar el asesinato.
Ya hay hecha para el juicio por el brutal crimen de Manuela Chavero, una mujer de 42 años madre de dos hijas y habitante del municipio extremeño de Monesterio, quien fue asesinada por su vecino, el ganadero Eugenio Delgado, que contaba por entonces con tan solo 24 años de edad. El juicio dará comienzo con Jurado Popular este próximo mes de mayo, entre los días 13 y 17, en la Audiencia Provincial de Badajoz.
A lo largo del mismo, y según ha declarado Verónica Guerrero, abogada de la familia de Chavero a elcierredigital.com, “nosotros, como acusación particular solicitaremos prisión permanente revisable, además de un delito de detención ilegal y tres delitos de lesiones psíquicas, así como un delito de asesinato con alevosía y ensañamiento, todo para ocultar la comisión de otro delito, subsiguiente a un delito de agresión sexual".
Además, la letrada Guerrero puntualiza, en conversación con elcierredigital.com, que "la familia de Manuela Chavero quiere encontrar por fin, tras el juicio, un poco de paz en todo este largo proceso para poder enterrar los restos de Manuela y poder seguir adelante".
Un juicio, ocho años después del crimen
Han pasado ya ocho años desde que Manuela Chavero desapareciera sin dejar rastro. Fue en la madrugada del 4 al 5 de junio de 2016. Ocho años desde entonces en los que, tal y como declara Verónica Guerrero a elcierredigital.com, “la familia ha sufrido mucho. tanto que el padre de Manuela falleció sin ver hacer justicia al asesino del crimen de su hija y, además, tanto la madre como su hermana Emilia están absolutamente destrozadas”. La letrada también afirma que “Emilia, la portavoz familiar que ha estado al pie del cañón durante todo este tiempo, y está muy mermada. Tiene muchísimas secuelas tanto físicas como psicológicas”.
La abogada de la familia de la víctima también sostiene a elcierredigital.com que este "ha sido un proceso muy largo en el que la UCO ha realizado un trabajo excelente, partiendo de cero y con una investigación muy complicada en el que su presunto asesino, Eugenio Delgado, ha despistado mucho a los agentes".
Verónica Guerrero cree que "él va a intentar que se le aplique un atenuante de colaboración con la Justicia para rebajar su pena. Un hecho surrealista después de haber tenido enterrado el cuerpo cuatro años. Para mí es muy importante que quede constancia de que aquí no hay ninguna colaboración. Que han pasado ocho años desde que Manuela desapareció y de los cuales cuatro ha estado enterrado su cuerpo, por lo que no puede apreciarse colaboración alguna con la Justicia por parte de una persona que ha ocultado su cadáver y ha podido hacer vida normal durante este tiempo", señala.
“Estaba obsesionado con las mujeres”
Ocho años después de la desaparición y asesinato de Manuela Chavero, la Guardia Civil sostiene que “la muerte de Manuela se produjo en un escenario violento de etiología criminal homicida por parte de Eugenio Delgado contra la víctima, al intentar reducir sus posibilidades de defensa con la intencionalidad de atentar contra su libertad sexual".
Fue el 5 de julio de 2022, cuando se entregaron, a petición del Juzgado de Instrucción nº 1 de Zafra, los informes de los expertos en inteligencia criminal sobre la causa del crimen. Fueron los llamados “cazadores de mente”, que forman parte de la Guardia Civil y que han llevado investigaciones del comportamiento de asesinos de víctimas como en los casos de Diana Quer o Gabriel Cruz, quienes determinaron que Eugenio Delgado mantenía un “trastorno por sadismo sexual” y que a raíz de esta enfermedad “incrementó su excitación sexual con el sufrimiento de la otra persona”.
Además de asegurar que tenía “fantasías y deseos sexuales irrefrenables que ha querido cumplir con una persona que no ha dado su consentimiento y que esas fantasías sexuales deben causarle malestar clínicamente significativo, deterioro social, laboral y en otras áreas".
El informe puso de nuevo a Eugenio en la picota, ya que todo este tiempo se le había investigado por asesinato y no por agresión sexual, algo que él lleva negando desde 2016. Los investigadores concluyeron por entonces que el asesino de Manuela Chavero tenía relación "con prácticas sexuales extremas, relacionadas con la violencia, la humillación y la cosificación de la mujer; el sufrimiento físico o psicológico de su pareja sexual le producen excitación y placer".
Los expertos determinaron que "Eugenio Delgado asfixió a Manuela Chavero hasta que murió y que, tras enterrarla, para su ‘disfrute’ ha estado viendo durante cuatro años como una familia desesperada buscaba a Manuela."
Los especialistas de la Guardia Civil, pertenecientes a la Sección de Análisis de la Conducta Delictiva (SACD), tras una entrevista a varias prostitutas que fueron contratadas por el asesino, determinaron que "se trata de un consumidor regular de prostitución, siempre con mujeres de entre 40 y 50 años".
Según este informe, "mientras duraba el servicio, Eugenio advertía que podría insultarla, agarrarla del pelo, escupirle, eyacularle en la cara, producirle arcadas, orinar encima de ella e introducirle objetos por zonas de su cuerpo hasta hacerla sangrar o que se retuerza de dolor”.
"Las distorsiones cognitivas que presenta Eugenio, así como determinados rasgos de su personalidad (impulsividad, relaciones inestables, desregulación emocional), son factores que distintos estudios han asociado a la violencia sexual y, en el caso concreto de Eugenio, se ha acreditado que solía reaccionar con respuestas emocionales incontroladas ante el rechazo femenino, algo que también pudo ocurrir por parte de Manuela", determinaron los investigadores de la SACD.
Los expertos explicaron que este trastorno forma parte de aproximadamente un 75% de los homicidios sexuales, “pero que a diferencia del agresor sexual, este no acaba con la vida de sus víctimas". Esta resolución final explicaría que el cadáver de Manuela apareciese desnudo y sería compatible con el mecanismo de la muerte (de la mujer) por asfixia, considerado como el más probable a nivel forense, porque las personas que padecen sadismo sexual utilizan la asfixia en su modus operandi con una frecuencia alta”.
Sin embargo, este trastorno no distorsionaría la capacidad para comprender dichos actos. "Es decir, Eugenio sabía lo que hacía con su víctima. Un ejemplo claro es que fue cambiando su versión de lo ocurrido en cada declaración, según las nuevas premisas que los expertos descubrían".
Eugenio ya se había obsesionado con anterioridad con otras mujeres. Así, por ejemplo, una cuñada de un amigo del asesino ya declaró en su día que le hizo sentir miedo, que "cuando se enteraba de que yo iba a ir a casa de mi hermana, él se presentaba allí (…). En una ocasión, aprovechó un momento en que estábamos solos para darme una cachetada en el culo (…). Luego me operaron y él se presentó en el hospital, me regaló un collar de oro con la inicial de mi nombre y, cuando iba a llegar mi novio, se marchó. Pero antes le dijo a mi hermano que no le gustaba mi novio y que era mejor que estuviese sola", y que tras el rechazo de la chica él iba diciendo "primero que éramos pareja y después que yo era una guarra, una puta, que me rozaba con todos y que no estaba conmigo porque él no quería".
La también víctima de Delgado explicó que "sí que veía a Eugenio capaz de obsesionarse con Manuela, al igual que lo hizo con ella". A esto se añadió también en la investigación la declaración de otras dos vecinas de Manuela Chavero en Monesterio, que contaron que habían visto cómo Delgado las "vigilaba y miraba indiscretamente desde el muro medianero de su domicilio, mientras ellas se bañaban en la piscina, sin establecer ningún tipo de contacto verbal”.
Una desaparición muy extraña
Manuela Chavero, una atractiva mujer por entonces de 42 años, desapareció la madrugada del 5 de julio de 2016 sin dejar rastro. Los que fueron a buscarla a su vivienda se encontraron con la televisión y las luces encendidas y con su teléfono móvil y todas sus pertenencias en su casa.
Los expertos de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil nunca abandonaron este complicado caso, donde solo había un sospechoso que fue tomando forma a lo largo de los años. Así, cuatro años después, en septiembre de 2020, Eugenio Delgado picó el anzuelo que le ofrecieron los agentes de la Benemérita y fue detenido acusado de la muerte de Manuela.
El arrestado pronto señaló el lugar de su finca donde había enterrado el cadáver de la víctima, pero, sin embargo, se aferró con uñas y dientes a la versión de que Manuela había muerto de forma accidental.
Fue, según Eugenio, "cuando cargaban con la cuna dentro de la casa cuando Manuela tropezó y se golpeó en la cabeza al caer, muriendo en el acto". El presunto asesino insistió ante los investigadores que "trasladó el cuerpo a una finca de su propiedad y lo enterró por miedo a que lo acusaran de su muerte", y desde entonces no paró de mentir a los investigadores que finalmente consiguieron los indicios suficientes para detenerlo.
Y tras ello ingresó en la prisión de Badajoz en 2020, hasta ahora que se celebrará el juicio este próximo mes de mayo en la Audiencia Provincial pacense.
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