Eugenio Delgado declarado culpable de asesinato y violación de Manuela Chavero
El acusado, descrito como "sádico sexual", planeó y buscó el suceso de 2016 en Monesterio, según el jurado popular.
Este pasado lunes arrancaba el juicio en la Audiencia Provincial de Badajoz contra Eugenio Delgado por el presunto asesinato de Manuela Chavero en la localidad pacense de Monesterio. Ha sido a primera hora de esta mañana los medios de comunicación se han hecho eco de la decisión del Jurado Popular el cual ha considerado a Delgado culpable de asesinato y violación, y ha concluido que el único móvil del crimen fue el sexual.
Los componentes del Jurado Popular han llegado a la conclusión de que los hechos cometidos por Delgado "fueron buscados y planeados" y, atendiendo a los informes de expertos, ha sido calificado como un "sádico sexual". Además, han añadido que Manuela Chavero "entró viva en su casa, estaban los dos solos y salió muerta", y que “el móvil sexual es el único que justifica lo ocurrido, descartándose el económico o el sentimental”.
El jurado también ha afirmado que “le quitó la ropa a la víctima sin explicación lógica”, y también que “no se hizo para que los animales no sacaran al cadáver de la fosa (donde la enterró) pues lo envolvió con una sábana y un albornoz”. Un hecho que es "una contradicción".
Como también ha concluido el jurado, Delgado “ocasionó la muerte de Manuela Chavero para evitar que se descubriese la agresión sexual”. Además “cuando tomó conciencia de lo ocurrido la única salida fue matarla” y “de no hacerlo así, todo lo que había hecho hubiera salido a la luz”.
El jurado también ha considerado que hubo asesinato pues “concurren alevosía y ensañamiento” y Delegado “se aseguró de que Manuela Chavero no pudiera defenderse, con el aumento deliberado de su dolor” conforme a "las múltiples fracturas que presentó”.
Han sido más de veinte testigos y sesenta peritos han declarado sobre los hechos ocurridos el 5 de julio de 2016. El fiscal del caso José Luis Vaquera, sostiene la petición de prisión permanente revisable para el asesino de Manuela Chavero, así como quince años de cárcel por un delito de agresión sexual con violación.
Un juicio, ocho años después del crimen
En una conversación con elcierredigital.com, la abogada de la familia, Verónica Guerrero, aclaraba que “como acusación particular solicitaremos prisión permanente revisable, además de un delito de detención ilegal y tres delitos de lesiones psíquicas, así como un delito de asesinato con alevosía y ensañamiento, todo para ocultar la comisión de otro delito, subsiguiente a un delito de agresión sexual".
Y concluía recordando que "la familia de Manuela Chavero quiere encontrar, tras el juicio, un poco de paz en todo este largo proceso, para poder enterrar los restos de Manuela y poder seguir adelante".
Guerrero revelaba que "lo más importante para nosotros es lograr probar que él no la mata accidentalmente como dice, vamos a demostrar que no es así a través de las pruebas periciales. La muerte de Manuela no fue accidental, porque esa muerte como tal no existe". Y seguía explicando: "él va a intentar que se le aplique un atenuante de colaboración con la Justicia para rebajar su pena. Un hecho surrealista después de haber tenido enterrado el cuerpo cuatro años. Para mí es muy importante que quede constancia de que aquí no hay ninguna colaboración. Que han pasado ocho años desde que Manuela desapareció y que durante cuatro ha estado enterrado su cuerpo, por lo que no puede apreciarse colaboración alguna con la Justicia por parte de una persona que ha ocultado su cadáver y ha podido hacer vida normal durante este tiempo", señala.
Ocho años después de la desaparición y asesinato de Manuela Chavero, la Guardia Civil sostenía que “la muerte de Manuela se produjo en un escenario violento de etiología criminal homicida por parte de Eugenio Delgado contra la víctima, al intentar reducir sus posibilidades de defensa con la intencionalidad de atentar contra su libertad sexual".
Fue el 5 de julio de 2022 cuando se entregaron, a petición del Juzgado de Instrucción nº 1 de Zafra, los informes de los expertos en inteligencia criminal sobre la causa del crimen, los llamados “cazadores de mente”, que forman parte de la Guardia Civil y que han llevado investigaciones sobre el comportamiento de otros asesinos en casos mediáticos, como el de Diana Quer o el de Gabriel Cruz. Estos profesionales determinaron que Eugenio Delgado padecía un “trastorno por sadismo sexual” y que a causa de este trastorno “incrementó su excitación sexual con el sufrimiento de la otra persona”.
También sostienen que tenía “fantasías y deseos sexuales irrefrenables que ha querido cumplir con una persona que no ha dado su consentimiento, y que esas fantasías sexuales deben causarle malestar clínicamente significativo, deterioro social, laboral y en otras áreas".
Los investigadores concluyeron por entonces que el asesino de Manuela Chavero podría mantener relaciones "con prácticas sexuales extremas, relacionadas con la violencia, la humillación y la cosificación de la mujer. El sufrimiento físico o psicológico de su pareja sexual le producen excitación y placer".
Una desaparición extraña
Manuela Chavero, una atractiva mujer de 42 años, desapareció la madrugada del 5 de julio de 2016 sin dejar rastro. Los que fueron a buscarla a su vivienda se encontraron con la televisión y las luces encendidas y con su teléfono móvil y todas sus pertenencias en su casa.
Los expertos de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil nunca abandonaron este complicado caso donde solo había un sospechoso, que fue tomando forma a lo largo de los años. Así, cuatro años después, en septiembre de 2020, Eugenio Delgado picó el anzuelo que le ofrecieron los agentes y fue detenido acusado de la muerte de Manuela.
El arrestado pronto señaló el lugar de su finca donde había enterrado el cadáver de la víctima, sin embargo, se aferró con uñas y dientes a la versión de que Manuela había muerto de forma accidental.
Según el relato de Eugenio, "esa madrugada vio luz en la casa de Manuela y decidió llamarla para que le ayudara a sacar de su casa una cuna que la mujer supuestamente le había dejado durante la visita anterior de unos amigos".
Fue, según Eugenio, "cuando cargaban con la cuna dentro de la casa cuando Manuela tropezó y se golpeó en la cabeza al caer, muriendo en el acto". El presunto asesino insistió ante los investigadores que "trasladó el cuerpo a una finca de su propiedad y lo enterró por miedo a que lo acusaran de su muerte", y desde entonces no paró de mentir a los investigadores, que finalmente consiguieron los indicios suficientes para detenerlo.
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