La estafa de la 'carta nigeriana' vuelve a la actualidad aprovechándose de la gente
La 'carta nigeriana' es uno de los método más clásicos de estafa en nuestro país desde hace años
El mundo del timo se renueva, pero no cambia. Hay estafas que reaparecen cada cierto tiempo. Y no por antiguas dejan de captar nuevas víctimas. La desesperación por la crisis del Covid-19 o, por qué no decirlo, cierta ambición que nubla el sentido común.
Uno de los timos más populares es el conocido como ‘carta nigeriana’. Una estafa antigua que ha ido evolucionando al mismo ritmo que la tecnología. En sus inicios llegaba por correo físico. El de toda la vida para luego pasar al correo electrónico y, hoy, con las redes sociales. Todos conocemos a alguien a quien le endosaron, o intentaron, la famosa estafa.
El asunto se basa en que la persona que quiere hacerse con el dinero de otro envía varias cartas (o mails) de forma indiscriminada en la que cuenta que se trata de una persona que vive en otro país, generalmente Nigeria, de ahí el nombre de la estafa, y que necesita sacar una importante suma de dinero de su país pero que el dinero está bloqueado por algún motivo. Pide así a la potencial víctima una cantidad elevada de dinero.
En otras ocasiones el timo se hace más sofisticado y les aseguran a las víctimas que han sido agraciados con un importante premio. El desembolso del premio se realiza por transferencia bancaria a una cuenta abierta en España por los imputados, con documentos de identidad falsos, por lo que el dinero nunca llega a las víctimas.
Josephine, una mujer latina naturalizada española, ha sido víctima de una variante de la ‘carta nigeriana’ y nos cuenta su caso a Elcierredigital.com: “Como tantas otras personas yo estoy muy desesperada por la situación que vivimos. La falta de trabajo y el no ver un futuro claro hace que, a veces, tomemos decisiones por inteligentes. Recibí un correo en el que me prometían un trabajo en Ginebra. Contesté y enseguida se mostraron interesados en mis aptitudes. Era para trabajar en la casa de un supuesto diplomático con lo cual pedían un cierto nivel. Empezó así un cruce de correos en los que se interesaban por mis posibles aptitudes para el puesto”.
Después del intercambio de varios correos, la persona que supuestamente buscaba una especie de ‘ama de llaves’ pidió a Josephine una copia de su DNI. Ella sólo le envío una foto de documento identificador por uno de sus lados y olvidó hacerlo por el otro. Cuando envió un correo para disculparse por este olivo le dijeron que no importaba y le pidieron más datos. “Eso me hizo sospechar y dejé de responderles y mi hija indagó sobre el correo desde el que me escribían y me dijo que en varios foros advertían de que podía ser una estafa”, cuenta. Afortunadamente, Josephine cortó a tiempo.
El método “Man in the Middle”
En esta estafa los autores adquieren la capacidad de leer, insertar y modificar a voluntad, los mensajes entre dos partes sin que ninguna de ellas conozca que el enlace entre ambos ha sido interceptado.
La primera fase de esta estafa consiste en fijar su objetivo, una empresa que realice grandes transferencias de dinero. Después, los ciberdelincuentes, utilizando ingeniería social o técnicas de intrusión informática (phising), obtienen datos de forma ilícita de la empresa objetivo y realizan un estudio previo de esa información para determinar la identidad del empleado de la sociedad que deben suplantar, normalmente una persona con cometidos relacionados con la contabilidad de la empresa.
Una vez fijada la persona que van a suplantar mediante su correo electrónico, el delincuente “entra en escena” cuando se consolida el pago mediante transferencia bancaria a un número de cuenta que está a nombre de un integrante de la red que actúa como “mula económica” y éste tras recibir el dinero, lo transfiere a otras cuentas de distintas entidades cuyo beneficiario es otro componente de la organización.
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