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Un hombre con barba y traje oscuro, con una corbata de color rojo, está de pie en un entorno interior con otras personas en el fondo.
SUCESOS

Sigue el misterio del crimen de los Urquijo: Dos años sin el marqués Juan de la Sierra

Fallecido por Covid, fue el heredero del título nobiliario tras el asesinato a sangre fría de sus padres en 1980

Este 5 de julio se cumplen dos años desde el fallecimiento de Juan Manuel de la Sierra, que perdió la vida en 2022 a causa de una bronconeumonía derivada de la Covid-19, en una clínica de Madrid donde ingresó días antes. Como ya informó elcierredigital.com, De la Sierra estaba separado de Rocío Caruncho y Fontela, con quien tuvo dos hijos (un hijo y una hija) y con la que, a pesar de su separación, vivía en la misma mansión de Somosaguas, en Madrid.

Juan Manuel de la Sierra era el marqués de Urquijo en el momento de su fallecimiento. Nacido en 1958,  estaba en Londres en el momento del crimen de los marqueses de Urquijo de 1980, en el que sus padres fueron asesinados. Crimen que está considerado como uno de los más famosos de los últimos tiempos en España. Muchos han puesto en duda que Juan Manuel regresase a Madrid la mañana en la que los cuerpos de sus padres fueron hallados sin vida y aseguran que volvió de la capital británica la noche antes.

Hombre con barba y cabello oscuro sentado en una grada, vistiendo una camiseta polo gris.
Juan Manuel de la Sierra | El Cierre Digital

En los meses anteriores al crimen mantuvo su amistad con su cuñado Rafi Escobedo, que fue condenado a 50 años de prisión como autor de los asesinatos y que se suicidó en la cárcel tras cumplir ocho años de condena, no sin dejar polémica. Tras el asesinato de sus padres,  Juan Manuel fue el más discreto de la familia y apenas apareció en los medios de comunicación.

El caso de los marqueses de Urquijo  ha estado plagado de controversias desde el principio. La falta de pruebas contundentes y las irregularidades en la investigación alimentaron múltiples teorías alternativas. Algunos sostienen que el verdadero móvil del crimen estaba relacionado con asuntos financieros y oscuros negocios familiares. Otros apuntan a posibles implicaciones de miembros de la alta sociedad y conexiones políticas que nunca fueron completamente investigadas.

Un hombre sonriente es escoltado por dos personas, una de ellas parece ser un oficial de policía.
Rafi Escobedo | El Cierre Digital

Uno de los aspectos más controvertidos fue la confesión de Javier Anastasio, amigo de Escobedo, quien inicialmente afirmó haber participado en el crimen junto con él. Sin embargo, Anastasio retractó su confesión posteriormente, aumentando aún más las dudas sobre la veracidad del juicio.

Rafael Escobedo cumplió ocho años de condena hasta que, en 1988, fue encontrado muerto en su celda en la prisión de El Dueso. Se consideró oficialmente un suicidio, aunque las circunstancias que rodearon su fallecimiento han generado especulaciones sobre una posible ejecución encubierta. La muerte de Escobedo dejó muchas preguntas sin respuesta y cerró una puerta a posibles revelaciones que podrían haber arrojado nueva luz sobre el caso.

El asesinato de los marqueses de Urquijo no solo impactó a la sociedad española de la época, sino que también dejó una huella duradera en la cultura popular y en la memoria colectiva del país. El caso ha sido objeto de numerosos libros, documentales y programas de televisión.

Fue un caso repleto de polémica, ya que se lavaron los cuerpos de los marqueses —María Lourdes de Urquijo y Manuel de la Sierra—, el arma del crimen desapareció, la chica de servicio estaba fuera de casa ese día y se perdieron documentos. Desde un primer momento los investigadores consideraron que el objetivo del crimen era el marqués. La sospecha hacia los hijos se basaba en una discrepancia con su padre por la posible venta del negocio familiar. 

El asesinato de los marqueses de Urquijo

Aquel 1 de agosto de 1980 los marqueses se encontraban durmiendo en su mansión de Somosaguas, Madrid, cuando uno o varios individuos saltaron la valla y entraron a la casa rompiendo una puerta que unía la piscina con el resto de la casa. Los intrusos fueron directamente a la habitación donde dormía el marqués consorte, Manuel Sierra, le dispararon a bocajarro en la nuca y acabaron con su vida

Posteriormente, alguien tropezó y la pistola, una Star 22, se disparó impactando contra un armario. Este ruido despertó a la marquesa que preguntó en alto “¿Quién es?”. Fue su sentencia de muerte. Siempre se creyó que la muerte de Lourdes no fue buscada. Alguien fue a su habitación y le disparó en la boca. Luego le dio un tiro de gracia en la vena carótida.

Supuestamente, en la mansión también pernoctaba su criada, aunque más tarde se supo que durante la noche se había ausentado para mantener un encuentro sexual con el mayordomo del banquero Claudio Boada, vecino de los asesinados.

Una pareja sonriendo en una fotografía en blanco y negro.
María Lourdes de Urquijo y Manuel de la Sierra | El Cierre Digital

Los cuerpos de los aristócratas fueron descubiertos a las 9 de la mañana por la criada, momento a partir del cual empezaron a suceder cosas raras. La primera fue la llegada del administrador de la familia, Diego Martínez Herrera, que lo hizo completamente vestido de negro. Algo sorprendente un primero de agosto en Madrid. La primera decisión que tomó, antes de que llegaran los forenses, fue ordenar que se lavaran los cuerpos. Esta acción no tuvo ninguna consecuencia judicial.

Además, Diego Martínez se hizo con el contenido de la caja fuerte, que estaba intacta, y le prendió fuego en una pequeña hoguera en el jardín, que no pasó desapercibida para ciertos testigos. A estos hechos se suma lo que algunas versiones recogidas por las crónicas de la época señalan: que fue él quien ordenó que limpiaran las manchas de sangre de los dormitorios.

El inspector de policía José Romero Tamaral dio un giro inesperado al caso. Ya tenía en el punto de mira a Rafi Escobedo, yerno de los marqueses. Este era íntimo del hijo de los aristócratas, Juan de la Sierra, y se había casado con la hija, Myriam. Sin embargo, en el momento del crimen el matrimonio estaba roto. La hija de los marqueses había iniciado una relación sentimental con Richard Dennis Rew, conocido como ‘Dick, el americano’, que el día del crimen estaba en Oviedo. Años después sería vinculado a un caso de estafa piramidal, a través de la empresa Golden Paradise.

El caso de Rafi Escobedo

Dos años antes del crimen, Myriam de la Sierra, hija de los marqueses, se había casado con Rafi Escobedo, pero su relación tardó poco en debilitarse. Para la sociedad, Myriam quedó retratada como una de las malas de la película por su prepotencia al hablar con los medios y porque vendió varias exclusivas a las revistas del corazón.

Sin embargo, pese a los problemas con Myriam, Rafi seguía visitando la mansión de los Urquijo, ya que era íntimo amigo de su cuñado, Juan de la Sierra, el que heredó el marquesado de Urquijo hasta que falleció el pasado 5 de julio de 2022.

Juan de la Sierra estaba en Londres en el momento del crimen. Muchos han puesto en duda que regresase a Madrid la mañana en la que los cuerpos de sus padres fueron hallados sin vida y dan más credibilidad a que volvió de la capital británica la noche anterior. En los meses previos al crimen forjó una gran relación de amistad con Rafi Escobedo.

Rafael Escobedo Alday, yerno de los marqueses, fue detenido el 8 de abril de 1981 en una finca de Toledo. Los casquillos allí encontrados sirvieron para detenerle. Confesó haber cometido el crimen de sus suegros, aunque posteriormente se retractó y aseguró que esa confesión le fue arrancada después de ser sometido a torturas. En 1983 fue condenado a 53 años de prisión  y dos años después fue confirmada la condena por el Tribunal Supremo.

Dos hombres están sentados en una mesa, uno de ellos con una camisa de rayas y el otro con una camisa azul, en un ambiente que parece ser una habitación con una cama y una estantería al fondo.
Rafi Escobedo durante su entrevista con Jesús Quintero pocos meses antes de morir. | El Cierre Digital

El 27 de julio de 1988 Rafael Escobedo apareció muerto en su celda de El Dueso (Cantabria). Dos semanas antes había concedido una entrevista a Jesús Quintero en TVE donde aseguraba ser una ‘cabeza de turco’.

Su muerte también estuvo rodeada de polémica porque su abogado y amigo, Marcos García Montes, pidió una segunda autopsia, que arrojó la increíble sorpresa de que en el cuerpo de Rafi había restos de cianuro, lo que contravenía la versión oficial de que acabó con su vida de forma voluntaria, ahorcándose.

Los otros dos detenidos por el crimen

Sin embargo, el periplo judicial del famoso crimen no acabó aquí. Hubo más detenidos y llegó a celebrarse un segundo juicio. Se había detenido a Javier Anastasio y a Mauricio López Roberts. Al primero se le acusaba de haber participado en el asesinato y al segundo de haber actuado de encubridor, llegando a prestar 25.000 pesetas a Anastasio para que el 1 de agosto de 1980 viajara a Londres para visitar a su novia Patricia, azafata de Iberia. Curiosamente, en esa misma fecha se encontraba en la capital británica el hijo de los Urquijo, Juan de la Sierra.

Hombre fumando un cigarrillo mientras mira hacia abajo.
Javier Anastasio. | El Cierre Digital

Anastasio nunca fue condenado porque tras cumplir tres años de prisión provisional, se dio a la fuga. Durante años vivió en varios países de Latinoamérica y en 2010, tras prescribir el caso, volvió a España. En 2017 publicó junto a Melchor Miralles  sus memorias. Aseguró que la noche del crimen llevó a Rafi a Somosaguas y que lanzó al pantano de San Juan el arma usada. Son muchos los que piensan y algunos los que temen que Anastasio es el único que puede resolver lo que pasó aquel 1 de agosto de 1980.

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