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SUCESOS

El caso de Patricia Aguilar reabre el tema de las sectas: abusos sexuales, dinero...

Los líderes de las sectas captan a sus miembros por medio de la manipulación psicológica en busca de dinero y abusos.

Tras el reciente caso de la española Patricia Aguilar, la joven de Elche de 19 años que se fue a Perú captada por el supuesto líder de una secta satánica, se ha abierto el debate de las sectas en España, grupos que pueden suponer un peligro para muchos jóvenes.

A Patricia Aguilar la rescataron en la selva central de Perú con un bebé y viviendo en condiciones infrahumanas. Llegó a España el lunes con su padre y su hijo de pocos meses tras haber pasado año y medio desaparecida.

El hombre que sedujo a la joven alicantina es Félix Steven Manrique y se hacía llamar  “El Príncipe”. Se consideraba un enviado de Dios que necesitaba mujeres para que le cuidasen a cambio de sexo y retoques estéticos. Manrique usaba Internet para la captación de víctimas, grabando numerosos audios con imágenes de contenido esotérico y subiéndolas a su canal de YouTube “Gnosis Budismo Profecías Príncipe Venerable Maestro Gurdjieff”. En los vídeos explicaba su doctrina apocalíptica, pero no usaba su propia voz, sino que empleaba un software de locución de textos para que el acento pareciera español.

Se reabre el debate sobre las sectas

Se calcula que en España existen en torno a unas 250 sectas de todo tipo: religiosas, esotéricas, de crecimiento personal, predicadoras de pseudociencias, etc. Según los expertos, la manipulación de los adeptos suele ser más efectivas en organizaciones pequeñas y medianas, al contrario que en las de mayor tamaño, aunque actualmente existen sectas que cuentan con seguidores por todo el mundo. Estos grupos se financian a través de las donaciones de los acólitos, que pueden llegar incluso a hipotecar su casa y volcar todos sus ahorros para invertir el dinero en estas peligrosas congregaciones. Lo hacen por “un bien mayor” que creen que van a lograr ayudando de esta manera. Además, es frecuente que las personas que se adentran en las sectas mantengan relaciones sexuales con los jefes que las encabezan. En algunas ocasiones el uso de drogas está normalizado dentro de estas asociaciones, para encandilar a sus fieles.

Normalmente estos grupos los dirige un líder con una presencia carismática que es el que se encarga de engatusar a sus víctimas, en muchas ocasiones manipulándolas e imprimiendo un carácter paternalista sobre ellas. Los líderes cuentan con un grupo reducido de personas que actúan como sus cúpulas dentro de la organización. De este modo, crean una jerarquía que el resto de los miembros debe respetar y que solo puedes subir en la escala de poder si llevas un tiempo determinado dentro de la secta y has pasado diversos rituales o ritos místicos.

Documental 'Sectas'

Así captan a sus miembros

Miguel Perlado, psicólogo y psicoanalista especializado en casos relacionados con sectas, explica en el documental ‘Sectas’ (realizado por Estudios Molécula junto con la Asociación Iberoamericana para la Investigación del Abuso Psicológico) que “en las sectas uno no entra, le entran”, pues estas organizaciones estudian el mejor momento de la trayectoria personal de la víctima para ejercer su manipulación sobre ella. Suele ser en un momento de crisis personal, debido a que el captado se encuentra en una situación más vulnerable psicológica y emocionalmente. Sobre la entrada a los grupos sectarios, Perlado asegura que suele ser de manera progresiva, mediante prácticas y promesas ilimitadas de salvación realizadas por los gurús que los dirigen, de modo que los adeptos no se dan cuenta de estar profundizando en la vinculación con el grupo.

Es bastante habitual que se produzcan humillaciones, vejaciones y prácticas de grupo en las que los miembros deben confesar sus pecados en público, con el objetivo de someter su personalidad a voluntad del embaucador gurú. También es frecuente que utilicen tácticas de manipulación mental para infundir miedo a las víctimas, así como garantizar que todo lo que hacen es por su bien. Con estos métodos, los líderes sectarios intentan anular cualquier tipo de duda que tengan sus seguidores para que no piensen mucho en la situación que están viviendo. Estas organizaciones van minando las relaciones sociales del entorno como los amigos y la familia, alejándolos así de sus seres queridos y alterando su realidad. Por estas razones, algunos de los damnificados piensan que están en grupos privilegiados o elitistas, y que han sido elegidos para llevar a cabo algo muy grande, que tienen una misión.

En los últimos años se ha venido desarrollando un tipo de seducción que promete cambios milagrosos en encuentros de fin de semana o en grupos de 'coaching'.

La justicia no llega 

La captación psicológica no está tipificada como delito en el Código Penal español. En el año 1995 se elaboró un proyecto de ley para regular este delito, pero no llegó a concretarse, siendo esta la única iniciativa que se ha intentado llevar a cabo. Pero España no es el único país sin regulación para este tipo de manipulación que puede arruinar la vida de muchas personas. Así, en el resto de Europa tampoco está regulado, excepto en Bélgica y Francia, países que crearon en su momento observatorios de prevención del sectarismo.

En España muchas de las sentencias absuelven a los denunciados alegando que los presuntos adeptos son personas mayores de edad que consienten la entrega de dinero o las relaciones sexuales que mantienen con los acusados.

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