Burundanga y su marca blanca el betún Fetish, drogas que anulan la voluntad
UN CASO DE ENVENENAMIENTO Y OTRO DE ABUSO SEXUAL VUELVEN A PONER EN ALERTA SOBRE EL USO DE ESTAS SUSTANCIAS
La denominada Operación Black se inició en León en octubre de 2018, cuando la autora de los presuntos envenenamientos presentó una denuncia por la extorsión a manos de dos individuos que le exigían más de 200.000 euros, que resultó ser falsa. Este operación policial ha vuelto a poner de actualidad el uso de la burundanga, una droga muy peligrosa que anula la voluntad y que cada día es más usada por delincuentes económicos y/o sexuales.
La escopolamina o hioscina, más conocida popularmente en países de América Latina como burundanga, fue aislada por primera vez en 1880 por el científico alemán Albert Ladenburg. Se trata de un alcaloidetropánico que puede usarse como antimuscarínico y que se encuentra como metabolito secundario de plantas en la familia de las solanáceas. Ente ellas, los beleños, el estramonio (Datura stramonium), la escopolia (Scopolia carniolica), la mandrágora (Mandragora autumnalis), la brugmansia (Brugmansia candida) y así como otras plantas de los mismos géneros.
La burundanga duerme al individuo como si de un fuerte anestésico se tratara, anula la voluntad y propicia la pérdida de memoria, de manera que es común que las víctimas no recuerden nada cuando vuelven en sí luego de haber sido robadas o abusadas.
La escopolamina es una droga altamente tóxica y que solo debe ser usada en dosis minúsculas. Por ejemplo, en la profilaxis de la cinetosis (mareos vehiculares), se usan dosis trasdérmicas que no superan los 330 µg cada día. Así, una sobredosis por escopolamina puede causar delirio y otras psicosis como parálisis, estupor y hasta la muerte, como ocurrió por primera vez en España en 2017 por la continuada ingesta de un súbdito alemán.
Debido a que reduce la voluntad de las personas, se utiliza para delitos de sumisión química. La víctima no puede aportar datos claros sobre lo ocurrido, lo que dificulta cualquier futura condena. Se da sobre todo en agresiones sexuales, pero también para cometer robos y otros delitos. Aunque también se usa en medicina humana.
Se utiliza en muy pequeñas cantidades para prevenir y tratar el mareo, las náuseas, colitis y los vómitos provocados por los diferentes medios de locomoción. Por su acción sedante sobre el sistema nervioso central, también se utiliza como antiparkinsoniano, antiespasmódico y como analgésico local. Además, sirve para provocar dilatación de la pupila en exámenes de fondo de ojo.
Debido a su uso delictivo, se aprovechan sus propiedades para dejar sin voluntad a las personas sin que éstos pierdan su personalidad, se ha tornado complicado conseguirlo. Las víctimas no saben lo que hacen, solo respondan a las órdenes de "sus captores".
¿Cómo se consigue?
En internet es hoy en día fácil conseguir la burundanga. Cinco dosis en polvo cuestan unos 100 euros, diez dosis se pagan ya con rebaja, a 170 euros, y un bote de burundanga líquida de 50 mililitros (unas diez dosis) se consigue a 140 euros. Como suele ocurrir en el mundo de las drogas cuando una se pone de moda las nuevas tecnologías favorecen la compra.
Se esconden tras productos y perfiles de todo tipo que, gracias al código usado por los habituales consumidores, son fácilmente rastreables, tanto en redes sociales como en aplicaciones que en teoría se usan para otras cosas. Por ejemplo, la adquisición de productos de segunda mano esconden su venta.
Al igual que ocurre con otras drogas, la burundanga también tiene su marca blanca. Es mucho más económica y los efectos son similares. Se trata de Fetish, un especie de betún utilizado para limpiar el cuero. Es mucho más fácil de encontrar debido a que su uso original no es drogar a nadie y su precio es de menos de diez euros.
Tal y como aparece indicado en la parte inferior del recipiente de este producto ("do not inhale"), resulta todo un peligro inhalar o ingerir este líquido.
Normalmente, todos se adquirieren vía online. Fetish está compuesto, en su mayoría, por nitritos de amilo, butilo o isobutilo. Son líquidos incoloros e inodoros que se venden en pequeños botes de cristal para inhalar. El nitrato de amilo es una sustancia muy volátil e inflamatoria y nunca ha de ser ingerida porque puede ser mortal. Está prohibido por la Agencia Española del Medicamento.
Según el Plan Nacional sobre Drogas, el efecto que produce es el de una repentina sensación de ligereza y de deseo del aumento sexual. Puede producir, también, unos intensos y nocivos efectos secundarios: enrojecimiento de la cara y el cuello, dolor de cabeza, náuseas, vómitos, aumento de la frecuencia cardíaca e hipertensión.
El producto se puede encontrar por internet con relativa facilidad. Dado que se produce y se comercializa fuera de España, las fuerzas de seguridad cuentan con muchos problemas a la hora de detener su distribución y su entrada en nuestro país. Cada bote apenas cuesta unos 11 euros, con transporte incluido, y sus efectos resultan absolutamente devastadores.
Este particular betún saltó a los medios cuando una chica fue abusada sexualmente estando bajo sus efectos en la conocida discoteca Bhuda, a las afueras de Madrid. Como se observa la burundanga, o su sucedáneo el betún Fetish, son muy populares entre la gente con intenciones de cometer delitos económicos y/o sexuales.
El último caso conocido se ha producido en León donde la joven Natalia Torices González, de 24 años, adicta al póker y al dinero, fue detenida el pasado mes de enero por drogar con burundanga a siete hombres de su entorno más cercano, incluido su abuelo de 90 años. Todo con el fin de robarles, con gran facilidad, una cantidad de dinero que se estima superior a los 40.000 euros.
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