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SUCESOS

Bukele comienza su segundo mandato en El Salvador como 'azote' del crimen y las maras

Comenzó su gobierno en 2019, y tras militarizar calles y cárceles, la delincuencia y los asesinatos han disminuido.

Este sábado, 1 de junio, El Salvador paralizó completamente su actividad con motivo de la toma de posesión de Nayib Bukele, que inaugura su segundo mandato por los próximos cinco años tras ganar las elecciones del pasado mes de febrero con un 86,4% de los votos. Las calles de San Salvador este sábado lucieron desiertas de vehículos y autobuses, las oficinas cerraron y los comercios bajaron sus persianas por orden oficial, pues el Congreso, controlado por el partido de Bukele, declaró el sábado día festivo y remunerado para todos. 

La segunda toma de posesión de Nayib Bukele tampoco ha pasado desapercibida internacionalmente, pues al evento acudieron numerosas personalidades políticas, entre ellas el rey de España, Felipe VI, y el presidente argentino, Javier Milei. Durante su visita, el Rey se reunió con Bukele y asistió a la toma de posesión en el Palacio Nacional en la Plaza Gerardo Barrios. 

Junto a la secretaria de Estado para Iberoamérica y el Caribe, Susana Sumelzo, Felipe VI también se reunió con la comunidad española en El Salvador. La visita fue recibida por la canciller Alexandra Hill, el embajador español Carlos de la Morena y el representante de El Salvador en España, Joaquín Alexander. 

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El presidente de El Salvador, Nayib Bukele | El Cierre Digital

Desde su llegada a la presidencia de El Salvador en 2019, Nayib Bukele ha conseguido cambiar la imagen internacional del país y conseguir más apoyo político en el extranjero. La delincuencia ha disminuido considerablemente en el país durante el gobierno de Bukele, con la desaparición de numerosas pandillas o ‘maras’ que antes aterrorizaban a la población. 

Con Bukele en el Gobierno, El Salvador ha implementado fuertes medidas de seguridad, con presencia de militares y policías armados en cada esquina las 24 horas del día. En la otra cara, esto ha llevado a una disminución de los derechos humanos y las libertades civiles, con Bukele y su círculo cercano controlando la mayoría de las instituciones estatales y permitiendo su reelección, a pesar de estar prohibida en la Constitución hasta hace poco, cuando el propio Bukele removió este artículo.

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El presidente de El Salvador, Nayib Bukele | El Cierre Digital

En su segundo mandato, Bukele se enfrenta a desafíos económicos importantes después de invertir en construcciones lujosas durante su gestión. Ahora debe enfrentarse a problemas financieros y ajustar las cuentas del país. Según la economista Tatiana Marroquín, El Salvador se encuentra en una situación fiscal aún peor que al inicio del mandato de Bukele, y será necesario encontrar maneras de pagar deudas y compromisos financieros en los próximos cinco años.

A pesar de las críticas y las dudas sobre la legalidad de su reelección, Bukele ha sido recibido cálidamente por líderes internacionales durante su toma de posesión, demostrando su autoridad en la región. Su estilo de gobierno, marcado por los decretos de excepción y la lucha contra la delincuencia organizada, ha ganado seguidores entre otros líderes políticos de la región. Esta nueva forma de gobierno, calificada de postmoderna y disruptiva, junto con un fuerte uso de redes sociales y una imagen pública sólida, ha fortalecido el poder de Bukele en El Salvador.

La trayectoria de Bukele antes de llegar a la presidencia de El Salvador

Antes de llegar a la  presidencia, Bukele fue alcalde de Nuevo Cuscatlán y San Salvador bajo la bandera del partido de izquierdas FMLN (Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional), pero fue expulsado del partido en 2017. En 2018 fundó su propio y actual partido, Nuevas Ideas. 

En las elecciones de 2019, Bukele se postuló con la Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA) debido a que su partido Nuevas Ideas no logró conseguir el permiso para presentarse a las elecciones. Finalmente, Bukele resultó elegido con mayoría absoluta.

Bukele es el primer presidente salvadoreño, desde el fin de la guerra civil, que no pertenece a ninguno de los partidos principales (ARENA o FMLN) que habían gobernado el país desde 1989. Como se viene mencionando, su primer mandato ha estado marcado por su estilo directo y controvertido, así como por sus políticas y acciones contra el crimen organizado.

El ‘efecto Bukele’ en El Salvador

Aunque Bukele ha tomado diversas medidas en el ámbito económico y social, lo que más ha destacado de su gestión ha sido la lucha contra el crimen organizado. Desde que llegó al poder en junio de 2019, Bukele declaró la guerra a las pandillas. Poco después lanzó un plan de control territorial como estrategia de seguridad y un mes después anunció el estado de “emergencia máxima” en los centros penitenciarios tras varios actos violentos perpetrados por grupos criminales. 

La violencia, finalmente, menguó en uno de los países más violentos del mundo, pero según las investigaciones de diversos medios locales e internacionales, el cese de la violencia fue en parte por las negociaciones del Gobierno con altos dirigentes de las tres principales pandillas  salvadoreñas, como lo habían hecho sus antecesores. 

Dicho acuerdo entre el Ejecutivo de Bukele y las maras  salvadoreñas se mantuvo hasta marzo de 2022, cuando las bandas criminales volvieron a desatar el caos con una serie de asesinatos sin precedentes en el país. El fin de semana del 26 y 27 de marzo de aquel año se produjeron 87 homicidios, por lo que Bukele recurrió al Congreso, donde goza de mayoría, para que le permitieran declarar el “régimen de excepción” con la intención de frenar un “incremento desmedido” de asesinatos.  

Este régimen de excepción ha sido objeto de vítores y críticas, aunque lo cierto es que la seguridad en el país ha aumentado significativamente desde la llegada de Bukele a la presidencia, especialmente desde el inicio del mencionado estado de excepción. Según los registros oficiales, los homicidios o muertes intencionadas en  El Salvador Salvador en 2021 ascendieron 1.085, es decir, más de 17 por cada 100.000 habitantes, convirtiendo al país en uno de los más violentos del mundo.

Un grupo de personas con mascarillas y ropa blanca están sentadas en literas dentro de una instalación.
Fotografía de presos en una cárcel de El Salvador Salvador | El Cierre Digital

Sin embargo, los homicidios registrados disminuyeron hasta los 496 en 2022, el equivalente a menos de 8 por cada 100.000 habitantes. Los datos respaldan la gestión de Bukele, que consiguió que en el pasado 2023 las cifras de homicidios se redujeran aún más, registrando 194 en todo el año, un 60% menos que en el 2022.

Una de las ‘claves’ de la exitosa gestión del presidente  salvadoreño contra el crimen organizado es el refuerzo del sistema penitenciario, que a su llegada estaba diezmado, dejando prácticamente todas las cárceles del país bajo el control de las pandillas en su interior. Imagen de este cambio en el sistema de prisiones de El Salvador son las conocidas como ‘megacárceles’, que han servido de ejemplo para otros países como Ecuador.

Una de las más conocidas está ubicada en Tecoluca, a aproximadamente 75 kilómetros de  San Salvador Salvador. Según los registros del pasado mes de octubre, la megacárcel alberga a unos 12.000 reclusos, lo que significa que operaba a un 30% de su capacidad total, unos 40.000 presos. Sin embargo, se desconoce la cantidad actual de presos recluidos en las instalaciones de máxima seguridad del país. 

El nombre oficial de esta megacárcel es CECOT —Centro de Confinamiento del Terrorismo— y es considerada la más grande de todo el continente americano. Se ha convertido en un símbolo de la política gubernamental contra la violencia y el terrorismo.

Bajo la atenta mirada del panorama internacional,  El Salvador Salvador finalmente demostró al mundo que su estrategia contra el crimen organizado era efectiva. Ahora, con un horizonte más pacífico y halagüeño, el gobierno de Bukele se esfuerza por captar la atención de los inversores internacionales. Y en cierto sentido lo ha conseguido, pues el país ha sido testigo de la edificación de enormes proyectos financieros llevados a cabo por China. Un ejemplo de ello es la Biblioteca Nacional, una asombrosa estructura de siete pisos y 24.000 metros cuadrados hecha completamente de cristal, que está abierta las 24 horas, todos los días del año desde su apertura el pasado mes de noviembre.

Dos hombres de traje se dan la mano frente a las banderas de China y El Salvador.
El presidente de El Salvador Salvador, Nayib Bukele, junto al que fuera primer ministro chino Li Keqiang. Año 2019. | El Cierre Digital

Para lograr una imagen de país abierto a la expansión y a la inversión Bukele se esforzó en que  El Salvador Salvador se convirtiera en anfitrión de importantes eventos como el certamen de Miss Universo y los Juegos Centroamericanos y del Caribe. Recientemente, la visita del Inter de Miami —en el que juega Lionel Messi— generó gran emoción en  San Salvador al enfrentarse a la selección nacional de fútbol.

El turismo comenzó a dar muestras positivas de la nueva realidad del país, con un incremento del 32% en el número de pasajeros atendidos en el aeropuerto internacional de la capital el año pasado, alcanzando unos 4,5 millones. Según la Organización Mundial del Turismo,  El Salvador Salvador se ubicó como el quinto país con mayor aumento en la llegada de turistas internacionales —registrando un 40% más en comparación con 2019—.

Por otra parte, el gobierno de Bukele apoyó iniciativas como Surf City, un proyecto en la costa para posicionar las playas de  El Salvador Salvador en los primeros puestos de los amantes del surf. Sin embargo, esta iniciativa también ha mostrado los primeros indicios de gentrificación de la zona, con precios que resultan difíciles de afrontar para la población local. Este será uno de los ‘flecos’ que Bukele tendrá que vigilar durante su próximo mandato, entre otros.

Las sombras de la estrategia de Bukele

Aunque Bukele goza de una popularidad arrolladora en su país, que roza el 90%, no todo han sido halagos para el presidente  salvadoreño. El domingo 10 de diciembre, un grupo numeroso de ciudadanos se manifestaron en las vías públicas de la capital con el objetivo de reclamar la liberación de sus seres queridos, quienes se encuentran detenidos bajo el régimen especial establecido por el presidente en 2022.

Como se ha mencionado anteriormente, hasta la fecha más de 74.000 presuntos pandilleros han sido arrestados por las autoridades gracias al régimen impuesto, sin embargo, el Gobierno ha informado que más de 7.000 personas inocentes han sido puestas en libertad, aunque se desconoce si sigue habiendo inocentes entre rejas, tal y como denuncian numerosas familias  salvadoreñas.

Este es un aspecto que han recriminado ya en varias ocasiones diversas organizaciones que velan por los derechos humanos pues, según los registros, hay familias que han perdido el contacto con sus familiares presos y temen por su fallecimiento, aunque las autoridades nunca lo confirman pues se desconoce el número exacto de presos hay en muchas de las cárceles del país.

Es importante destacar que durante este período de tiempo se han registrado al menos 191 fallecimientos bajo custodia estatal en las prisiones, según la información proporcionada por la organización ‘Movir’ y otros defensores de los Derechos Humanos.

Otras organizaciones denuncian el escaso control de las llamadas anónimas —que aprobó Bukele con el objetivo de que la ciudadanía pudiera denunciar sin miedo— pues, según denuncian, muchas de estas han acabado en detenciones sin justificación oficial aparente. De igual manera, son cada vez más las voces las que señalan que las detenciones de las autoridades  salvadoreñas desde la caída de las maras se hacen en barrios exclusivamente pobres y de manera casi aleatoria. 

Aunque quizá la polémica más importante en su política interior la protagonizó un año después de asumir el cargo, en abril de 2020. El presidente  salvadoreño se vio confrontado por los magistrados de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo, quienes detuvieron varias acciones implementadas por su gobierno para contener la pandemia de COVID-19 por considerarlas contrarias a la Constitución. 

Bukele utilizó su cuenta en X para anunciar que no cumpliría con la decisión judicial. Al año siguiente, tras las elecciones legislativas que le dieron el control del Congreso, se produjo la destitución de los magistrados del Tribunal Supremo y del Fiscal General, siendo reemplazados por funcionarios leales al presidente nombrados por los diputados. La Organización de Estados Americanos (OEA), Estados Unidos y Naciones Unidas cuestionaron estos cambios en el Poder Judicial porque socavaban la separación de poderes en  El Salvador Salvador.

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