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Pasillo de una prisión con puertas de rejas abiertas y celdas a los lados.
SUCESOS

Aumenta el número de suicidios protagonizados por presos en las cárceles españolas

Hasta 33 presos se suicidaron en 2018 en alguna prisión de España frente a los 27 de 2017

Desde principios del mes de diciembre hasta la fecha, el número de muertos en las prisiones españolas ha causado indignación entre los trabajadores de las cárceles. En este corto período de tiempo, según datos facilitados por SGIP (Secretaría General de Instituciones Penitenciarias), el número de fallecidos contabilizados ha sido de 19,nueve de ellos el pasado mes de diciembre y el resto en lo que llevamos de 2019.

De estas muertes, cinco de ellas ocurrieron en el penal madrileño de Aranjuez, dos de las cuales fueron a causa de suicidios por ahorcamiento y otra por sobredosis intencionada de medicamentos, según fuentes penitenciarias consultadas.

Sin embargo, desde la Administración apuntan que las causas que hayan podido provocar todas las muertes están aún por confirmarse, debido a que están a la espera de que les lleguen las autopsias realizadas a los cadáveres.

Personas reunidas frente a un edificio con el letrero
Las cárceles españolas viven uno de sus peores momentos ante la desidia del Gobierno. | El Cierre Digital

Sin duda, los suicidios en las cárceles españolas dependientes de la Administración del Estado siguen constituyendo un problema habitual a erradicar del sistema penitenciario.

En el año 2017, el número de suicidios por parte de los presos llegó a los 27 fallecidos por esta causa, mientras que  los datos provisionales de 2018 alcanzan los 33 internos que se suicidaron. Tres de ellos ocurrieron en hospitales. Un aumento significativo que los trabajadores de los centros penitenciarios ven como algoinadmisible”.

Ante este drama, Nacho Gutiérrez, portavoz de ACAIP, señala que la principal causa es la falta de personal. “Sí es cierto que en esta cuestión se ha mejorado, pero la mayoría de los casos se evitarían si tuviésemos mas profesionales de la psiquiatría para llevar a cabo una atención más directa con los internos”, asegura.  En este sentido, añade que “en muchas cárceles la ratio de psicólogos por internos es de un profesional por cada 500 presos”.

Desde SGIP, por contra, señalan que para la población reclusa clasificada como internos de régimen ordinario y cerrado (los presos de primer y segundo grado), 47.428 reos, existen 255 psicólogos, por lo que la ratio se encuentra en un psicólogo para 186 internos. Estos datos no tienen en cuenta a los presos de los CIS (Centro de Inserción Social), que tienen régimen de semilibertad y no están recluidos a tiempo completo en prisión.

El caso más flagrante en relación con el número de médicos especialistas en la salud mental y la cifra de presos es el de Las Palmas II, donde trabajan solo tres psicólogos para 800 internos.

Asimismo, desde Prisiones matizan que la prevención de suicidios depende de más factores. “La atención psiquiátrica no depende únicamente de los psicólogos, también hay que tener en cuenta la labor de los médicos, los trabajadores sociales, los educadores y los programas especiales de tratamiento a pacientes con problemas de salud mental”, aseguran. También afirman que “si se detecta que un interno tiene algún problema mental se le deriva a la sanidad pública”.

Ahorcamientos e intoxicaciones

La mayoría de los suicidios que tienen lugar en las prisiones españolas ocurren por dos motivos, según fuentes de la asociación Tu abandono me puede matar, los ahorcamientos y las intoxicaciones intencionadas por sobredosis.

Algunas de las muertes por sobredosis se producen por la mezcla de medicamentos, intencionadamente. Esta situación se podría corregir en gran medida según dicha asociación, pues “los medicamentos se los dan a los propios internos para que se los administren ellos mismos. Muchos se la toman compulsivamente porque son toxicómanos y tienen abstinencia. A veces la mezclan sin querer, pero muchas veces tienen la voluntad de suicidarse, por lo que hay sobredosis que nunca sabremos si fueron voluntarias o involuntarias”.

La solución para evitarlo, aseguran que pasa por “la contratación de más auxiliares sanitarios que controlen las dosis de medicación que deben tomar en cada momento. Desde la Administración lo saben y no contratando más personal adoptan una actitud que cuesta vidas”.

Además de más medios y más psicólogos, desde Tu abandono nos puede matar también reclaman que se fomente la comunicación con el exterior. “Por ejemplo, en la prisión de Aranjuez se suspendió hace años el servicio de transporte y las familias tienen que pagar 50 euros si quieren llegar hasta el centro, donde hay 1.300 presos. Las comunicaciones son esenciales para evitar el aislamiento de los internos y la SGIP no ha puesto medios para ello”.

En cuanto a los ahorcamientos, “suelen utilizar sábanas o cordones de los zapatos. Se atan desde la cama y se dejan caer o se desnucan porque se les rompe el cuello. En las prisiones antiguas se atan a los radiadores, se dejan descolgar y se ahorcan, ni siquiera necesitan quedarse suspendidos en el aire”, comentan desde esta asociación.

A pesar de las malas cifras y del aumento de suicidios en las cárceles en el año 2018, España no es el peor país respecto a esta problemática. Según las estadísticas del Consejo de Europa que recogen las muertes en prisión en su último informe publicado -referente a 2015-, la ratio de fallecidos por esta causa en España se encuentra en 4,2 suicidios por cada 10.000 internos, por debajo de países como Francia (15,4 por 10.000), Suiza (14,5 por 10,000) o Reino Unido (10,4 por 10.000).

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