30 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

La madre tardó 48 horas en denunciar a la Policía la desaparición de la joven valenciana sabiendo que la última posición era en casa de Jorge

Los errores en el protocolo de búsqueda de Marta Calvo pueden complicar su localización

La Policía y Guardia Civil buscando en los alrededores de Manuel.
La Policía y Guardia Civil buscando en los alrededores de Manuel.
En el caso de la desaparición de la valenciana de 25 años, Marta Calvo, se han cometido errores graves, atribuibles a cuestiones burocráticas que han retrasado su búsqueda.Desde SOSDesaparecidos señalan que hasta 16 días después no se recibió la alerta, sabiendo que en media hora son capaces de "fabricar" un cartel y dar un aviso a nivel nacional. El caso pone en evidencia los fallos para publicitar a esta desaparición, calificada de "inquietante" por la Guardia Civil desde el primer momento.

Desde el primer momento, la desaparición de la joven Marta Calvo en Valencia no ha seguido los cauces normales de otras búsquedas de personas desaparecidas. ¿Por qué? Porque desde el principio los familiares de esta desaparecida valenciana de 25 años no han seguido los protocolos recomendados para estos complicados casos.

La primera en hacerlo fue Marisol Burón, madre de la desaparecida, que tardó 48 horas en poner la denuncia por su desaparición y lo hizo en una comisaría de Valencia, en vez de en la Guardia Civil de la localidad valenciana de Albalat dels Sorells, municipio donde residen madre e hija.

Marta Calvo en una foto de redes sociales.

"Las primeras horas son fundamentales y en este caso la denuncia se puso el día 9 de noviembre, dos dias después, además Policía se la tuvo que mandar a la Guardia Civil y en ese trámite se pierde tiempo. Al final, a nosotros nos llegó el aviso el día 23 de noviembre, dieciseis días después", explica Joaquín Amills, presidente de SOSDesaparecidos. El cauce habitual es que las Fuerzas de Seguridad del Estado comunican al Centro Nacional de Desaparecidos el suceso y estos se lo remitan a esta prestigiosa organización.

Joaquín Amills, presidente de SOSDesaparecidos.

"Recuerdo un caso en que me llamaron de la Comandancia de la Guardia Civil de Almería por una desaparición donde había un problema de medicación del desaparecido. Pusimos la maquinaria en marcha y desde el aviso tardamos solo media hora en dar la alerta con carteles de búsqueda. A las cuatro horas apareció la persona. En este caso nos saltamos la burocracia porque era más importante la rapidez que otra cosa, pero funcionó", añade Amills.

Tras la denuncia, los carteles con el rostro de Marta Calvo estuvieron listos el mismo dia 23 de noviembre, dieciséis días después de su desaparición. El presidene de SOSDesaparecidos dice que  "es muchísimo tiempo para un desaparecido. Normalmente, pedimos inmediatamente la denuncia y una fotografía del desaparecido, además de datos generales como la edad, color de pelo, estatura".

Jorge P. J. en su motocicleta.

"La sociedad tiene que saber que estamos para ayudarles y que somos totalmente gratuitos, que no cobramos nada ", dice Amills. La asociación SOSDesaparecidos también proporciona asesoría legal y psicológica gratuita si es necesaria. "Si la madre de esta chica nos hubiese llamado le habríamos dicho que no pusiera la denuncia un sábado y que hubiese ido a la Guardia Civil directamente. Si la denuncia viene directamente de la Guardia Civil es más rápido, se evita el trámite burocrático", explican desde la Asociación.

Proceso equivocado

El proceso seguido en este caso parece un manual de todo lo que no se debe hacer. Y para enredar todavía más el asunto, también la madre mallorquina del acompañante de Marta, Jorge P. J., puso una denuncia por la desaparición de su hijo Jorge cuando los investigadores le dijeron que estaba buscando a su hijo. 

Esa denuncia tampoco ha llegado curiosamente todavía a SOSDesaparecidos. "Todo es muy extraño porque se está buscando a una persona, por lo que sea, que nos da igual, pero no hay un nombre, ni foto de él, ni dato alguno", dice Amills.

Casa de la localidad de Manuel donde se perdió el rastro de Marta Calvo.

Jorge P. J. fue detenido en Italia en 2008 con nueve kilogramos de heroína, aunque su residencia oficial era en la localidad valenciana de Gandía. Tras cumplir condena en este país europeo, regresó a España. Antes había residido en Badajoz, donde ya tuvo su primer tropiezo con la Justicia.

En la actualidad, su madre pagaba el alquier de sus dos pisos en Valencia: uno, en el número 9 de la calle Sant Joan Bautista, de Manuel; y, otro, en el número 40 de la calle Isabel La Católica, de Ollería. En esta segunda vivienda se encontró ropa con unas manchas rojizas que está analizando la Guardia Civil. También Jorge tenía dos coches y una moto de gran cilindrada.

Su paradero, a día de hoy, es desconocido. Se baraja la hipótesis de que haya huido de España con apoyo externo. Sin embargo, a pesar de que se le busca, la Guardia Civil no ha solicitado al juez de Instrucción número 6 de Alzira, que investiga este caso. ninguna orden de detención internacional ni europea, porque los investigadores no consideran agotada la posibilidad de que permanezca en España oculto en casa de alguien, esperando a que disminuya la presión policial.

Este viernes más de un centenar de agentes de policía, acompañados de perros y un helicóptero, han realizado una batida en la zona donde desapareció  Marta Calvo, pero sin resultado positivo. Un gran despliegue de medios que se produce 22 días después de la desaparición de la joven valenciana.

"Nosotros no preguntamos por la vida de cada desaparecido, para nosotros todos tienen el mismo valor. Estamos abiertos 24 horas. Esto nos tiene que servir para aprender y sacar conclusiones. En los últimos cuatro o cinco años hemos avanzado mucho en el tema de desapariciones en España, pero perder diez días en dar una alerta es un tropezón importante que no podemos repetir. Yo confío en no esperar otros 16 días en tener también la alerta oficial de la desparación de Jorge, si es que está denunciada de verdad su desaparición", remata Joaquín Amills.

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