28 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

Dos nuevas pistas definitivas e irrefutables podrían resolver ahora este caso, que permanece sin culpable desde hace 17 años

Estos son los errores cometidos en la investigación del asesinato de Déborah Fernández (I)

La joven tenía 22 años cuando fue asesinada.
La joven tenía 22 años cuando fue asesinada.
Un escrito presentado en el Juzgado por la familia de Déborah Fernández en julio de 2019 para pedir la reapertura del caso recoge todos los errores, que a su juicio, se cometieron en la primera instrucción que se llevó a cabo tras la desaparición y posterior hallazgo de la joven muerta en 2002. En el cierredigital.com vamos a contar estos posibles fallos, que ahora pueden quedar olvidados si dos nuevas pruebas concluyen con éxito y dan un vuelco definitivo a la investigación.

De todo el relato de 22 folios presentado ante el Juzgado que lleva el caso por el asesinato de la jóven Déborah Fernández llama la atención, por ejemplo, que el teléfono móvil de Déborah no fuese requerido por la Policía Nacional hasta el año 2006. "Lo peor es que como luego veremos, el teléfono móvil de Déborah no sólo es que no se recoja hasta pasados cuatro años, que no se analice, sino que el mismo se haya extraviado por la Policía Nacional. Ahora alegan que no se encontró nada, pero no existe incorporado a autos acta del examen del mismo, con lo que ese es el único dato objetivo", señala el escrito.

Es decir, que el teléfono móvil no fue pedido hasta cuatro año después de la desaparición y muerte de la joven, que ocurrió en abril y mayo de 2002. Asimismo, el ordenador de Déborah no fue recogido por la Policía hasta marzo de 2019 para ser estudiado. El escrito presentado en el juzgado recoge que "ningún investigador nunca le dice a los familiares que lo guarden para entregarlo a la Policía cuando fueran requeridos".

La joven Déborah Fernández.

Sin embargo, una nueva testigo que sitúa a Déborah en un lugar concreto 15 minutos después de que fuese vista por última vez y el análisis de unos restos biológicos pueden acabar por dar un giro al caso, que prescribe dentro de tres años.

El error del teléfono y el ordenaro no son los únicos que la familia detalla en su escrito, hay otros que se produjeron durante toda la fase de instrucción, que fracasó al no detener a nadie por el asesinato de la joven viguesa. Un caso cuyas circunstancias conviene recordar.

Parecía un día normal para Déborah

El 30 de abril de 2002 año  era un día normal para Déborah Fernández, fue a clase de Diseño Gráfico, pero salió antes porque se sentía mal. Déborah, de 22 años, se fue desde clase a su casa en la avenida Atlántida de Alcabre y a mediodía acudió a la peluquería. Después de comer, por la tarde, salió a practicar footing por la playa de Samil, se encontró con su prima Nuria e hicieron juntas parte del recorrido, a la altura del puente de Langares se despidió de ella, le dijo que no iba a salir aquella noche, que tenía otros planes.

A las nueve menos cuarto de la noche fue vista por última vez en la zona de Alcabre, en la conocida "curva del matadero", cuando un conocido se cruzó con ella, a 500 metros de su casa. Diez días más tarde, el 10 de mayo, una vecina, Adelaida, que paseaba a su perro por O Rosal, encontró su cuerpo, a más de 40 kilómetros de Vigo. La joven estaba a tres metros del arcén de la carretera, desnuda y medio tapada con ramas de acacia, acostada de lado, con piernas y brazos flexionados. Depositaron el cuerpo con cuidado, con mimo, porque no había señales de arrastre del cadáver sobre el suelo.

La familia puso carteles por todo Vigo.

La autopsia desveló que la chica había muerto entre seis y nueve días antes, incluso el mismo día de su desaparición. Cuando murió estaba vestida y así estuvo al menos durante doce horas después de su muerte. Luego desnudaron su cuerpo y lo lavaron. Los informes también arrojaron que Déborah permaneció en un lugar frío y oscuro, quizás una cámara frigorífica o un sótano, hasta que fue depositada en la cuneta por su presunto asesino o un cómplice.

Pistas falsas

El cuerpo no tenía signos de violencia ni de agresión sexual. La hipótesis más fiable fue la muerte por sofocación con un objeto blando, que no habría dejado signos violentos. Junto al cadáver se dejaron pistas falsas, como un preservativo usado, un pañuelo de papel y un cordón verde bajo el cuerpo. También se hallaron restos de semen y ADN, que parecían pruebas fiables para encontrar al autor.

Durante años los investigadores siguieron estas pistas que luego resultaron ser falsas, se hicieron cientos de pruebas, entre ellos al principal sospechoso. Pero no se consiguieron resultados positivos, porque las pruebas eran falsas y se pusieron allí para confundir a los investigadores. Los policías finalmente descubrieron que la escena era ficticia, un escenario montado para hacer creer en el móvil sexual. Hasta cinco grupos policiales de trabajo pasaron por el caso. Hace unos meses llegó el sexto desde Madrid para trabajar de nuevo en el caso.

Rosa, hermana de Déborah

Desde entonces y gracias a la lucha e insistencia de la familia hay nuevos testimonios y pruebas que pueden ayudar a resolver el caso. Un testimonio crucial que ubica a Deborah en persona en un lugar a 3 kilómetros de su casa a las nueve de la noche y una nueva prueba de ADN sobre un nuevo objeto hallado en la investigación.

Ocho años después del asesinato, en 2010, el inspector Luis Muñoz, que trabajó a las órdenes del comisario Ángel Galán, se hizo cargo del caso y estableció cuatro hipótesis diferentes, pero solo una quedó como más probable. El informe fue titulado Operación Arcano y fue fechado en 2010. Deborah se encontró con alguien conocido que la introdujo en un vehículo y la trasladó al lugar donde fue vista 15 minutos más tarde.

La Policía sospechó entonces que el autor se construyó una rápida coartada apareciendo en lugares públicos, para que no lo relacionasen con la chica y se las ingenió para dejar rastros falsos que, como finalmente ocurrió, entorpeció las pesquisas e hizo perder el tiempo a los investigadores. Este sospechoso, exnovio de Déborah, llegó incluso a ser interrogado en comisaría.

Negó haber hablado con ella

El comisario ya jubilado Ángel Galán tomó personalmente declaración a este hombre, que negó haber hablado por teléfono con la chica ese día, pero las investigaciones sí demostraron que lo había hecho al mediodía de ese mismo día cuando ella estaba en la peluquería y que en su recorrido habitual en coche pasaba por el lugar donde se vio a Déborah por última vez. Sin embargo, mantuvo que aquel día, precisamente, había tomado otro camino diferente. Pese a toda la investigación no se pudo acusar del crimen a nadie.

Más de 220.000 personas apoyaron a la familia durante años a través de una petición en change.org para pedir su reapertura judicial, firmas que no llegaron a ser presentadas porque llegó antes la reapertura policial del caso. Ahora la familia de Deborah ha presentado en el juzgado un informe que recoge todos los errores, que a su juicio, se cometieron inicialmente en la instrucción.

Entierro de Déborah en el año 2002.

 El 28 de mayo de 2002 se llamó a declarar al principal y único sospechoso de la desaparición de Deborah, su exnovio identificado como PPSL que el 3 de junio de 2002 no había sido todavía interrogado porque "se ha ausentado a Argentina por motivos laborales", según constaba en los autos judiciales de entonces.

La queja de la familia viene porque ni siquiera se comprobó si esta persona estaba o no en Argentina y sorprendentemente no se le volvió a citar en otra fecha. Tampoco tiene sentido que este joven se fuese del país aquellos días teniendo en cuenta que era exnovio de Deborah y el cadáver de la joven se había encontrado apenas dos semanas antes y podían querer interrogarlo.

Lagunas temporales

El escrito recoge que también existieron lagunas temporales en la investigación, puesto que la jueza instructora pidió al jefe de la investigación el 25 de agosto de 2003, un año después,  un informe sobre las diligencias practicadas hasta entonces. El 23 de septiembre el jefe de la investigación respondió que  "se continúa identificando a personas del entorno de Déborah, novio, hermanos, etc, con entrevistas personales a los identificados”. Lo que cual no es del todo cierto, puesto que los familiares de Deborah no han sido interrogados hasta hace un par de semanas e incluso,  los investigadores han renunciado ahora a tomar declaración a su padre y a su hermano José, que en aquellos días vivieron intensamente la búsqueda de la joven. "Incluso mi hermano había discutido con Déborah el día antes por la relación sentimental que ella tenía", afirma Rosa Fernández a elcierredigital.com.

Testigos interrogados dos años después

La mayor parte de los testigos declararon en agosto de 2004, su prima Nuria, A.P.L., C.S. y el principal sospechoso PPSL lo hicieron entonces, dos años después de los hechos. En diciembre de 2005 la Policía pidió autorización al Juzgado para investigar el origen de un ramo de flores que alguien depositó en el lugar donde se encontró el cadáver de Deborah en septiembre de aquel mismo año y pidió que se oficiase a entidades bancarias para conocer al titular de la tarjeta de crédito empleada en esa compra. Cuando llegaron las respuestas de los bancos no se investigó a los titulares para saber qué relación podían tener con Déborah.

Lugar donde fue encontrado el cadáver de Déborah.

En diciembre de 2006 hubo una nueva declaración de PPSL, exnovio y principal sospechoso. Cuatro años más tarde el Juzgado denegó la intervención telefónica del terminal del joven, algo que se hizo porque existían indicios. La Policía solicitó esta medida por la contradicción entre el testigo y sus familiares y dos amigos sobre el lugar donde había pasado la noche el día que desapareció Déborah.  En 2010 se procedió al archivo de la investigación sin culpables. Seguiremos contando....

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