26 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

Una de las pistas que se barajan es que Tomás Gimeno y sus dos hijas subieran a un velero la noche que se les perdió la pista frente a Candelaria

La Interpol busca en Chile, Argentina y Uruguay el rastro de las niñas desaparecidas en Tenerife

Olivia y Anna, desaparecidas.
Olivia y Anna, desaparecidas.
Los investigadores de la Guardia Civil han descartado ya la pista africana que podía haber situado a Tomás Gimeno y sus hijas Anna y Olivia en el continente negro. Ahora las pesquisas se orientan a la posibilidad de que hubiesen tomado un velero en alta mar para dirigirse al continente americano en una travesía que puede durar días. Al parecer, Tomás tiene contactos profesionales en Argentina, Chile y Uruguay, lugares donde la Guardia Civil ya está investigando.

El pasado miércoles 5 de mayo el canal NTN24 -conocido como el canal de las Américas- conectaba en directo con Joaquín Amils, presidente de SosDesaparecidos. El programa "La Mañana" conectaba con Tenerife para informar sobre este caso que tiene sobrecogido a todo el país. Esta aparición televisiva no es baladí, ya que esta pista se muestra como bastante fiable por los contactos que tiene Tomás Gimeno y su familia en Argentina, Chile y Uruguay.

Joaquín Amils en la TV americana.

La pista internacional se abrió el 1 de mayo cuando el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 3 de Güímar (Tenerife) dictaba una orden de búsqueda internacional del padre y sus dos hijas, de 1 y 6 años, desaparecidos hace nueve días en Tenerife.

La activación de la orden de búsqueda implica la competencia de las autoridades locales para impedir que pueda salir del país y entregarlo a la Guardia Civil, que es el cuerpo encargado de dirigir esta investigación. Esta orden judicial también capacita a los agentes de otros países a detenerlo y entregarlo a las autoridades españoles, siempre y cuando, Tomás Antonio Gimeno haya conseguido salir del país. 

Esta hipótesis reforzaría la versión de algunos amigos de Tomás que, usando una aplicación de seguimiento de barcos, sospechan de un velero que la misma noche de los hechos fondeó cerca del lugar donde el hombre tomó su lancha. Aquella noche, las cámaras recogieron a Tomás embarcando dos grandes petates, similares a los usados en el ejército, y algunas bolsas más, pero las niñas nunca aparecieron en las pantallas de tráfico, del puerto ni de la gasolinera donde acudió el padre a comprar un cargador de móvil.

Dos horas claves

No obstante, la Guardia Civil continúa centrada en componer las últimas horas de Tomás Gimeno y las niñas, durante la tarde y noche del martes 27 de abril, antes de desaparecer en Tenerife con Anna y Olivia, sus dos hijas de uno y seis años.

La actitud de Tomás con su padre, a quien dio un largo abrazo antes de despedirse aquel día, algo inusual, y los movimientos de dinero entre cuentas bancarias, hacen sospechar que el hombre había preparado con tiempo su huida. Por eso los agentes de la UCO centran sus pesquisas en dos escenarios: El océano Atlántico, donde la barca de Tomás apareció a la deriva, y su domicilio, donde estuvo con las niñas al menos dos horas.

Allí llegó tras estar durante la tarde en la vivienda de sus padres. Se despidió de ellos a las 19.30 horas. Es la última vez que alguien vio juntos a padre e hijas. Los agentes de la Guardia Civil han "peinado" la casa en tres ocasiones y el terreno de los más de 2.000 metros cuadrados que la rodean. La primera vez fue durante la mañana del miércoles, tras denunciar Beatriz, la madre de las niñas, que Tomás no le había devuelto a las menores.

Otras de las vías es investigar la ruta que siguió su teléfono móvil  hasta que dejó de funcionar o lo apagó. Obtener el posicionamiento del móvil de Tomás para poner en orden las horas y sus últimos movimientos es clave para el avance de las pesquisas. Además, los guardias civiles intentan localizar todos los barcos que navegaban por la zona para analizar los trayectos e identificar a posibles testigos.

Tampoco se descarta que Tomás haya dejado pistas falsas a propósito para tratar de confundir a los investigadores y ganar tiempo en su huida. La sangre, los continuos movimientos con su coche y la llamada a la madre podrían ser parte de estas falsas pistas.

Pero trabajar en estas pistas también requiere tiempo y esfuerzo humano, ya que se ha tardado casi una semana en descubrir que esa sangre era de Tomás. La última vez que se vio a Tomás fue a las 23.30 del martes 27 de abril adentrándose en el mar con su embarcación.

La barca de Tomás inspeccionada por la Guardia Civil.

En la zona donde fue encontrada la barca hay una profundidad de entre 400 y los 1.000 metros que no permite buscar a los agentes del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) del Instituto Armado. Esta semana están esperando la llegada a la isla de un robot dirigido que puede bajar esta profundidad y rastrear el fondo marino.

Tomás Gimeno y Beatriz Zimmermann se separaron en agosto del año pasado y en diciembre ella aseguró ante la Guardia Civil que el padre de las niñas hijas le había amenazado de manera verbal. Sin embargo, en el último momento decidió no interponer la denuncia. Pero la Guardia Civil hizo un seguimiento del caso y en marzo los agentes volvieron a contactar con la mujer y le preguntaron si las amenazas habían vuelto a repetirse, pero ella dijo que no. Pero la dueña de un restaurante ya relató en Telecinco que Tomás había agredido a la nueva pareja de Beatriz en el aparcamiento de este restaurante hace unos meses.

Lo que se sabe con certeza es que el hombre estuvo con las niñas en casa de sus padres hasta las 19.30 horas y durante ese tiempo habló varias veces por teléfono con Beatriz. Desde que llegó a su chalé, tras estar en la casa de sus progenitores con sus hijas pequeñas donde fue escuchado por los vecinos, hasta que las cámaras de seguridad le captan en la Marina de Santa Cruz, no hay imágenes de sus movimientos.

A las 21.30, las cámaras del puerto le grabaron solo, sin Anna y Olivia, llevando maletas y bultos desde su coche hasta su embarcación de recreo. Tomás hizo entonces un primer viaje a alta mar. Luego regresó y cargó hasta en tres ocasiones la barca. Eran las 23.30 horas y se fue a una gasolinera a comprar tabaco y un cargador para su móvil. Después, pidió al vigilante del Puerto cargar su celular. Tomás volvió a adentrarse en el mar y ahí se le perdió la pista.

Alrededor de la 1.30 de la madrugada habló con Beatriz en un tono calmado, que hizo a la mujer tranquilizarse y pensar que sus hijas estaban durmiendo en casa de Tomás y que al día siguiente se las devolvería. Por eso espero al día siguiente para denunciarlo. Pero durante la madrugada, amigos y familiares de Tomás alertaron a la mujer de que les había mandado mensajes de despedida. A las 06.00 horas del miércoles 28 de abril la madre de las niñas interpuso la denuncia.

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