15 de mayo de 2024
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FIN DE SEMANA

Fue Mariano de Cavia quien, a través del diario 'El Liberal', anunció una noticia falsa para salvar la pinacoteca de la dejación de las autoridades

Entre ayer y mañana (VI): El día que la prensa anunció 'el incendio' del Museo del Prado para salvarlo

El Cierre Digital en El museo Del Prado (Madrid).
El museo Del Prado (Madrid).
El periodista Mariano de Cavia sembró el pánico a través de una noticia publicada en el diario 'El Liberal'. El comunicado alertó de un incendio que se originó en el Museo Del Prado y, que, como consecuencia había destruido obras expuestas en esta galería de Goya, Tiziano o Velázquez. No obstante, aquella noticia era falsa y tenía como fin denunciar el abandono por parte de las autoridades de la pinacoteca madrileña.

El periódico "Liberal" en un artículo de uno de sus más prestigiosos columnistas sembró el pánico en Madrid. Nada menos que don Mariano de Cavia informaba a los lectores con una noticia "bomba": El Museo del Prado está ardiendo... lo que provocó que miles de madrileños, familias enteras, se echarán a la calle y fueran corriendo hacia el Paseo del Prado. Según el periodista el incendio se había iniciado en una de las viviendas que ocupan los empleados y se había propalado rápidamente por ser los suelos y los techos y muchas paredes de madera vieja. Al parecer el fuego se corrió a gran velocidad y cuando llegaron las primeras dotaciones de bomberos muchas de las grandes obras que contiene y exhibe el Museo ya habían sido pacto de las llamas (Velázquez, Goyas, Grecos, Murillos, Tizianos).

Imagen del periódico 'El Liberal'.

Pero, muy pronto se supo la verdad. La noticia era falsa y el autor lo aclararía al día siguiente con detalle. Todo había sido un modo de denunciar el abandono en el que las autoridades responsables tenían a la Pinacoteca más importante de Europa y como advertencia de lo que podía pasar en cualquier momento, viviendo como vivían y hasta cocinando en los altos del edificio las familias, incluso con niños, de los empleados, unas diez.

Pero como, seguramente, querrán saber más de lo que fue aquello les reproduzco el mejor artículo que he encontrado sobre el acontecimiento:

EL INGENIO DE MARIANO DE CAVIA (Fernando R. Quesada)

Antaño, los grandes museos europeos además de salas, galerías y almacenes, tenían algunas dependencias destinadas a que se alojara parte del personal con sus respectivas familias. Así ocurría en el Museo del Prado, pero también en el Louvre y en otros.

Durante la segunda mitad del siglo XIX, la plantilla de la pinacoteca nacional estaba formada por un director, un interventor, un secretario, tres restauradores, un mozo de restauración, un escultor, un carpintero, un conserje, siete celadores, tres porteros, cuatro guardas y un mozo. Parte de este prolijo personal, con sus correspondientes familias, tenía permiso para vivir dentro del propio museo. Ocupaban los desvanes, cuyos suelos eran de madera, y allí se alumbraban con velas, lámparas de aceite y quinqués alimentados con aceite de ballena o queroseno; cocinaban con leña o carbón; se calentaban con braseros de picón y con estufas de leña; y almacenaban los diversos combustibles en los sótanos. Incluso había un brasero en la sala donde los copistas guardaban los disolventes y las pinturas, a pesar de ser material altamente inflamable. Como es obvio, todo esto suponía un altísimo riesgo de incendio. Huelga mencionar, por evidente, el desastre que las llamas hubieran ocasionado tanto desde el punto de vista material como sentimental, patrimonial, cultural e histórico. Una auténtica catástrofe.

Por aquel entonces, dirigía el Museo del Prado el prestigioso pintor Federico Madrazo y Kuntz (1815-1894) quien, preocupado por el peligro, no cesaba de insistir ante las autoridades ministeriales para que adoptaran las medidas que eliminaran este grave riesgo. Sin embargo, las tales autoridades no le hacían el menor caso.

Sabedor de todo esto y consciente de la importancia de lo que estaba en juego, el famoso periodista Mariano de Cavia y Lac (1855-1920) acudió en su ayuda con un imaginativo recurso digno de su ilustre ingenio. El veinticinco de noviembre de 1891, publicó en la portada del periódico El Liberal, un impactante titular: LA CATÁSTROFE DE ANOCHE: ESPAÑA DE LUTO. INCENDIO DEL MUSEO DE PINTURAS, bajo el cual colocó un artículo en el que relataba cómo un pavoroso incendio iniciado en uno de los desvanes, había destruido por completo el Real Museo de Pinturas y Esculturas de su Majestad, hoy Museo Nacional del Prado.

La noticia, voceada por los vendedores ambulantes, corrió por Madrid como la pólvora. La prosa del artículo era tan dramática y su descripción tan vívida y minuciosa, que la imaginación de los lectores se veía inmediatamente espoleada y su ánimo era presa de tremenda aflicción: ...coronado de llamas, lanzando columnas de humo hacia las nubes y de cuando en cuando haces de chispas, que semejaban luminosos residuos del espíritu de Velázquez, Murillo, Rafael, Rubens, Tiziano, Goya... No ardía solo el ala de Poniente ni el ala de Levante, ni el centro del edificio. Lo que ardía era el Museo todo, el Museo entero, el Museo por los cuatro costados. Solo al final del artículo don Mariano desvelaba que se trataba de un relato ficticio, aunque advertía: ...los tristes sucesos... pueden ocurrir aquí el día menos pensado... Esto es lo que ocurrirá si Linares Rivas no remedia en nuestro Museo lo que tanto le expone a un accidente de esa naturaleza.

El Prado itinerante

Precisamente un Decreto de 2009, bajo el mandato de Rodríguez Zapatero, permitía una red de Museos por toda España. Desde entonces, se montó una plataforma itinerante para llevar por toda España, Estados Unidos, China, Europa, África, e Hispano América un conjunto de obras del Museo del Prado.

Las Meninas, el triunfo de la pintura

Las meninas de Velázauez.

Obras donde estarían incluidas, por ejemplo, “Las Meninas” de Velázquez; “Los fusilamientos” y la “Carga de los mamelucos”, de Goya; el “Guernica”, de Picasso; el “Entierro del Señor de Orgaz”, del Greco; “El jardín de las delicias” del Bosco; “Las tres gracias”, de Rubens; “El emperador Carlos en Mühlberg a caballo” de Tiziano y algunos más de otros museos. Todos bajo un mismo título: “El Prado viaja por el mundo”.

Y siempre según me cuentan las estancias en cada capital, con toda la publicidad del mundo, y vendiéndolo como el mejor gancho turístico de la historia. Sería no menos de 6 meses en cada capital (Nueva York, París, Pekín, Tokio, Calcuta, Ciudad de México, Buenos Aires, y no sé cuántas más). La historia se repite.

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