25 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

Ana María Ríos García de las Hijas, empleada en el sector de la Seguridad, reclama a la Comunidad de Madrid que protega a este menor

Caso menores tutelados: La triste historia de una madre que pide que cuiden a su hijo con TDH

Ana María Rios.
Ana María Rios.
La pelea en favor de los menores tutelados sigue adelante. Todo empezó con los escándalos de menores que, estando bajo la responsabilidad del Estado, supuestamente eran prostituidas en Palma de Mallorca. Un hecho escandaloso que hizo de lanzadera para arrojar luz sobre una situación realmente complicada. Un asunto, el de los menores apartados de sus familias, que para el común de la sociedad era desconocido. Hoy contamos la historia de Ana María Ríos García, madre de un hijo con TDH.

Ésta es la historia de Ana María Ríos García de las Hijas, una mujer madrileña que trabaja en el sector de la Seguridad y madre de Miguel un menor de 14 años tutelado por la Comunidad de Madrid. “Mi hijo tiene problema que se llama TDH (Trastorno del Déficit por Hiperactividad) y es oposicionista desafiante. Es un chico muy inteligente, pero necesita tratamiento adecuado. Su peregrinaje por los colegios ha sido tremendo. Sobre este problema no se ha avanzado mucho y hasta hace unos pocos años muchos educadores negaban que existiera. Yo empecé a ser consciente cuando le expulsaron de su primer colegio”, explica Ana María.

“Con seis años empezaron a medicarle, pero en los colegios, y ha pasado por siete, no tenían en cuenta su situación. Hay que pensar que el TDH es una discapacidad fantasma. Físicamente no se nota. Es un problema de neurodesarrollo. Tiene un comportamiento disruptivo y, claro, ni hay profesores especializados ni se adaptan las clases a su situación”, prosigue.

Ana María Rios.

Su situación se complicó debido a la actitud del padre. “No separamos cuando Miguel tenía siete meses, y él también padece TDH, lo que pasa es que hace años no se detectaba tan bien como ahora. El padre no acepta lo que le pasaba y le comía la cabeza cuando estaba con él, le decía que lo que hacía yo era medicarle para que no molestara”, explica Ana María. Su relato se hace aún más retorcido cuando explica lo que provocó un castigo habitual a su hijo: “Le prohibí usar una consola. Él me dijo que si no se la daba le iba a decir a su padre que me denunciara por malos tratos. No le hice caso, pero así sucedió. Llegué a pasar una noche en un calabozo. Después hubo un juicio rápido que se convirtió en una masterclass mía sobre el TDH. Me dieron la razón y vieron que no había pasado nada”.

Sin embargo, ese día Ana María cometió lo que hoy considera un error. “Estaba tan harta de que su padre no fuera consciente del problema de Miguel y le dije que se lo llevara y que asumiera lo que le pasaba a nuestro hijo. ¡En buen día lo hiciera! Al poco tiempo estaba harto y fue a decirlo a Asuntos Sociales. Todo esto ocurrió a mi espalda”, cuenta.

A partir de ese momento se precipitaron los acontecimientos. El CAI (Centro de Atención a la Infancia) mandó llamar a Ana María y su historia dio un giro más tal y como ella explica: “Me obligaron a permitir que mi hijo se fuera a un centro de menores. Yo pensaba que eran funcionarios y que si decía que no me lo quitaban. Ahora sé que son un servicio privatizado, lo lleva una empresa que se llama Trama ORG. No son personal especializado. Aprovecharon mis circunstancias para quitarme a mi hijo. Lo digo claramente”.

Miguel desde el día 7 de agosto de 2019 está en un centro de menores en la localidad madrileña de Robledo de Chavela y la situación cada vez es más complicada para Ana María. “No veo un futuro claro, la verdad. Me dejan verlo una semana sí y otra no, pero, a veces, él no quiere verme. No entiende lo que ha pasado y cree que es culpa mía. Él cree que su padre es bueno y lo va a sacar. Ahora me dicen que se queda aquí hasta que tenga dieciocho años”, explica Ana María. “Yo no quiero que me lo devuelvan para que se quede conmigo. Quiero que lo lleven a un sitio idóneo para él donde lo vea un psicólogo clínico, pero no que esté como ahora. Es lo único que pido”, puntualiza.

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