Rafi Escobedo y el Caso Urquijo: Le prometieron que Myriam volvería.
Se cumplen 42 años del crimen de los marqueses de Urquijo, perpetrado por su yerno, solo o acompañado.
Rafael Escobedo Alday fue uno de los personajes más carismáticos de la España de los años ochenta. Condenado por el asesinato de sus suegros, los Marqueses de Urquijoco, pero nsiguió que gran parte de la población española empatizase con él y que sus apariciones en prensa y telvisión le dieran una popularidad inusitada para un condenado por un doble crimen.
Han pasado 42 años de aquella madrugada del 1 de agosto en la que Manuel de la Sierra y Maria Lourdes de Urquijo y Morenés fueron asesinados por Rafi Escobedo "sólo o en compañía de otros", tal como rezaba la sentencia de julio de 1983. Una frase que dejaba demasiadas ambigüedades sobre un caso que no ha dejado de generar interés desde entonces.
A la fascinación por lo ocurrido en 1980 ayudaron varias circunstancias: era verano, época de escasez de noticias y estábamos en plena Transición. Por primera vez los ciudadanos españoles podían asistir a como se rastreaba en las miserias de alta sociedad, algo que cinco años antes, con el dictador Francisco Franco vivo, hubiera sido impensable. En esos años triunfaban los culebrones como Falcon Crest o Dinastía. El país asistió a uno real en vivo y en directo.
La madrugada del 1 de agosto de 1980 los Marqueses dormían en camas separadas en su mansión de Somosaguas, una lujosa urbanización de Madrid. Él, Manuel de la Sierra de 55 años dormía en la habitación matrimonial. Ella, Lourdes Urquijo, quien verdaderamente ostentaba el título hacía lo propio en una austera habitación contigua. Supuestamente, junto a ellos pernoctaba en la mansión su criada dominicana. Más tarde se sabría que durante la noche se había ausentado para mantener un encuentro sexual con el mayordomo de un vecino, el banquero Claudio Boada.
En plena noche una o varias personas (es una de las dudas que todavía persisten) saltaron la valla de un metro y medio y se dirigieron a la mansión en la que penetraron por la puerta de la piscina. Usaron un soplete para romper la puerta que separaba la piscina del resto de la casa. Subieron a la primera planta y se dirigieron a la habitación del Marqués. Le dispararon un tiro en la nuca, justo detrás de la oreja que acabó con su vida enseguida. Alguien tropezó y la pistola, una Star 22, se disparó impactando contra un armario.
Este ruido despertó a la Marquesa que preguntó en alto “¿Quién es?” Fue su sentencia de muerte. Siempre se creyó que la muerte de Lourdes no fue buscada. Alguien penetró en su habitación y le disparó en la boca. Luego le dió un tiro de gracia en la vena carótida.
Los cuerpos de los aristócratas fueron descubiertos a las 9 de la mañana por la criada. Desde el principio empezaron a suceder cosas raras. La primera es la llegada del administrador de la familia, Diego Martínez Herrera, que lo hizo completamente vestido de negro. Algo sorprendente un primero de agosto en Madrid. La primera decisión que tomó antes de que llegaran los forenses fue ordenar lavar los cuerpos. Esta acción no tuvo ninguna consecuencia judicial.
Rafi Escobedo, el único condenado por el asesinato
El inspector de policía José Romero Tamaral dio un giro inesperado al caso. Ya tenía en el punto de mira a Rafi Escobedo, yerno de los Marqueses. Este era íntimo del hijo de los aristócratas, Juan de la Sierra, y se había casado con la hija Miryam. Sin embargo, en el momento del crimen el matrimonio estaba roto. La hija de los marqueses había iniciado una relación sentimental con Richard Dennis Rew, conocido como ‘Dick el americano’ que el día del crimen estaba en Oviedo. Años después sería vinculado a un caso de estafa piramidal, mediante la empresa Golden Paradise.
Romero Tamaral se reunió con Rafi en el finca de su padre Miguel en la provincia de Toledo. Miguel Escobedo era coleccionista de armas y le gustaba practicar el tiro. En dicha finca Rafi estaba disparando cuando se encontró con el inspector. Este recogió unos casquillos que coincidía con el de las balas usadas para matar a los Marqueses. Miguel Escobedo había puesto a la venta la pistola Star 22 que se usó en el doble crimen meses atrás.
Rafi fue detenido el 8 de abril de 1981 e interrogado en la Dirección General de Seguridad en la Puerta del Sol, hoy sede del Gobierno de la Comunidad de Madrid. Según contaría el propio Rafi años después la policía le sometió a varias torturas físicas y psicológicas, algo habitual en pleno posfranquismo, y consiguieron arrancarle una confesión. Sobre una cuartilla que firmó aseguró haber matado a sus suegros. Esta cuartilla, al igual que los casquillos, desaparecieron misteriosamente en el momento del juicio. En el caso de la confesión escrita podría haber sido una prueba fundamental ya que un grafólogo podría haber certificado el estado en el que Rafi escribió la confesión.
En octubre de 1983, Rafael Escobedo Arnay, fue condenado, a pesar de la falta de pruebas objetivas, solo hubo indicios, a 53 años de prisión. La sentencia ha pasado a la historia por una frase que deja en mal lugar a la justicia: “Rafi Escobedo asesinó a los Marqueses de Urquijo sólo o en compañía de otros”. El Fiscal Zarzalejos soltó otra frase para la historia: “Puede que ahora mismo otros implicados se estén riendo por haberse librado de la acción de la Justicia”.
La supuesta promesa a Rafi Escobedo
Rafael Escobedo fue el asesino confeso de los Marqueses. Sin embargo, el 'sólo o en compañía de otros" apuntaba a la posibilidad de la coautoría de los crímines. Su amigo Javier Anastasio fue acusado como tal pero, tras tres años de prisión preventiva y nueve meses en libertad, se fugó un mes antes del segundo juicio que tuvo lugar por el crimen.
Rafi se desdijo después de su primera declaración autoinculpatoria y aseguró que él no era más que un 'cabeza de turco'. En su última entrevista, concedia a Jesús Quintero en el programa El perro verde de TVE, anunció que estaba harto y que iba a contar todo lo que hasta entonces habái callado. Sin embargo, un día después de la emisión del programa apareció ahoracado en su celda.
Hace unos meses, Macarena López-Roberts, hija de Mauricio López-Roberts condenado a cinco años de prisión por encubrimiento, publicó el libro Honor: Las otras víctimas del crimen de los marqueses de Urquijo (Almuzara) junto a la periodista Angie Calero. En él reibindicaba la figura de su padre y la visión que éste tenía de lo sucedido aquella noche. Sobre el porqué del silencio de Rafi, ella daba una explicación en una entrevista en Elcierredigital.com.
"Era muy parecido a mi padre. Para él, la palabra dada tenía un peso. Él siempre pensó que lo que le habían prometido se iba a cumplir. Pensó que Myriam[que ya estaba con Dick el americano]Sólo al final perdió la esperanza, cuando veía que no se le concedía el tercer grado. Por eso, acabó quitándose la vida. Por desesperación. Nunca he creído la teoría de que lo suyo fue un asesinato como dice Marcos García Montes. Igual que no creo que él tenga las memorias de Rafi", aseguraba.
Lo único cierto es que Rafi falleció sin negar a 'tirar de la manta' tal y como él anunció durante mucho tiempo. Su desaparición y el silencio de Javier Anastasio impiden que se sepa de forma clara lo que ocurrió esa noche del verano de 1980.
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