
Mitos del 'fenómeno Kinki' (IV): Así sedujo José Luis Manzano a Eloy de la Iglesia
El actor fue descubierto por el director vasco en los billares Victoria de Madrid, donde chicos se ofrecían a hombres
Han pasado más de cuatro décadas desde que el director de cine Eloy de la Iglesia Diéguez (Zarauz, 1944) se estrenara en el cine ‘kinki’. Lo hizo con la cinta ‘Navajeros’. Esta película se convirtió en un referente que reflejó en la gran pantalla la historia de José Joaquín Sánchez Frutos, alias 'El Jaro', uno de los delincuentes juveniles más reconocidos de finales de la década de los setenta.
Para ponerse en la piel de ‘El Jaro’, el cineasta guipuzcoano eligió a un joven llamado José Luis Manzano (Madrid, 1962). De La Iglesia le descubrió en 1978.
Su relación no solo se limitó al ámbito cinematográfico. Llegaron a convivir juntos y, entre ellos, surgió un vínculo marcado por la toxicidad y el amor.
La historia familiar de José Luis Manzano: Drama, robos y supervivencia
José Luis Manzano no soñaba con ser actor. Fue un reflejo encarnado de una generación perdida entre las ruinas del desarrollismo español, la heroína y un cine marginal que se convirtió en su vida.
Nació el 20 de diciembre de 1962 en una de las chabolas de la UVA (Unidad Vecinal de Absorción) de Vallecas. Era el menor de ocho hermanos. Desde su nacimiento, su vida estuvo marcada por el dolor y la marginalidad.

Su padre murió apuñalado en la cárcel de Carabanchel cuando José Luis aún era un bebé. Su madre, sola, sin apoyo y con ocho hijos que alimentar, cayó en el alcoholismo, incapaz de sostener el peso de la familia.
La infancia de Manzano transcurrió prácticamente en la calle. No acudió al colegio. Él y sus hermanos crecieron abandonados a su suerte, sobreviviendo como podían, mientras su madre se hundía cada vez más.
A los 12 años, comenzó a delinquir para sobrevivir. Al principio eran pequeños hurtos con otros chicos del barrio; más adelante, junto a su amigo José Fernández Eguía “El Pirri”, asaltó una joyería. Fue enviado a un reformatorio ya que su madre no podía hacerse cargo de él.
Por aquella época, su progenitora, reapareció brevemente en su vida cuando intentaba rehabilitarse de sus problemas con el alcohol. Pero, nunca pudo ser un verdadero sostén para él.
Tampoco para sus hermanos. Muchos de empezaron a codearse con círculos marginales del barrio madrileño.
Fue entonces cuando Manzano intentó salir adelante. Comenzó a trabajar como mozo en unas bodegas de Puente de Vallecas. Pero, antes de cumplir los 14 años, sufrió un grave accidente que le provocó secuelas de por vida.
El día en el que Eloy de la Iglesia ‘salvó’ a José Luis Manzano
El joven vallecano tenía tan solo 15 años cuando se vio obligado a buscarse la vida por las calles de Madrid.
José Luis Manzano empezó a dejarse ver a las puertas de los ‘Billares Victoria’, entre la zona de Callao y la calle Victoria. Allí, muchos chicos jóvenes se ofrecían a hombres para mantener relaciones sexuales a cambio de dinero. O, como se decía por aquel entonces, se lo “montaban como chaperos”.
Una de las noches en la que Manzano acudía a estos billares madrileños, su vida cambió radicalmente. Aquella madrugada, el cineasta Eloy de la Iglesia acudió a los billares para encontrarse con algún joven. Fue entonces cuando se topó con el madrileño.

Manzano, aquel joven de rizos rubios, despertó cierta ternura en el cineasta. Ambos mantuvieron un encuentro sexual en la casa del director.
Este inmueble estaba ubicado en la calle Rafael de Riego, una vía muy cercana al barrio de Embajadores y Atocha. Su relación no quedó ahí. De La Iglesia, que ya se encontraba preparando su primera cinta del género kinki, le propuso a Manzano debutar en la gran pantalla.
Eloy de la Iglesia y José Luis Manzano ENTREVISTA! (De película 1983)
En 1980, José Luis Manzano estrenó ‘Navajeros’. A partir de aquel momento, el vallecano pasó de ejercer como chapero a estrella del cine callejero.
Dos años después, participó en la película ‘Colegas’ junto a Rosario y Antonio Flores. Posteriormente, llegaron otros títulos como ‘El Pico’ y la segunda parte, ‘El Pico 2’.

En 1987, volvió al cine en la cinta ‘La Estanquera de Vallecas’ junto a actores como Fernando Guillén, Emma Penella o Maribel Verdú.
Una relación de amor y toxicidad
Manzano se convirtió en el actor fetiche del director guipuzcoano. También en su compañero de vida. Entre ellos surgió una relación muy especial.
Aunque, Manzano alternaba con novias y De la Iglesia con otros hombres. Pero, el director guipuzcoano siempre lograba que el vallecano volviera a su lado.

En aquella época, el vallecano ‘reventaba’ la taquilla. Alcanzó la fama en plena adolescencia. Muchos directores vieron un auténtico ‘filón’ en él Una circunstancia que no era del agrado del guipuzcoano. De hecho, Manzano ‘dejó de lado’ al director en dos ocasiones. Una de ellas fue para rodar la cinta ‘Barcelona sur’ y otra para unirse al elenco de ‘Los Pazos de Ulloa’, una de las series de mayor éxito de TVE.
En mitad de ese periplo profesional, Manzano y Eloy de la Iglesia nunca dejaron su relación personal. Además del sexo y el trabajo, la heroína era otro de los vínculos que les unía. Los que les conocían afirmaban que ambos compartieron una historia de amor en la que reinaba la autodestrucción y la toxicidad.

A finales de la década de los ochenta, las cosas empezaron a torcerse. Los problemas económicos de Eloy de la Iglesia eran cada vez mayores.
También su adicción a la heroína. Tanto es así que De La Iglesia internó en un centro de desintoxicación del País Vasco. Fue entonces cuando perdió el contacto con José Luis Manzano.
Un final marcado por el olvido
José Luis Manzano tampoco logró rehabilitarse. Sus problemas con las drogas se acrecentaban cada vez más. Miriam, la mujer con la que contrajo matrimonio en 1987, le dejó después de que una sobredosis casi acabara con su vida.
El mundo del cine le cerró las puertas. Su situación económica era muy complicada. El joven llegó a mendigar por la calle para poder pagar la heroína que consumía.
También tuvo que llorar la muerte de sus amigos Laly Espinet y ‘El Pirri’, ambos víctimas de una sobredosis. Muchos de sus compañeros de profesión le dieron la espalda. Tan solo consiguió ayuda por parte de Pedro Cid, un cura de Getafe que solía ayudar a los jóvenes que vivían en la marginalidad.

Con la llegada de los noventa, Manzano intentó regresar al mundillo para conseguir trabajo. De nuevo, obtuvo negativas y los problemas económicos volvieron a aparecer en su vida.
Una vez más, se vio obligado a pedir limosna. Por aquel entonces, Manzano había dejado el caballo. Pero, no la cocaína.
En 1991, en búsqueda de conseguir aquella sustancia, se topó con un toxicómano. Este le dijo que conocía un sitio donde obtenerla a buen precio. En aquel camino, ambos encontrarón a un peatón que intentó atracar el toxicómano.
Aunque José Luis no tuvo nada que ver con ese robo, la policía le detuvo y le llevó a Comisaría. Posteriormente fue condenado a 18 meses de prisión que cumplió en la prisión de Carabanchel, donde concedió una entrevista a la revista 'Interviú'.
En la cárcel madrileña, convive con drogadictos y enfermos de VIH. Allí, José Luis volvió a recaer en el infierno de las drogas.

El 31 de enero de 1992, Manzano recibió el tercer grado e ingresó de manera voluntaria en el Sanatorio del Doctor Esquerdo, para hacer un tratamiento de desintoxicación. Un mes después, accedió a un programa de reinserción para exconvictos, promovido por la Asociación Punto Omega, en Móstoles. A los pocos días, abandonó el centro por decisión propia.
El 20 de febrero de 1992 el cuerpo de José Luis Manzano fue hallado sin vida en el piso del cineasta Eloy de la Iglesia.
Manzano había vuelto con él tan solo dos días antes. Fue el director quien encontró al vallecano en el baño de su casa con una jeringuilla clavada en una de sus rodillas. José Luis Manzano tenía tan solo 28 años.
De la Iglesia huyó al llegar las autoridades. El cineasta estuvo en busca y captura hasta el 21 de febrero. La autopsia de José Luis Manzano indicó una muerte violenta. Sin embargo, también se encontraron restos de heroína en sangre por lo que todo indica a que falleció de una sobredosis.
El vallecano fue enterrado en el Cementerio Sur de Madrid. Los gastos funerarios fueron cubiertos por un seguro familiar.
En 2002, sus restos fueron incinerados y arrojados a un cenicero común por impago de la renovación de la sepultura. Dicen que Eloy de la Iglesia jamás se recuperó de la muerte de José Luis Manzano, la ‘estrella’ del cine kinki que se fue demasiado pronto.
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