La separación y la custodia repartida, llega a TV : Las claves y problemas derivados

Los problemas matrimoniales están siendo foco de las producciones audiovisuales españolas. Muestra de ello ha sido la serie ‘Querer’, de Movistar Plus+. Ahora, llega a la televisión una nueva producción de la mano de Atresmedia y The Walt Disney Company. 

Se trata de la serie ‘Custodia repartida’. Los dos primeros episodios se emitirán el 22 de enero a partir de las 22.45 horas en laSexta. Además, la serie estará disponible en Disney+ desde el 24 de enero.

Trata la realidad de una separación en España, con la que muchas familias pueden verse identificados. Tanto los ya separados como los que están planteándose la posibilidad de separarse.

En la serie, los protagonistas, Cris y Diego, tratan de mediar para que su hijo de cinco años no sufra en gran medida su separación. Puede hacernos reflexionar si la mejor opción es mantener la convivencia con nuestra expareja. O separarse, pero tener que volver a casa de los padres, como ocurre en la producción.

En ambos casos el peaje puede ser perder una parte de dignidad, manteniendo una vida que no es la que queremos. El término de “custodia repartida” hace referencia a la organización familiar de padres separados y abuelos en los periodos de cuidado de los hijos. Y puede ser caótico.

Muestra la realidad de muchas rupturas con hijos. Y nos muestra el peligro de idealizar los buenos propósitos del principio, cuando todo parece fácil y bonito. Esta idealización se contrapone con el día a día, que no está exento de dificultades.

La pareja protagonista está interpretada por Lorena López ('Las largas sombras') y Ricard Farré ('Los buenos modales'). Completan el reparto Adriana Ozores, Francesc Orella, Aten Soria, Fernando Sansegundo, Lucía de Gracia y Clara de Ramón.

Los creadores son los guionistas Juanjo Moscardó Rius y María Mínguez. Javier Fesser, ganador del Goya al mejor director por 'Camino', dirige la serie. Es responsable de algunas de las comedias más taquilleras en España como 'Campeones', 'Campeonex' o 'La gran aventura de Mortadelo y Filemón'.

La realidad vivida en estos casos

Cuando los padres crían a los niños existe una convivencia y cuidados naturales. En cambio, cuando los hijos se emancipan y construyen una familia lo normal sería que, aunque se separara, seguieran haciendo su vida de manera independiente. 

Sin embargo, no es nada fácil. Muchas familias separadas tienen que volver a la casa de sus padres para poder llegar a final de mes y esa convivencia suele ser antinatural.

La serie no deja de ser la representación de una idea de separación, pero existen miles de casos diferentes. Entre ellos, familias en las que los padres acogen a varios hijos y a los hijos de estos.

Situaciones en las que las relaciones familiares no son fáciles u otras en las que, incluso, son relaciones disfuncionales. También aquellas en las que los problemas económicos o de salud complican aún más la situación. 

Hijos emancipados que vuelven a casa

Algo relevante es que cuando un hijo o hija vuelve a casa de sus padres, vuelve a tener normas de convivencia. También falta de intimidad y mayor control. Evidentemente, esta situación es aceptada por necesidad, y los protagonistas pueden sentirse entre la espada y la pared.

La convivencia de los hijos adultos con los padres no suele ser pacífica.

Aunque con cierta frecuencia la habitación de un hijo emancipado se mantiene parecida a cuando vivía ahí, resulta llamativo que esa habitación acabe ocupándose por el hijo que se emancipó. 

En los casos en los que se vuelve a la casa familiar, lo más frustrante es que no exista expectativa de que la situación cambie. En estas ocasiones, los sueldos y el coste de la vida, con las responsabilidades inherentes a tener hijos, separarse con dignidad puede ser misión imposible. 

Muchos separados con hijos tienen la esperanza de que con el paso del tiempo, junto con una nueva pareja, se puedan volver a emancipar de sus padres. 

Sin embargo, basar la solución en otra pareja puede suponer precipitación a la hora de establecer nuevas relaciones. Así como nuevas convivencias que no tienen futuro o no se saben gestionar. Y, sin quererlo, reproducir una situación similar consolidando lo de "la pescadilla que se muerde la cola". 

Una pareja que necesita separarse lo puede pasar mal. Pero esta serie retrata que la vida de separado en casa de los padres puede ser incluso peor. ¿Qué es mejor? Cada caso es diferente. 

A veces es duro entender que la vida de separados puede ser peor que la de estar juntos, pero mal avenidos. Esto condiciona el mantenimiento de convivencias y relaciones forzosas que son un foco de conflictos y daño familiar.