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Un grupo de personas vestidas con ropa tradicional y capuchas blancas se encuentra reunido, mientras una de ellas sostiene una jarra de barro y sirve agua en vasos metálicos, en un entorno que parece ser una procesión religiosa con personas vestidas de nazareno al fondo.
SALUD

El sacrificio de ser costalero en Semana Santa: Consejos útiles para evitar lesiones

La zona cervical y la columna son las partes del cuerpo que más sufren los costaleros y se recomienda tomar precauciones

La Semana Santa implica sacrificio y pasión para muchos de sus seguidores y participantes. Año tras año, vemos cómo los costaleros caminan con gran dificultad bajo los pasos religiosos. Lo hacen al unísono, extenuados y literalmente doblados por el enorme peso que transportan durante horas, mientras recorren las calles de pueblos y ciudades.

Cada vez hay más cuidados y sensibilidad hacia esta práctica. Ya no todos la consideran un sufrimiento obligatorio, que debía asumirse sin tener en cuenta las posibles consecuencias para la salud del penitente. Los más jóvenes, en especial, son ahora más conscientes de los daños que pueden sufrir.

De hecho,  los especialistas recomiendan a los costaleros —especialmente a los menores de 21 y mayores de 45 años— realizar entrenamiento físico adaptado y supervisado. El objetivo es prepararse para una Semana Santa en la que pueden llegar a cargar hasta 35 kilogramos de media por paso.

Procesión religiosa con personas vestidas con túnicas blancas y capirotes rojos, llevando un paso con una figura sobre un burro, rodeados de espectadores en una calle.
Procesión de Semana Santa | EP

Se hace este hincapié en estos grupos de edad porque, según su experiencia, son los más propensos a sufrir lesiones. Los fisioterapeutas advierten que, al peso que cargan los costaleros, se suman el estrés, la falta de preparación previa y un estado de salud no siempre adecuado al esfuerzo físico requerido.

La zona cervical y la columna vertebral son las partes del cuerpo que más sufren, junto con las articulaciones de piernas y pies. Todo esto aumenta el riesgo de lesiones como esguinces de rodilla o tobillo, lumbalgias, hernias o incluso roturas de menisco. El gran esfuerzo en poco tiempo, unido a una mala distribución del peso, agrava el problema.

Consejos para evitar lesiones

Para quienes no han podido prepararse adecuadamente este año, se ofrece una serie de recomendaciones con el fin de evitar lesiones durante las procesiones.

Durante la marcha, aconsejan mantener la cabeza erguida y la mirada al frente. Esto ayuda a prevenir lesiones cervicales y favorece la contracción de la musculatura abdominal y lumbar, lo que permite mantener una postura correcta.

Personas vestidas con pantalones blancos y zapatillas deportivas cargan un paso adornado con flores y detalles plateados durante una procesión.
Costaleros durante una procesión | Gelci

También insisten en que la pisada debe realizarse apoyando toda la planta del pie. Es importante no flexionar completamente las articulaciones de la muñeca y el codo, para evitar sobrecargas innecesarias.

Además, recomiendan el uso de elementos de protección como fajas o vendajes en las zonas más propensas a sufrir lesiones. Rodilleras y refuerzos pueden ayudar a amortiguar el contacto del hueso con el pavimento y a contener la musculatura durante el esfuerzo.

Por último, tras la procesión, los fisioterapeutas aconsejan detenerse de forma gradual, como se haría al finalizar una actividad deportiva. Realizar estiramientos y seguir caminando a ritmo lento permite enfriar los músculos progresivamente y prevenir molestias o complicaciones posteriores.

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