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Un hombre sonriente con barba y bigote, vestido con un traje y chaleco, posando frente a una estantería con libros y documentos.
SALUD

Psicólogos enfrentan el miedo empresarial al reanudar negocios tras el COVID-19

Temores futuros incluyen equivocarse, perder control o impopularidad.

La vida empresarial obliga continuamente a elegir, arriesgar, tomar decisiones difíciles y más en este momento donde las fechas están fijadas y vienen marcadas por unos acontecimientos inesperados y unas fases impuestas por una pandemia. El empresario está adquiriendo una gran responsabilidad que le puede llevar a crear una realidad errónea que después va a padecer.

El miedo a decidir puede llevar a evitar enfrentarse a su empresa incluso llegando a cerrar negocios viables. A otros, a postergar la decisión hasta ver cómo evoluciona la incertidumbre observando a los demás y decidiendo tarde. El miedo no es igual para todos y tiene unas características estudiadas y diferentes para cada persona y fase. Claro ejemplo son los miedos equivocarse o a exponerse.

Equivocarse es la tipología más habitual. Uno está ante una decisión crucial y la vacilación puede llegar a ser paralizante. Tomar una decisión equivocada es una pesadilla. No es una situación objetiva y está vinculada a como percibe el empresario la mal llamada y futura “nueva normalidad”.

Hombre con camisa de cuadros sosteniendo un libro verde, reflejado en un espejo.
Jorge López-Vallejo explica los miedos en los empresarios | El Cierre Digital

En el caso de exponerse, este miedo afecta a empresarios con alta visibilidad, influyentes y mediáticos. Les asusta plantear las distintas opciones, exponerlas al juicio de los demás, puede surgir incluso el miedo a hablar en público, perder el control del habla y de la capacidad de argumentación. Este miedo puede hacer creer que los demás le hagan daño al exponerse pudiendo deteriorar en cuadros clínicos como la paranoia y la fobia social.

No estar a la altura o perder el control

La persona ante su empresa se pregunta si puede ser capaz de valorar bien y luego de aguantar el peso de las decisiones tomadas y sus efectos. El empresario entra en una lucha con uno mismo, incluso, cuando con sus empresas ha dado muestras repetidas de estar capacitado para acertar. En estos casos va a aparecer el “perseguidor interior”. Es la voz interna recurrente que mina la confianza en los propios recursos y capacidades y devalúa constantemente al emprendedor construyendo las dudas más atroces y la lucha más incruenta.

Con el miedo a  no estar a la altura, el directivo va a evitar roles de responsabilidad y a tomar decisiones de poca importancia delegando en los demás lo importante y transmitiendo mucha inseguridad a sus equipos.

Otro de los miedos es no tener control o la posibilidad de perderlo.  Este miedo aparece justo al tomar la decisión bloqueando esta. El empresario tiene miedo a perder control inicial y si consigue decidir se mantendrá o crecerá en las fases sucesivas. Comenzará a revisar repetitivamente sus acciones.  Corregirá sus procesos de toma de decisiones para sentir ese control pero al contrario lo pierde cada vez más.

Hombre con barba y bigote, usando una camisa blanca y tirantes azules, posando con los brazos cruzados frente a una cortina beige.
Elcierredigital.com acude una vez más al psicólogo Jorge López-Vallejo | El Cierre Digital

Este miedo puede convertirse en una obsesión que dispara la ansiedad y angustia hasta el extremo de bloquear la capacidad de actuación. El miedo a no tener el control o a perderlo va a obligar a  buscar la seguridad de hacerse con él cuanto antes incluso antes de emprender la acción. Durante esa búsqueda surgirán más dudas e inseguridades que retardan el proceso.

Esta tipología de miedo puede deteriorar en un cuadro compulsivo de comprobación sobre comprobación, entrando en la trampa de caer en un exceso de rigor que no le va a permitir activar su negocio. Ninguna decisión puede ser segura al cien por cien porque nadie controla el azar. Así que, como decía el antropólogo, Gregory Bateson: “El rigor por sí solo es la muerte por asfixia, la creatividad por sí sola es la locura absoluta”

El miedo a la impopularidad

Algunos empresarios tendrán el temor de  perder su popularidad, construida a base de una “prostitución relacional” por la que siempre están disponibles y atentos a las necesidades de los demás. Elegir por tanto una opción que pueda desagradar o irritar a alguien siempre representará un problema.

Hombre sentado en una silla junto a un escritorio con libros y una figura decorativa en una oficina.
Jorge López-Vallejo deja de nuevo su sello de calidad | El Cierre Digital

Habiendo analizado todo lo anterior se puede concluir que los empresarios con miedo a decidir deben buscar una solución y recurrir a ayuda profesional de un psicólogo. Este les ayudará a sustituir las modalidades disfuncionales, con las que gestiona el estado de la desescalada, por unas que funcionen. Conseguirán modificar su forma de percibir la realidad creada y  cambiar lo que le provoca sufrimiento por algo que les lleve a construir lo que deben gestionar.

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