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Edificio de la Organización Mundial de la Salud con un cartel que muestra su logotipo y nombre.
SALUD

OMS: 20 años perdidos en la lucha contra el tabaquismo

Resultados muy pobres, por debajo de lo esperado

La Organización Mundial de la Salud (OMS) cumple veinte años destinando fondos públicos a políticas antitabaco tradicionales que han demostrado ser ineficaces. Cada vez son más los científicos y expertos que, como Robert Beaglehole y Ruth Bonita, critican su enfoque y afirman que “no hay justificación científica para la posición de la OMS”. A menudo se les acusa de priorizar medidas simbólicas y acciones sin impacto real en lugar de abordar el problema con el rigor que exige su complejidad.

Los resultados de las políticas implementadas han sido muy pobres (y por debajo de lo esperado): en los primeros doce años del proyecto, la proporción de fumadores apenas descendió del 24,7% al 22,2% y, en un tercio de los países suscritos al acuerdo, ha aumentado número de fumadores. Estos datos ponen en entredicho la eficacia de las medidas adoptadas y hacen difícil justificar el gasto de millones de euros en la implementación del CMCT (Convenio Marco para el Control del Tabaco, impulsado por  la OMS), acordado en 2003 y vigente desde hace ya 22 años.

Las alternativas al cigarrillo convencional son un asunto controvertido en el que la OMS con frecuencia cae en contradicciones. Primero afirmaron que cada país era libre de elegir, pero luego terminaron premiando a naciones como India por prohibir el cigarrillo electrónico. En Nueva Zelanda, la medida contraria —a saber, facilitar el acceso al cigarrillo electrónico— logró reducir el número de fumadores diarios del 13,3% al 6,8%. Prácticamente la mitad en un período de tan solo cinco años (2017-2022).

Por todo esto, resulta preocupante que el Ministerio de Sanidad del Gobierno de España apueste por las medidas ineficaces de la OMS y rechace los modelos de éxito de otros países. Está claro que las políticas tradicionales no ayudan a solucionar el problema y, en consecuencia, hay que abordar el asunto con la complejidad que requiere. Y si la solución pasa por que los fumadores opten por alternativas menos dañinas, habrá que empezar por fomentarlas.

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