
Mónica García, una ministra que elude los debates parlamentarios
Evita el debate democrático
La ministra de Sanidad, Mónica García, ha generado una polémica considerable con su intento de regular las alternativas al tabaco sin recurrir al Parlamento. Todo a través de un real decreto que evitaría el debate democrático y la posibilidad de el resto de grupos parlamentarios puedan preguntar sobre la ley o introduzcan enmiendas.
Este enfoque autoritario, al margen de un proceso parlamentario, ha levantado críticas sobre la falta de transparencia y de debate en torno a la reforma. Si bien el Ministerio argumenta que esta regulación es urgente, numerosos expertos en duda la evidencia científica detrás de la medida. Especialmente considerando los estudios que indican que las alternativas sin humo son significativamente menos perjudiciales que el tabaco tradicional.
La postura de García también resulta contradictoria en el contexto de las políticas europeas, donde países como Suecia han logrado avances significativos en la reducción del consumo de tabaco mediante la regulación eficaz de las alternativas. Mientras tanto, en España, las propuestas de la ministra no solo parecen ignorar los avances en este sentido. Esto sin olvidar que las medidas restrictivas podrían tener efectos negativos en sectores económicos clave, como los estancos, los productores y la propia recaudación de Hacienda. En lugar de buscar un consenso, Mónica García ha preferido actuar de manera unilateral, dejando claro que su enfoque sobre la salud pública carece de un verdadero interés en el debate o llegar a soluciones que beneficien a la sociedad en su conjunto.
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