Límites control parental de los móviles: 'Hay que diferenciar entre derecho y deber'
Cada vez son mayores los riesgos presentes en las tecnologías y por ello muchos padres espían los teléfonos de sus hijo.
La Fundación FAD Juventud, que combate contra la drogadicción, emitió una nota de prensa junto a BBVA el pasado 20 de diciembre. En ella abordaban la problemática de los teléfonos móviles de los hijos y la vigilancia de los mismos por parte de sus padres. No existe una normativa específica que regule esta situación, pero la FAD señalaba que “un padre o madre debe tener el consentimiento de su hijo o hija para acceder a sus dispositivos, aplicaciones y contenido. Son libres para administrar su uso ya que se les reconoce el derecho a su intimidad, y al secreto de las comunicaciones”.
Pese a esto, los riesgos de los menores respecto al uso del móvil cada vez son mayores, ya que existen amenazas de todo tipo. Estos peligros van desde el ciberbullying hasta el sexting, pasando por el grooming o la comisión de delitos. Es innegable que las TRICO (Tecnologías de la Relación, Información, Comunicación y Ocio) cada vez avanzan más y su riesgo potencial se ve aumentado.
La problemática de espiar el teléfono móvil de los hijos
Elcierredigital.com ha contactado con Javier Urra Portillo, primer Defensor del Menor, para conocer la situación en la que se encuentra esta problemática y cuáles son los medios para solventarla sin perjudicar los derechos de los menores. Javier Urra señala, “esto que dice la FAD es cierto, pero es importante matizar una cosa. Cuando era el primer defensor del menor promulgamos la Ley 1/96, que es la Ley de protección jurídica del menor. Ahí se ampara que los niños tienen derecho a la intimidad, a la dignidad y al honor. Por lo tanto, los padres no pueden espiar los teléfonos de los hijos”.
En los teléfonos móviles surgen ciertas situaciones en las que la integridad del menor puede estar en peligro. En los últimos años se han conocido numerosos casos de extorsión, acoso, intimidación o chantaje. Muchos padres consideran tener el derecho de poder controlar los teléfonos de sus hijos, pero esto va contra los derechos de los propios menores. La FAD señalaba que “espiar su móvil no solucionará el problema, hay que tener en cuenta la importancia que otorgan a su privacidad e intimidad. No es adecuado normalizar este tipo de actitudes, ya que supone una quiebra de su confianza”.
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“Sin embargo, aparece la patria potestad, que es una responsabilidad de los progenitores. Tan es así, que si un adolescente comete un delito sus padres serán quienes paguen todos los costes por vía civil. Por ende, lo que existe es la jurisprudencia. Pudiera parecer que hay un choque entre el derecho de los niños y la supervisión de los padres, pero no es así. Esta jurisprudencia la marca el Tribunal Supremo, de hecho hay sentencias de los jueces Manuel Marchena, Perfecto Andrés Ibáñez o Antonio del Moral que lo ratifican”, añade Javier Urra.
Concretamente, en una de sus sentencias Antonio del Moral indica, “no podemos desproteger a los padres de su labor tuitiva”. El primer Defensor del Menor observa, “esto quiere decir que cuando una madre o un padre cree que su hijo está en una situación de riesgo, como puede ser estar en contacto con un adulto o con un grupo de apuestas, debe indagar qué está pasando. Por lo tanto, si un hijo puede estar en situación de riesgo o está cometiendo delitos los padres tienen que saber que está aconteciendo y para ello deben supervisar el teléfono de los hijos. Este hecho se trata de una obligación. Supervisar no quiere decir espiar o cotillear”.
"No sé puede dejar a los padres sin herramientas"
“Por otro lado, no se puede dejar a los padres sin herramientas para intervenir cuando sea necesario. Por lo tanto, es verdad que hay que respetar los derechos de los hijos, pero no en todas las situaciones. Es un tema muy importante que debe ser comprendido por los padres para poder atajar el problema de la manera más correcta", argumenta el primer Defensor del Menor.
Urra explica que “la principal solución para evitar los riesgos potenciales es formar tanto a los padres como a los hijos. Para ello, se están tratando de establecer normas y se está buscando trabajar con las plataformas para que los menores no puedan entrar en ciertos lugares que son peligrosos. Una alternativa existente es el uso del control parental para capar el acceso de menores a páginas que no proceden”.
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“Para que la integridad de los menores no esté en peligro hay que educarlos. Esto significa avisarles de los posibles riesgos que supone el uso del teléfono móvil. Los padres deben plantear las posibilidades que ocurren cuando se usan las redes sociales para que sus hijos sean conscientes de que por ejemplo, un adulto puede estar haciéndose pasar por alguien de su edad. Todo esto hay que transmitírselo a los hijos para que no se metan en problemas como la ludopatía o las drogas”, concluye Javier Urra.
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