Logo El Cierre Digital
Manos de una pareja sobre un documento con un bolígrafo y anillos de boda.
SALUD

Informe: Al menos la mitad de los matrimonios en España se mantienen por conveniencia

Muchas parejas deciden no separarse oficialmente por comodidad, por tener hijos en común, o por problemas económicos.

Se ha hablado mucho últimamente de los matrimonios que se contraen por conveniencia. En cambio, de lo que no se habla es de los matrimonios que dejan de ser queridos o deseados y se mantienen en el tiempo por conveniencia.

¿La mayoría de los matrimonios son por interés? En origen la mayoría no. La gran mayoría de parejas se casan por amor y con la ilusión de formar una vida común. A pesar de ello, con el paso del tiempo ese amor e ilusión se va desinflando y al menos la mitad de los matrimonios, especialmente a partir de los 5 años de casados, se mantienen por conveniencia.

El “efecto pozo” de la zona de confort hace que al principio sea cómoda, pero cuanto más tiempo se pasa en ella, más complicado se percibe poder salir.

El abogado matrimonialista Alberto García Cebrián considera que al menos la mitad de los matrimonios valoran la posibilidad de divorciarse, pero no dan el paso por la incertidumbre de no saber cómo sería su vida estando divorciados. Muchas parejas mantienen su matrimonio por ser su mejor opción, la más cómoda, o lo que es lo mismo, por conveniencia al considerarla su mejor opción en la actualidad. 

Manos de una pareja con anillos de boda sobre un ramo de flores.
Los matrimonios que se mantienen por conveniencia en España | El Cierre Digital

La falta de toma de decisiones hace que esa 'mejor' opción “actual” se mantenga en el tiempo y cada vez se vea más remota la posibilidad de divorciarse. De esta manera, cada vez estamos más asentados y cada vez nos es menos conveniente salir de una relación con diversas 'excusas'.

Lo que no se tiene en cuenta es que un matrimonio es de dos y el hecho de que nosotros decidamos mantener el matrimonio, no quiere decir que nuestro cónyuge también lo vaya a hacer. El gran problema del matrimonio mantenido por conveniencia es que nosotros o nuestro cónyuge puede optar por terminarlo cuando considera que hay otro proyecto “que le convenga más”

El matrimonio por conveniencia está marcado por el interés y, precisamente por este motivo, si hay “otra situación más interesante”, ya sea estar con otra nueva persona o incluso solo en unas condiciones más favorables, lo más normal es que acabe en divorcio tardío.

Lo más frecuente es que ocurra cuando nos sentimos fuertes por tener abierta la puerta a una nueva relación que podemos percibir como más atractiva, pero suele estar condicionada por idealización e interés. O incluso cuando la relación por conveniencia nos deja de convenir tanto, por ejemplo, en los casos de enfermedad, pérdida de capacidad económica etc.

Lo material y económico, el principal freno para los divorcios

Lo material une a muchas parejas, pero a la vez no deja que se separen. Haberse casado, comprado una casa, construido una económica asentada, al igual que la fuerza de mantener la “foto” de familia unida pesa tanto que muchas personas mantienen su matrimonio aferrado a la zona de confort. Se valora:

Mantener la calidad de vida: Pues el divorcio suele ser a corto plazo un empobrecimiento y estar juntos supone un ahorro al mantener un proyecto de vida común. La idea de hacer vidas separadas supone tener que reducir la calidad de vida. Sólo el hecho de tener que costear dos viviendas ya supone una gran merma en la calidad de vida.

Tener estabilidad económica: Mantener un matrimonio al que estamos adaptados en términos económicos nos produce certidumbre y seguridad. ¿Qué pasaría si me divorcio? Se percibe como una incertidumbre y ante la mala situación económica para las familias que vivimos en España, se valora mucho la seguridad de mantener el matrimonio.

No querer divorciarse “por los hijos”

Es la gran excusa que frena a miles de matrimonios a divorciarse. Cuando un matrimonio está de cuerpo presente y surge la necesidad de divorciarse, muchas familias retrasan la toma de la decisión y el argumento más empleado es el de “no me divorcio por mis hijos”.

Es comprensible y hay que entenderlo y respetarlo, pero realmente es un argumento 'cobarde' que justifica nuestra decisión delegando el peso de nuestra responsabilidad en nuestros hijos. ¿Es mejor para nuestros hijos que mantengamos un matrimonio que ya no queremos? 

Mano escribiendo con pluma sobre papel junto a anillos sobre una mesa.
La situación de los matrimonios que se mantienen por conveniencia en España | El Cierre Digital

Se trata de un argumento que se va actualizando en función de la fase de la crianza de nuestros hijos que nos encontremos. Infancia (0 a 2 años) y etapa preescolar (3 a 5 años) se suele pensar que los niños son demasiado pequeños

En la infancia (de 6 a 11 años) se considera que no es el momento por entender que siguen siendo demasiado inmaduros y una ruptura les podría desestabilizar. En la preadolescencia (12 a 14 años) y la adolescencia (a partir de los 14 años), la denominada coloquialmente 'edad del pavo', se tiende a justificar que “es una edad difícil”.

Cuando los hijos son adultos (a partir de los 18 años) se tiende a pensar que, si se ha aguantado tanto, merece la pena hacer el último “esfuerzo” y aguantar a que después encuentre trabajo. Después de encontrar trabajo será por tener pareja, casarse, tener hijos, bautizos, comuniones, tener hipotecas en las que hay que apoyar juntos etc.

El miedo al cambio

Antes de divorciarse, muchas personas piensan cuáles son sus perspectivas para rehacer su vida. Pros y contras. La persona con una peor autoconcepción de sí misma puede ver un freno a la decisión de divorciarse por el hecho de pensar que “no va a encontrar a nadie mejor”.

Al final, se entra en una dinámica de 'mercadeo sentimental' en el que se deja de valorar a la pareja como una relación sentimental y se acaba percibiendo como “nuestra mejor opción”. Cuando fluctúa y deja de percibirse como la mejor opción, por empezar a valorar menos el matrimonio o empezar a tener otras opciones más atractivas (y que suelen estar condicionadas e idealizadas) vamos superando en mayor o menor medida nuestro miedo al cambio.

Pensamos en divorciarnos para mejorar cuando sentimos que tenemos una mejor opción de vida, pero no somos del todo conscientes de que eso también lo puede hacer nuestra pareja presente o futura. La especulación sentimental tiene el riesgo de que tomar decisiones por conveniencia o interés puede perjudicarnos cuando, con las vueltas que da la vida, esa “promoción sentimental” en la que vamos escalando hacia nuestra “mejor opción” se desplome como un castillo de naipes ante cualquier cambio de vida o ruptura en la que sea a nosotros al que le dejen.

➡️ Salud

Más noticias: