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SALUD

Fiebre Hemorrágica de Crimea-Congo, una enfermedad que llega a España

Un hombre de 74 años murió en Ávila el pasado miércoles 8 de agosto como consecuencia de la fiebre Crimea-Congo.

En este artículo encontrarás información detallada sobre esta enfermedad y consejos para prevenirla.

¿Qué es la Fiebre Hemorrágica de Crimea-Congo?

La  Fiebre Hemorrágica de Crimea-Congo (FHCC) es una atropozoonosis causada por el virus del género Nairovirus, perteneciente a la familia  Bunyavididae.  Esta enfermedad vírica emerge en Europa Occidental y se transmite mediante la picadura de una garrapata (Hyalomma spp).

Distribución

La FHCC es endémica de África, los Balcanes, Oriente Medio y Asia,  en los países situados por debajo de los 50º de latitud norte, que es el límite geográfico de esta garrapata, su vector principal.

¿Por qué están aquí estas garrapatas?

Varios estudios concluyen que las aves migratorias, procedentes principalmente de África, pueden ser las porteadoras de estas garrapatas a nuestro país. Este hecho, sumado a   los condicionantes del cambio climático, podrían ser las razones que explican la distribución de los vectores de Hyalomma marginatum en Europa y especialmente en la península ibérica.

En España

Este virus ya había sido detectado en 2010 en nuestro país. El patógeno fue aislado en garrapatas encontradas en ciervos de distintas fincas de caza extremeñas, en los alrededores del río Tajo, en la frontera portuguesa. En 2011, el Centro de Control de Alertas del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad elaboró un primer informe acerca de la situación de este virus en España.

¿Cómo se transmite?

El virus se transmite a las personas mediante la picadura de la garrapata o por contacto con la sangre o tejidos de animales infectados durante la matanza, ya que está presente en ganado como ciervos, ovejas, cabras y liebres. Según afirma la RICET (Red de Investigación Colaborativa en Enfermedades Tropicales) “puede haber transmisión entre seres humanos en casos de contacto estrecho con sangre, secreciones, órganos u otros líquidos corporales de personas infectadas”.

Síntomas

El periodo de incubación puede durar de uno a tres días si el contagio es por picadura de garrapata. Si es por contacto con sangre o tejidos infectados se prolonga de cinco a seis días aproximadamente, con un máximo documentado de 13 días.

Los síntomas se dan en forma de fiebre, dolor muscular, mareo, dolor y rigidez de cuello, lumbago, cefalea, irritación de los ojos y fotofobia (hipersensibilidad a la luz). Pueden aparecer náuseas, vómitos, diarrea, dolor abdominal y dolor de garganta al principio, seguidos de bruscos cambios de humor y confusión. Al cabo de dos a cuatro días, la agitación puede dar paso a somnolencia, depresión y debilidad, y puede aparecer dolor abdominal en el cuadrante superior derecho.

A partir del quinto día de enfermedad suele haber signos de hepatitis, y los pacientes muy graves pueden sufrir un rápido deterioro renal, o insuficiencia hepática o pulmonar repentina.

La tasa de mortalidad asociada es de aproximadamente un 30%, y la muerte sobreviene durante la segunda semana. Entre los pacientes que se recuperan, la mejoría comienza generalmente al noveno o décimo día tras la aparición de la enfermedad.

Tratamiento

El tratamiento general que suele utilizarse como primera opción es combatir los síntomas. También se utiliza el antiviral ribavirina  para tratar la infección.

Control en animales y garrapatas

Resulta complicado prevenir o controlar la infección en los animales y las garrapatas, ya que la infección de los animales domésticos suele pasar desapercibida. Además, estas garrapatas que pueden actuar como vector son numerosas y están muy esparcidas, de modo que combatirlas con productos químicos solo es una opción viable en las instalaciones ganaderas.

¿Hay vacuna?

Aunque en Europa oriental se ha desarrollado una vacuna inactivada derivada de cerebro de ratón, actualmente no hay ninguna vacuna segura y eficaz ampliamente disponible para uso humano.

La única manera de reducir la infección humana es la educación y sensibilización de la población acerca de las medidas que pueden adoptarse para reducir la exposición a este virus.

¿Cómo reducir el riesgo de transmisión de garrapatas al ser humano?

En primer lugar, evitar las zonas en las que abunden garrapatas, principalmente en las estaciones en que están más activas. Usar ropa protectora, camisetas de maga larga y pantalones largos para evitar el contacto con la piel, además de colores claros para detectarlas rápidamente.

Aplicar repelentes autorizados en la ropa y la piel y examinar ambas regularmente en busca de garrapatas. En el caso de encontrar alguna, eliminarla de forma segura, rápida y firmemente con unas pinzas.

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