España sigue anclada al consumo de cigarrillos tradicionales

España sigue anclada al consumo de cigarrillos tradicionales, mientras las alternativas libres de humo avanzan tímidamente, según el último Eurobarómetro 2024 de la Comisión Europea. El 24% de los españoles fuma productos de combustión, frente a un escaso 2% que utiliza cigarrillos electrónicos y apenas un 1% que recurre al tabaco calentado, cifras por debajo del promedio europeo. A pesar del auge de estas tecnologías en otros países, su implantación en España sigue siendo marginal.

El informe revela que los españoles se inician mayoritariamente en el tabaquismo con cigarrillos manufacturados (86%), porcentaje que no ha cambiado desde 2020. En contraste, los productos sin combustión como los vapeadores o el tabaco calentado apenas representan una vía de inicio, lo que desmonta el argumento de que actúan como puerta de entrada masiva al hábito de fumar. Sin embargo, algunos fumadores sí los están utilizando para abandonar o reducir el consumo: el 47% de los usuarios de tabaco calentado afirman haber dejado o disminuido su consumo de cigarrillos gracias a esta alternativa.

Expertos en reducción del daño advierten que España está perdiendo una oportunidad para combatir el tabaquismo con enfoques más pragmáticos. Recuerdan que productos libres de combustión pueden reducir la exposición a sustancias tóxicas hasta en un 95% y reclaman una regulación diferenciada, con una fiscalidad coherente con su menor impacto en la salud. También critican la falta de campañas informativas claras que permitan a los fumadores tomar decisiones más informadas.

Mientras países como Suecia, Reino Unido o Nueva Zelanda ya integran estos productos en sus estrategias de salud pública con resultados positivos, España parece quedarse atrás. La baja penetración de las alternativas sin humo revela tanto una resistencia cultural como una falta de voluntad política para explorar vías menos restrictivas y más eficaces en la lucha contra el tabaquismo.