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Mazo de juez junto a un frasco de vidrio volcado con monedas esparcidas.
SALUD

Un divorciado logra que su hija tenga que devolverle dos años de pensión alimenticia

La Audiencia de Pontevedra ha estimado la petición del padre, que pagaba pensión aunque la joven cobraba 1.392 euros

Un padre divorciado ha logrado extinguir la pensión de alimentos con efecto retroactivo desde junio de 2022. Debido principalmente a que su hija ganaba 1.392 euros al mes. Ahora,  la hija deberá devolverle al padre los dos años de pensión que él pagó de manera indebida.

La Sección Sexta de la Audiencia Provincial de Pontevedra ha estimado la petición del padre. Y también ha revocado la sentencia del Juzgado de Primera Instancia número 12 de Vigo de 2023. Esta sentencia inicial no extinguió la pensión de alimentos de la hija, ya que consideró que no era económicamente independiente debido a los elevados gastos de vida en Madrid.

Dos personas revisando documentos legales en una oficina con un mazo de juez en primer plano.
Un divorciado logra que su hija tenga que devolverle dos años de pensión alimenticia | Redes sociales

La Audiencia de Pontevedra ha declarado la extinción de la pensión alimenticia de la hija. Además, establece la obligación de que la hija devuelva al padre el dinero correspondiente a los últimos dos años, con efectos retroactivos.

¿Por qué? Principalmente porque consideró que el pago de la pensión ya no era procedente y, por lo tanto, se abonó de manera indebida.

Esta sentencia sienta jurisprudencia y podrá utilizarse en situaciones análogas.

¿Qué ocurrió en este caso?

Un matrimonio de Vigo se divorció. Se estableció que la hija se quedaría con la madre y que el padre pagaría la pensión de alimentos. Esta situación es común en muchas familias en España. La hija terminó sus estudios de Derecho y realizó el curso de acceso a la abogacía.

Inicialmente, la joven percibía ingresos como becaria. Ganaba 450 euros mensuales. Posteriormente, pasó a tener un contrato en un despacho de abogados de Madrid, por el que percibía 1.392 euros al mes. Ella consideraba que no podía afrontar los gastos de vida en Madrid con ese salario. Sin embargo, su padre opinaba que era suficiente y que la pensión alimenticia debía finalizar.

Este caso ilustra cómo, en las relaciones familiares, cada parte puede llegar a conclusiones diferentes ante la misma situación. El padre, que paga la pensión, considera que ya no es procedente. Por su parte, la hija, beneficiaria de la misma, piensa que debe seguir pagándose. Es evidente que los intereses de cada parte condicionan su postura al analizar la situación desde su propio punto de vista.

Extinción de la pensión alimenticia

Para la extinción de la pensión alimenticia se valoró el momento en que la joven aprobó el máster de acceso a la abogacía. Desde entonces, estaba capacitada para ejercer su profesión y ganar un sueldo estable. De hecho, ya percibía ingresos por encima del salario mínimo interprofesional.

A pesar de esto, el Juzgado de Primera Instancia de Vigo, en respuesta a la demanda del padre de modificación de medidas, consideró que, aunque la joven había terminado su formación y tenía ingresos, no era realmente independiente. Esto se debió al alto coste de vida en Madrid.

Cuándo finaliza la pensión de alimentos

Es común que en los despachos de abogados de familia se consulte cuándo finaliza la pensión de alimentos de los hijos. La respuesta es que esta pensión termina cuando los hijos son económicamente independientes.

Sin embargo, esto debe evaluarse caso por caso. En términos generales, la independencia económica se declara cuando los hijos terminan sus estudios o formación profesional. También cuando obtienen ingresos suficientes para cubrir sus propias necesidades.

Dos personas en una reunión de negocios con documentos, un mazo y una balanza en la mesa.
Un divorciado logra que su hija tenga que devolverle dos años de pensión alimenticia | Redes sociales

El problema surge porque cada caso tiene particularidades interpretables. Incluso en situaciones donde los hijos no tienen ingresos, se les puede declarar independientes.

Esto se hace para no obligar a los padres a seguir costeando la pensión de alimentos. Por ejemplo, ocurre con los llamados "ninis", jóvenes que ni estudian ni trabajan.

En el caso de la joven de Vigo, que residía en Madrid, aunque los gastos en la capital son elevados, una vez que tenía ingresos, le correspondía gestionar sus propias necesidades. Tal vez no podría alquilar un apartamento sola o tener un coche. Sin embargo, debería buscar soluciones más económicas. Podría vivir en un municipio más alejado, compartir piso o usar transporte público.

Conflictos familiares y resolución judicial

Este caso es un ejemplo de cómo  las familias pueden enfrentarse en conflictos que no tienen sentido. Que un padre demande a su hija es antinatural y evidencia un fracaso familiar.

Los costes de abogados y procuradores podrían haberse evitado. Podrían haberse destinado esos recursos a la hija y solucionado la situación de una manera más intermedia y razonable.

En estas situaciones, la relación familiar se vuelve disfuncional. Además, se deteriora innecesariamente. Es triste que, después de que un padre asuma el pago de las necesidades de su hija desde su nacimiento hasta que se convierte en abogada, terminen en un juicio por discrepancias en torno a si debe seguir pagándose la pensión de alimentos.

Cada caso es diferente. Sin embargo, lo que ocurre recurrentemente es que las partes dejan de tratarse como familia y se enfocan en los derechos y obligaciones legales.

Se pierde así la esencia de la relación familiar. Se entra en una dinámica que se asemeja más a contratos que a la naturaleza familiar.

La resolución judicial también valoró el hecho de que la madre no informara al padre sobre la situación profesional de la hija. Esto es especialmente importante considerando que la hija ya no convivía con ella.

La sentencia incluso indica que la madre podría haberse enriquecido injustamente con las cantidades abonadas por el padre.

Al final, tanto el padre como la madre e hija tienen intereses económicos opuestos.  Cuando un divorcio no es integrador, cada uno "barre para dentro".

Los juzgados deben resolver discordias que, en el fondo, son un pulso donde cada parte argumenta lo que le es más favorable.

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