
¿Cómo afectará a los consumidores el nuevo impuesto al vapeo?
Qué es y en qué consiste
El Gobierno ha puesto en marcha un nuevo impuesto especial sobre los líquidos de vapeo, una medida que busca equiparar la fiscalidad de estos productos con la del tabaco tradicional, por lo que vapear ya no será tan económico con antes.
El impuesto, aprobado a finales de 2024 y con entrada en vigor desde abril de 2025, grava todos los líquidos destinados a vapear, independientemente de si contienen nicotina o no, aunque la base impositiva sí varía en función de la concentración de nicotina:
- 0,15 € por cada mililitro si el líquido tiene menos de 15 mg/ml de nicotina o no contiene nicotina.
- 0,20 € por cada mililitro si la concentración de nicotina es superior a 15 mg/ml.
Este gravamen se suma al IVA habitual, por lo que el aumento final en el precio es considerable. Para hacernos una idea, un bote de 10 ml que antes podía costar unos 5 € ahora puede superar los 7 €, dependiendo de su composición.
Pero el impuesto no solo afecta a los líquidos de recarga. También entran en juego otros productos asociados al vapeo, como las bases de mezcla y los kits de nicotina, lo que amplía notablemente el número de artículos impactados. Desde que se conoció la noticia, consumidores y vendedores han manifestado su preocupación y rechazo.
La subida de precios es evidente en las tiendas físicas y también en las plataformas online. En este contexto, espacios especializados como Ivapeo están jugando un papel clave, pues no solo ofrecen una amplia variedad de productos para adaptarse a los nuevos precios, sino también información y asesoramiento para que los usuarios puedan tomar mejores decisiones de compra.
Algunos consumidores habituales aseguran que el coste mensual de su afición se ha duplicado. Otros, directamente, se plantean reducir su consumo o buscar alternativas. Y es que, aunque el vapeo ha sido promocionado como una opción menos nociva que el tabaco, ahora se enfrenta a obstáculos fiscales similares.
¿Por qué se ha implementado este impuesto?
Según el Gobierno, el objetivo principal de esta medida es proteger la salud pública, especialmente entre los jóvenes, entre quienes el uso del cigarrillo electrónico había crecido de forma alarmante en los últimos años. Equiparar el tratamiento fiscal del vapeo al del tabaco convencional forma parte de un enfoque más amplio para reducir el consumo de productos que, aunque presentados como menos dañinos, no están exentos de riesgos.
Además, el Ejecutivo argumenta que la recaudación permitirá financiar programas de prevención sanitaria y campañas educativas sobre el tabaquismo y el vapeo. No obstante, críticos de la medida señalan que podría tener efectos indeseados, como el crecimiento del mercado negro de líquidos de vapeo o la vuelta de algunos consumidores al tabaco tradicional.
La Agencia Tributaria, por su parte, ha detallado cómo se aplica exactamente el nuevo impuesto. Según su portal oficial, el tributo afecta a la Península y Baleares (no se aplica en Canarias, Ceuta y Melilla), y distingue entre productos líquidos (tarifados por volumen) y otros productos relacionados con la nicotina (tarifados por peso). Se puede consultar toda la información actualizada en su página oficial.
Un detalle importante es que el impuesto también repercute en el IVA final del producto. Es decir, se calcula primero el impuesto especial y después se aplica el IVA sobre esa cantidad total, provocando un efecto de doble encarecimiento para el usuario final.
Consecuencias a corto y largo plazo
A corto plazo, el efecto es claro: subida generalizada de precios y desconcierto entre los consumidores habituales. Pero a largo plazo, el mercado del vapeo podría cambiar de forma profunda. Otro factor preocupante es la posible aparición de canales de venta irregulares, donde se ofrezcan líquidos no homologados a precios inferiores.
Esto podría suponer un problema sanitario aún mayor que el que se pretende corregir. Ante esta nueva realidad, los usuarios habituales tienen varias opciones. Algunos buscarán ofertas y promociones para reducir el impacto económico.
Otros optarán por bases de menor concentración de nicotina o incluso por líquidos sin nicotina, que pagan un gravamen más bajo. También podría crecer el interés por los dispositivos reutilizables o recargables, frente a los desechables, cuya compra recurrente ahora resulta mucho más costosa. Lo que parece claro es que el vapeo ya no será, al menos en España, una alternativa económica al tabaco tradicional. La subida de precios impuesta por el nuevo impuesto obliga a repensar hábitos y prioridades de consumo. Desde el punto de vista de las arcas públicas, el nuevo impuesto promete ingresos importantes.
La idea es que la recaudación contribuya a compensar los gastos sanitarios derivados de los efectos del tabaquismo y el vapeo. Sin embargo, para los consumidores, el balance no es tan positivo. La sensación de haber sido equiparados al fumador tradicional, cuando muchos vapeadores consideran que su hábito es menos perjudicial, ha provocado un sentimiento de injusticia entre buena parte del colectivo.
Para el sector del vapeo, compuesto en gran medida por pequeñas y medianas empresas, el reto será aún mayor: resistir en un mercado más caro y, previsiblemente, más pequeño. Con un aumento considerable de precios, el consumidor, por su parte, deberá adaptarse a una nueva realidad donde vapear será, además de un hábito, un gasto mucho más pensado.
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