26 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

Una investigación científica en Australia descubrió este hecho que afectaría más a los jóvenes y que numerosos médicos rechazan

Los humanos estamos desarrollando un supuesto "cuerno" bajo el cráneo por el uso excesivo de los móviles

El supuesto hueso que estaría creciendo bajo el cráneo crea dudas en la comunidad científica.
El supuesto hueso que estaría creciendo bajo el cráneo crea dudas en la comunidad científica.
Esta semana, mientras muchas personas miraban su móvil, se llevaron un buen susto e instintitvamente, también las manos a su nuca. Una noticia alertaba sobre el posible crecimiento de un pequeño hueso en la base del cráneo humano, sobre el cuello. La razón, la extendida y perjudicial postura que todos empleamos para mirar nuestro móvil. Pero ¿qué hay de cierto en todo esto?.

Ya sabíamos que  las pantallas, sobre todo, las de los móviles, nos roban vista, agudeza visual. Las horas que pasamos mirando nuestros teléfonos y la atracción que estos ejercen sobre nosostros han llegado a provocar accidentes de circulación y peatonales. Pero esto es más serio y afecta, sobre todo a los jóvenes, así lo confirma   un equipo de investigadores de la Universidad de Sunshine Coast, en Australia, que descubrió esta incipiente protuberancia ósea. Fueron el doctor David Shahar y el profesor asociado Mark Sayers los investigadores que notaron este supuesto cambio estructural y lo publicaron en el Journal of Anatomy en marzo de 2016, pero ha sido la BBC la que devuelto ahora a la actualidad este descubrimiento con un reportaje de la BBC que detalla cómo la vida moderna está transformando el esqueleto humano.

Cabeza sobre el móvil, los jóvenes serían los más afectados, según el estudio. 

Este supuesta modificación fue analizada por dichos  investigadores  mediante radiografías en realizadas a un grupo de personas. Los científicos aseguraron haber descubrieron que los adolescentes y jóvenes son los que más sufrían este mal. Para ello realizaron radiografías de la columna cervical lateral de personas de entre 18 y 30 años de edad y  descubrieron 218 casos que tienen esta protuberancia occipital externa. De esos 218 individuos,  un 10% ya tenía un hueso de al menos 2 centímetros de largo, según publicaron, tras lo que constataron que el problema afectaba más a los hombres (67%) que a las mujeres. El nuevo hueso más largo encontrado fue de 3,6 cm en un hombre y de 2,7 cm en una mujer.

Según el autor principal de la investigación, el doctor australiano David Shahar: “mantener la posición en la que miramos el móvil con la cabeza muy baja durante periodos prolongados de tiempo puede aumentar la presión en la coyuntura donde los músculos del cuello se adhieren al cráneo. Por ello es probable que el cuerpo responda creando nuevos tejidos óseos, lo que origina a esa protuberancia.”  ¿Está, por tanto, la tecnología modificando el cuerpo humano de una manera tan radical?

Rechazo  médico 

Es cierto que la cabeza humana pesa unos  4,5 kilos, y lo es también que la inclinación a la que la sometemos hacia adelante para ver las pantallas de los dispositivos provoca una exigencia extra  al cuello. Y según la explicación de este estudio, dicho esfuerzo prolongado hace que el cuerpo humano pueda crear  nuevos tejidos óseos para sostener mejor el peso de la cabeza en esa posición.  Sin embargo, otros expertos, médicos traumatólogos consultados  rechazan esta posibilidad porque “la  modificación o cambios en el organismo tardan más tiempo en producirse, no es posible que en una sola generación se genere este tipo de alteración.” Es decir, la evolución no se refleja en un individuo, sino en generaciones.

Móvil a todas horas y dolores musculares después. 

Reforzando este rechazo han surgido también comentarios en Twitter de médicos que recuerdan que hay otras actividades “que nos someten a esa hiperflexión mantenida del cuello: leer, cocinar, juegos de mesa, manualidades...”   Además,  el propio estudio se debilita si atendemos a la dimensión del grupo humano analizado, 218 personas. Es demasiado pequeño  para poder sacar conclusiones extensibles a todas las personas. Los resultados indican que "se descubrió que el 41% de ellos había desarrollado una protuberancia en la parte posterior del cráneo que oscilaba entre los 10 y los 30 milímetros de longitud..."

Pasamos muchas horas mirando el móvil   forzando el cuello.

En principio, la investigación australiana pretendía descubrir las diferencias o similitudes en lo que respecta a hombres y mujeres. Sin embargo, el estudio acabó destancando por la atribución que sus autores  hicieron al supuesto crecimiento de hueso bajo el cráneo. No hay evidencia científica de tal hecho, según declaran los expertos en el tema. Podemos estar tranquilos. Aunque a estas horas, seguro que todos nos hemos ya autoexplorado.  

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