27 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

Hija de la recordada Olga Ramos se define como "arqueóloga del cuplé" y es la gran representante del género en la actualidad y prepara un nuevo libro

Olga María Ramos: "Si el cuplé desaparece, lo hará gran parte de nuestra cultura"

El Cierre Digital en Olga María Ramos.
Olga María Ramos. / Llaneza Photos.
Olga María Ramos es la gran representante del cuplé en la actualidad. Hija de la recordada Olga Ramos se define como "arqueóloga del cuplé", prepara un nuevo libro para reivindicar a sus intérpretes y autores y sigue con su agenda de actuaciones aunque echa de menos que en la capital exista un lugar donde el público pueda acudir con regularidad a escuchar un género tan identificado con la ciudad.

Olga María Ramos lleva sobre sí una importante herencia. No sólo es la hija de Olga Ramos y ha seguido sus pasos en los escenarios. Además, es la más persistente luchadora por la perviviencia del cuplé. Intérprete y estudiosa del género, 'arqueóloga del cuplé' la llamó su madre, Olga María sigue al frente de la resistencia de escenario en escenario tirando de mantón ("para mí los mantones son como abrazos de mi madre", asegura). Sus conciertos son auténticas conferencias cantadas y mientras mantiene un museo en su casa dedicado a su madre y al género no pierde la esperanza de que las autoridades le echen una mano para la perviviencia de un género que sirvió de revulsivo en la España de la Edad de Plata de la cultura. 

- ¿Cómo me definiría el cuple?

- A nivel personal te digo que es mi mi vida. Le he dedicado tantas horas y momentos y me ha dado tantas satisfacciones, que no lo puedo explicar de otro forma. Más allá de mí, es la crónica de una época y a través de sus letras se puede saber cómo se desarrollaba la sociedad de principios del siglo XX. A nivel musical es un género muy variado. Puede ser cómico, sentimental, picaresco… Requiere de una persona con mucho amor y talento para ser interpretado. No cualquiera puede hacerlo. Yo me pongo mala cuando veo un cuplé mal interpretado. 

- Entonces, ¿qué características tiene que tener una cupletista? 

- Conocer a fondo el género, tener cultura… Para cantar un cuplé picaresco no hay que pasarse, no hay que ser vulgar. Hay que saber ser ingenua pero picaresca. El cuplé se basa en la doble intención. Piensa que eso surge de la censura. De huir de ella. Un cuplé no se puede interpretar bien si no se entiende. Una cuplestista es una artista completa. Es una cantante y una actriz. 

- Desde el éxito de El último cuplé cuando se piensa en una cuplestista enseguida nos viene a la mente Sara Montiel. 

- El acierto del dierector de cine Juan de Orduña es que dio una versión del cuplé distinta. Sara hipnotizaba a la cámara. Tenía ya una carrera detrás. Ella cuando vuelve a España para hacer El último cuplé ya tenía muchas películas detrás aquí, en México y en Hollywood, pero con esa película cambia su vida. Desde entonces el público ya sólo la veía a ella. No veía al personaje. Daba igual que hiciera de monja o de bailarina, el público quería verla a ella. En cuanto al cuplé, su forma de interpretarlo era muy diferente. Hasta etonces las voces eran muy agudas pero porque las grabaciones que se habían conservado se habían heco en unas condiciones determinada. Les obligaban casi a gritar. Se hacía casi gritando ante una bocina. Mi madre no habría cantado gritando. Ella era de  matices. Mi madre fue un antes y un después en cuplé, como lo fue Sara Montiel. 

- Una de las grandes del género, Raquel Meller, llegó a decir que Sara cantaba con voz de sereno. 

- Las quiero tanto a todas las cupletistas que las entiendo. Raquel era una gran actriz que interpretaba las letras. Ella tuvo un gran afán de superación. Dijo eso de Sara porque era en 1957. Ella estaba en un teatro de la Gran Vía en la compañía de Los Vieneses, mientras Sara arrasaba con su pelicula. Ella pensaba que esos cuplés e ransuyos y, claro, se sentía desplazada, aunque Sara no tenía nada que ver. Eso, por ejemplo, no le pasó a mi madre. Ella y Sara, aunque no tuvieron mucha relación, pero se respetaron mucho. 

- ¿Por qué se define como arqueóloga del cuplé? 

- La verdad es que me lo puso mi madre. Antes yo me definía como cupletóloga. Un señor fue a verme al local con mi madre y me dijo que era polítologo y yo le contesté que cupletóloga. Lo de arqueóloga es porque investigo. Me encanta conocer sobre el cuplé, descubrir los que están olvidados, la historia de sus compositores, sus intérpretes... Mis actuaciones no son sólo canciones. Hay monólogos donde yo cuento esas cosas que he descubierto investigando. 

- ¿Pesa el nombre de Olga Ramos?

- La suerte que tuve es tener a mi lado a la mejor. Con ella aprendí todo. No soy su imitadora porque no funcionaria. Eso sería una torpeza. Mi madre me decía, ya retirada: te eclipso a a mi pesar. Tuvo pocas alabanzas hacia mí. Esperó a ver mi valía. Y la reonoció. El apellido a veces te pone el listón muy alto, pero luego cuando ves a otros, sin méritos que ahí están sólo precisamente por un apellido...  eso es frustante.

Olga María Ramos. 

- Resulta curioso que siendo hija de Olga María Ramos y un compositor, ellos no quiesieran que se metiera a artista. 

-  Siempre quise serlo y con 16 creé un grupo de rock, Las Akelas. El único grupo femenino de la época. Llegamos a grabar un disco de villancicos. Cuando mis padres se enteraron me lo prohibieron y se disolvió el grupo. En los años 80 me había separado de mi marido y estaba muy afectada. Mi madre para que se me olvidara me puso un profesor de canto. Durante años me olvidé de ser artista, trabajé como azafata de vuelo de Iberia. Soy una artista tardía, empecé en el año 84 y poco a poco mi hice el hueco. 

- ¿No echa en falta un lugar en Madrid donde poder interpretar sus cuplés?

- Madrid necesita un sitio así. Las ciudades hay que conocerlas con los cinco sentidos: ver Madrid, tocar por ejemplo su murallza árabe, disfrutra de sus olores, el gusto con su gastrononía y luego estaría el oído, su música. Ahora si un extranjero viene a Madrid sólo puede ir a oir flamenco. Que está muy bien, a mí me encanta, pero Madrid tiene sus sonidos, su banda sonoria. El cuplé, el chotis, la zarzuela... es la identidad de la ciudad y es muy triste que desde que cerrerámos Las noches del cuplé [en 1999] no quede nada así. Me encantan los conciertos en lugares abiertos pero lo cierto es que yo soy más de teatro, de local donde esté el espectador disfrutando de verte tomándose una copa. Comiendo no, porque no soy una entretenedora. 

- ¿Nunca ha recibido ninguna ayuda de las instituciones?

- Me he ofrecido incluso a dar clases para que el cuplé no se pierda. Pero nunca he recibido ayuda de ningún tipo. Pero pasa lo mismo con la zarzuela que cuando la promocionan es para hacer nuevas versiones sin sentido. Si el cuplé desaparece, lo hará gran parte de nuestra cultura. Es un género siempre ha estado en la vanguardia. Cuando el gran Joaquín Luqui me entrevistó para su programa de La 2 La tierra de las 1000 músicas me dijo "la comunidad gay te tendría que apoyar". Y es verdad porque es un género que en el mundo gay gusta mucho. Como el cuplé siempre fue avanzado contra la censura esa realdad estaba muy presente. Ahí está el gran Álvaro Retama que fue un hombre muy valiente defendiendo su sexualidad y hasta estuvo en la cárcel. Escribió Las tardes del Ritz que luego hizo célebre Lilian de Celis para Edmún de Bris el primer trasnformista español. Las letras de algunos cuplés nacieron de eso, del juego, de la sexualidad y de sortear la censura como La pulga, La regadera, La llave… La censura consiguió despertar el ingenio del letrista.

- ¿Qué proyectos inmediatos tiene?  

- Preparo un nuevo libro sobre el cuplé. Contaré la historia de las grandes cupletistas desde principios de siglo hasta ahora y también de los autores y también sigo con mis actuaciones. Afortunademente sigo teniendo un público que quiere verme y yo estoy muy bien a mis 74 años, con las facultades bien. Tengo previsto viajar a México que es un lugar donde me quieren mucho. 

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