26 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

El acondicionamiento de las ciudades ante las olas de calor resulta crucial ahora que el tiempo estival llega antes y se marcha después

Medidas urbanísticas frente a las altas temperaturas: Un modelo de ciudad resiliente al cambio climático

Tejado verde.
Tejado verde.
Las ciudades transforman el clima ya que contribuyen de forma considerable al calentamiento global, siendo las áreas más vulnerables a los impactos del cambio climático. Por ello, “las ciudades, deben aprovechar las mejores especies no humanas para colaborar y formar nuevas redes de emprendimiento hacia un mundo más habitable”, explica el arquitecto Francisco Toré Mesa, investigador del antropoceno.

El mítico refrán español “hasta el 40 de mayo no te quites el sayo” ha quedado completamente obsoleto esta primavera de 2022, ya que las altas temperaturas de los meses de mayo y junio corroboran que el calor cada vez llega antes y se marcha después. 

Desde mediados de mayo hemos sentido que estábamos en verano, con temperaturas máximas de hasta 42 grados en muchas regiones de España. Y aunque en este caso se ha tratado de una ola de calor, todos los indicios parecen confirmar que la excepción poco a poco se convertirá en la norma. Las primaveras cada vez son más cortas y los veranos más largos, y es que las altas temperaturas (a partir de los 30 grados) se han adelantado entre 20 y 40 días en los últimos 70 años, según un estudio de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).

La alteración de las temperaturas es, sin lugar a dudas, consecuencia del cambio climático, tal y como llevan avisando durante más de dos décadas los científicos de la ONU. Por ello, el medio físico y, por tanto, el urbanismo deben adaptarse a las temperaturas extremas, en especial a las de las estaciones cálidas.

La preocupación actual de la arquitectura y el urbanismo consiste en la planificación y en la adaptación de la forma más eficaz, rápida, y económica posible con el fin de proteger a los miles de ciudadanos de las urbes de los impactos de las olas de calor causadas por los gases del efecto invernadero. La necesidad de mimetizar la demanda de la climatología y el ritmo de la ciudad, de actuar según el medio natural y de acondicionar la urbe a las alteraciones climatológicas resulta fundamental para adecuar el entorno de la manera más eficaz posible. 

Muchas entidades municipales están desarrollando nuevas normas encaminadas a mejorar la calidad de vida ambiental del entorno urbano, buscando disminuir las emisiones contaminantes como medida de mitigación de la transformación climática global. Estos proyectos proponen reducir estas emisiones con infraestructuras más eficientes energéticamente, de una manera más acorde a las condiciones climáticas del entorno.

Refugios climáticos 

El gran reto de muchos núcleos urbanos, como Barcelona, ha sido habilitar espacios climáticos dentro de la ciudad para proteger a los ciudadanos del calor. Estos espacios estarán indicados para dar un servicio de confort e integrados en el dispositivo especial de verano. El ayuntamiento de Barcelona ha incluido 197 "refugios climáticos", infraestructuras eficientes para ofrecer refrigeración a las personas vulnerables ante las altas temperaturas, ya que mantienen una temperatura de unos 26 grados. Las instalaciones, además, incorporan sistemas de alerta y protocolos de ayuda ante jornadas de calor excesivo.

Urbanismo verde

El reciente proyecto de reforma de la Puerta de Sol en Madrid ha dado lugar a numerosas críticas, precisamente por no contemplar vegetación alguna, manteniéndose como lo que se conoce por 'plaza dura'. 

Y es que estas plazas duras prescinden del regulador térmico más eficiente, las arboledas. Y es justamente por este motivo, por lo que las zonas verdes en las urbes resultan fundamentales para reducir la temperatura entre dos y ocho grados.

Madrid, por suerte, cuenta con grandes espacios como la Casa de Campo o el Retiro, los grandes pulmones de la ciudad que hacen de Madrid uno de los espacios más verdes de la Unión Europea, e incluso del mundo. Los árboles en las ciudades aportan sombra y actúan de mitigadores térmicos, resultan efectivos si se plantan de forma estratégica ya que además, son capaces de cuidar la salud y el bienestar de visitantes y ciudadanos.

“Es importante entender que la estética está siendo puesta en escena como elemento clave para enfrentarnos a los problemas generados desde el desconocimiento del apocalipsis antropocéntrico. Las ciudades, deben aprovechar las mejores especies no humanas para colaborar y formar nuevas redes de emprendimiento hacia un mundo más habitable”, explica el arquitecto Francisco Toré Mesa, investigador del antropoceno.

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Palacio de Cristal del parque del Retiro (Madrid)

“Hay muchas formas de reducir la temperatura del espacio urbano, y por ende, de la superficie de la Tierra. Desde luego que la vegetación es uno de los recursos más extendidos, pero ya sabemos que no siempre es la opción más eficiente, todo depende del contexto.” añade Toré Mesa. 

Tejados verdes o tejados fríos 

Los tejados verdes son una de las técnicas vanguardistas más eficientes que consiste en sustituir las cubiertas tradicionales de los edificios por una cobertura vegetal que enfriará el aire exterior, de la misma forma que lo hace la vegetación en las zonas arboladas de las ciudades. Se trata de una tecnología emergente que adquiere gran importancia en el núcleo urbano contemporáneo con el fin proteger a la población de las consecuencias del cambio climático.

Implantación de los tejados ecológicos, São Paulo (Brasil).

Por otro lado, los tejados fríos es otra técnica que sustituye los materiales tradicionales que cubren las infraestructuras por otros de colores claros y con alto albedo para reducir la absorción de la radiación solar. El empleo de esta técnica en otro tipo de superficies como el asfalto o las aceras de las ciudades, ayudará a una reducción notable del ahorro energético y consecuente disminución de emisiones contaminantes.

Los techos blancos ayudan a reflejar el calor del sol – Life Heatland

Trabajador pintando el tejado de color blanco con el fin de reducir las altas temperaturas.

“Métodos tradicionales como pintar de colores blanquecinos las envolventes de los edificios, es ahora una respuesta que dar a mayor escala. Planteamientos como pintar el asfalto, los coches, o cualquier elemento que proyecte la luz del sol hacia espacios captadores, han comenzado a expandirse y abre puertas a la Geoingienería. Esta forma de afrontar el mundo la promueven personajes de renombre como Benjamin Bratton desde Terraforming en Strelka”, añade Francisco Toré Mesa, arquitecto e investigador, cuyos principales proyectos se han enfocado en propuestas de resolución de las crisis climatológicas.

"Se generarán compendios entre el «materialismo termodinámico» y las especies de colaboración, es decir, biomas de mejora y adaptación del medio. La arquitectura y el urbanismo se funden con el resto de disciplinas, desde la microbiología hasta la geoingienería, y así, seguir desarrollando soluciones." concluye.

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