13 de mayo de 2024
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FIN DE SEMANA

6 hábitos inconscientes que ponen en peligro tu salud bucodental

Cuidar la salud bucodental es esencial no solo para mantener una sonrisa bonita, sino también porque afecta nuestra salud general. Mantener los dientes y encías sanos contribuye a una mejor digestión y a una mayor confianza en las interacciones sociales, reforzando así el bienestar físico y emocional. Sin embargo, en nuestra vida diaria tendemos a adoptar hábitos inconscientes que, sin darnos cuenta, pueden ser perjudiciales para la salud dental. En la Clínica Dental La Casilla son dentistas en Bilbao con años de experiencia en una amplia gama de tratamientos como implantes dentales, ortodoncia, ortodoncia invisible, carillas dentales y prótesis dentales, y nos han contado cuáles son los peores hábitos inconscientes para nuestros dientes con el objetivo de que puedas aprender a detectarlos para evitar problemas graves de salud bucodental a largo plazo.

1. Morder hielo

Morder hielo es un comportamiento aparentemente inocuo que realizan muchas personas al terminarse una bebida fría; pero el hielo, debido a su dureza y temperatura fría, puede causar microfracturas en el esmalte dental. Con el tiempo, estas pequeñas fracturas pueden profundizarse y convertirse en fisuras más grandes, comprometiendo la integridad estructural del diente. Además, si estas fracturas alcanzan la dentina o el nervio, pueden causar dolor y sensibilidad, lo que eventualmente podría requerir tratamientos dentales complejos como empastes, coronas o incluso endodoncias.

Además del riesgo de fracturas, morder hielo también puede tener un impacto en las restauraciones dentales existentes, como los empastes y las coronas. Estos materiales, aunque duraderos, no están diseñados para soportar el impacto constante contra objetos duros como el hielo. Como resultado, pueden aflojarse, romperse o descolocarse.

2. Usar los dientes para abrir cosas

El principal problema de utilizar los dientes para funciones distintas a masticar es que estos no están diseñados para soportar las fuerzas y tipos de presión que se ejercen al abrir botellas, romper hilos duros o sostener objetos pesados. Estos actos pueden generar una presión inadecuada y desigual sobre los dientes, lo que puede provocar fisuras, fracturas o incluso la rotura completa de los dientes. También puede desgastar el esmalte dental y exponer la dentina subyacente, lo que aumenta la sensibilidad dental y el riesgo de caries. Una vez que el esmalte se ha dañado, su restauración es imposible de manera natural, así que es importantísimo preservarlo.

3. Mordisquear lápices o bolígrafos sin darse cuenta

Mordisquear lápices o bolígrafos es un hábito común entre muchas personas que buscan calmar su ansiedad o aumentar su concentración mientras trabajan o estudian. Aunque puede parecer una acción inofensiva o incluso útil en momentos de estrés o concentración intensa, este comportamiento puede tener efectos negativos en la salud bucodental a largo plazo.

Además, el uso frecuente de los dientes para tareas no adecuadas puede provocar puede afectar otras estructuras bucales, como las encías y la mandíbula.  Además de posibles desgarros y lesiones en las encías, someter a los dientes a una presión constante y más elevada de lo habitual puede contribuir a trastornos de la articulación temporomandibular, una condición que afecta la articulación de la mandíbula y puede llevar a dolor, dificultad para masticar y otros síntomas incómodos.

4. Comer entre horas

Cuando comemos, la saliva tarda aproximadamente una hora en devolver el nivel de acidez de la boca a la normalidad. Este proceso es natural y los dientes no sufren si se deja bastante tiempo entre comida y comida; pero, si picas cada pocas horas, el nivel de acidez será alto muchas veces a lo largo del día, lo que provoca caries y erosión del esmalte a largo plazo. Especialmente, si consumes alimentos ricos en almidón, como por ejemplo las patatas fritas de bolsa. 

Este snack, con su agradable textura crujiente, es especialmente problemático. Además de su tendencia a pegarse a los dientes (que proporciona una fuente prolongada de alimento para las bacterias), las patatas fritas y otros alimentos refinados ricos en hidratos de carbono como el almidón se descomponen en azúcares que se quedan en la boca y favorecen la proliferación de bacterias, especialmente si no se lavan los dientes justo después de consumirlas.

5. Abusar de las bebidas azucaradas

Al no tener que masticarlas cuando las consumimos, tendemos a pensar que las bebidas no afectan a los dientes del mismo modo que la comida, pero nada más lejos de la realidad: tomarte un refresco azucarado o edulcorado altera el nivel de acidez de la boca,  lo cual a largo plazo conduce a la pérdida de esmalte y la aparición de caries por los mismos motivos explicados en el apartado anterior.

6. Tener un piercing en la lengua

A priori podría parecer que tener un "objeto extraño" en la lengua no tiene por qué afectar a los dientes, pero no es así. Con el paso del tiempo, el perno o la barra de metal de un piercing puede desgastar los dientes, sobre todo si se tiene la costumbre de jugar constantemente con el piercing, los mordiscos accidentales a estos elementos pueden astillar o incluso romper los dientes. Además, tener un piercing puede alterar el entorno bacteriano de la boca y provocar posibles infecciones, especialmente si no se tiene la higiene bucal y cuidados adecuados para mantenerlo limpio.

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