26 de junio de 2024
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FIN DE SEMANA

El psicólogo y primer Defensor del Menor Javier Urra afirma que aunque ahora les pueda hacer "gracia, estos actos pueden tener una influencia futura"

Los menores, objeto de bromas de sus padres en TikTok: "No se debe utilizar a los niños para conseguir popularidad"

El Cierre Digital en Bromas de mal gusto a menores en redes sociales.
Bromas de mal gusto a menores en redes sociales. / Foto: TikTok
Con el objeto de hacerse virales, ya es una tendencia que los padres graben a sus hijos mientras les gastan una broma. El resultado son vídeos de menores en redes sociales como TikTok en los que estos se muestran confusos. Según el psicólogo y primer defensor del Menor Javier Urra, estas bromas que ahora pueden hacer "gracia", podrían tener "influencia" en los niños cuando se hagan mayores.

La viralidad de las redes sociales es la nueva kriptonita para los creadores de contenidos. Plataformas como TikTok permiten consumir un infinito número de vídeos tan diversos entre sí y de manera tan rápida que resultan volátiles, imperceptibles al cabo de 10 minutos.

Es por ello que los usuarios dedican cada vez más esfuerzo en descubrir las técnicas y los mecanismos que se esconden tras las plataformas para que un vídeo consiga hacerse viral. El fenómeno, o más bien, el mercado de las redes sociales genera así multitud de retos, tendencias y desafíos que pretenden atraer la atención del público.

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Los creadores de contenido buscan estrategias para captar la atención del público.

La ecuación se complica, sin embargo, cuando uno de los puntos principales en ella son los menores. El “contenido familiar” ha estado presente desde los propios inicios de las redes sociales: canales de difusión de familias en las que compartir una vida cotidiana. Con el paso de los años, la exposición de los menores en las redes ha suscitado un gran debate ético por el que muchos influencers decidieron dejar de mostrar los rostros de sus hijos.

A pesar de ello, se percibe una tendencia creciente que vulnera aún más la imagen de los menores: las bromas, a simple vista inocentes, que inundan los perfiles de redes sociales y que parecen ser, a su vez, una vía directa a las visualizaciones masivas. Desde tirar una loncha de queso a la cara del menor, a estrellar un huevo en su cabeza por sorpresa, el egg crack challenge, o fingir haberle manchado de heces utilizando Nutella.

La reacción de los menores a las "bromas" de sus padres

Así mismo, con la llegada de la Navidad, también se ha incluido al catálogo de trends el disfrazarse de Grinch y entrar a la casa del menor para robar el árbol de Navidad y sus regalos, mientras este observa atemorizado. Este famoso personaje, villano por excelencia de la Navidad, provoca miedo a los niños, sobre todo a los más pequeños, al tiempo que sus progenitores graban la escena para publicarla en redes.

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Los padres se disfrazan de Grinch y roban los regalos de los hijos para gastarles una broma.

“Una cosa es jugar y disfrutar con los niños, y otra muy diferente es meterles un poco de miedo”, expresa Javier Urra, doctor en Psicología, experto y exdefensor del Menor, para elcierredigital.com. “Aunque sea solo un momento y luego los padres hagan que se ría su hijo y que se descubra que era en realidad su familia, no tiene mucho sentido”. El psicólogo plantea un paralelismo: “Por ejemplo, ¿tienen sentido los reyes magos? Sí, porque es positivo, es una magia, la imaginación... con un sentido lúdico, imaginativo, creativo y tierno. Pero no es el caso de estas bromas”.

La reacción de los pequeños ante estas burlas, para muchos expertos de mal gusto, es diversa: algunos se muestran confusos, otros rompen a llorar o presentan un semblante asustado y muchos se enfadan e intentan devolver la broma, aunque no consiguen entender lo sucedido. Los vídeos permanecen en el tiempo y quedan registrados a medida que el niño crece.

Como manifiesta Urra, “la influencia que las bromas tienen en ellos va a depender de cada niño. El problema es que el niño deja de ser niño, acaba teniendo 16 años y ya no le hace tanta gracia”. Es por ello que el psicólogo indica que los padres tienen que anticipar y pensar en si algo que parece que tiene mucha gracia ahora a lo mejor en un futuro puede perjudicar al niño.

La influencia de la exposición en redes

Uno de los principales elementos que conforman las redes sociales, tal y como las conocemos, es la exposición continua de la vida privada. Sin embargo, multitud de cuentas familiares muestran a menores sin que estos tengan propiamente la capacidad de decidir.

“A los niños hay que protegerlos: su intimidad, dignidad y honor. No necesitan ser famosos ni reconocidos, tienen que permanecer en esa etapa de la infancia y tiene que estar en un entorno adecuado”, explica Urra. “El tiempo hará que los que quieran estar más expuestos a los medios estén. Hay que preservar su intimidad ante todo”, añade.

Es por ello que el psicólogo explica que conductas como las bromas en redes sociales no dañan puramente su intimidad, dignidad y honor, sin embargo, son perjudiciales para ellos. “No es que haya un ataque a los derechos del menor, pero no deja de ser una utilización del niño para algo que es muy preocupante: recibir el aplauso de los demás”.

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Los padres deben proteger a sus hijos en la etapa de la infancia.

La búsqueda de atención constante es otro de los puntos clave que lleva a muchos creadores de contenido a sobrepasar en algunos casos las barreras para generar impacto con sus publicaciones. “La gente está muy necesitada de recibir aplausos, de ser reconocido, de la fama, de los likes... Aquí está la pregunta que yo me hago: ¿Qué hay que anteponer, ese tipo de cosas o al niño?”, formula Javier Urra. “No se puede usar al niño para ese tipo de cosas”, matiza.

Además, indica que “los niños tienen mucho sentido del pudor”. Para abordar esta idea el psicólogo recuerda las veces que los progenitores incitan a los niños a hacer “tonterías” delante de familiares o amigos. “Tú obedecías porque tus padres te lo indicaban, pero no te gustaba. Esto es lo que hay que pensar: si realmente al niño le gusta participar de esas bromas”, indica. Y es que, “en muchos casos, los niños de tan corta edad no le dan trascendencia hasta que crecen”.

Urra explica que “hay padres que no se ponen mucho en el lugar del niño y que, además, son demasiado infantiles: es como un niño grande que busca abusar del pequeño. Le quito los regalos, se pega un gran disgusto, luego se los devuelvo y se ríe. ¿Cómo va a comprender eso el niño?”.

El psicólogo también puntualiza que “la mayoría de padres no harían este tipo de cosas. En realidad son cuatro personas que son bastante inmaduras, y un poquito insensatas. Por tanto, es una cuestión que más que jurídicamente perseguible, es social y cívicamente reprobable”.

“La vida es ser consecuente y coherente con uno mismo. Preservemos a los niños, su infancia, su imagen, enseñémosles a proteger su intimidad. Tiempo habrá mañana para que tome la decisión que consideren”, concluye Javier Urra.

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