Cómo afectará el estrés postraumático a los vecinos de La Palma tras la erupción del volcán

Miedo, ansiedad y ataques de pánico inicialmente pueden llevar a un estado de estrés postraumático que puede cronificarse convirtiéndose en una enfermedad mental grave producto de lo sufrido durante el incidente.

Las secuelas emocionales y psicológicas están por llegar. Esta misma experiencia va a ser vivida por cada uno de nosotros de manera diferente. Este mismo hecho va a adquirir matices, despertar sentimientos diferentes en cada uno y eso hace que lo leamos de una manera única y personal. Las personas traumatizadas tras la erupción del volcán sentirán que la herida o heridas del pasado les provocarán dolor en el presente y les nublará la construcción de un futuro.

Ante una situación traumática tan grave, no se consigue colocar la situación cognitivamente, porque a menudo son situaciones imprevisibles, absurdas si las anticipamos y a las que no se consigue dar un sentido y, como consecuencia, nos desarman y nos producen un sentimiento de vulnerabilidad. Esto es lo que sucede dentro de nosotros cuando vivimos un trauma, tenemos un incendio interior, un terremoto emotivo porque no conseguimos darle un sentido.

Los síntomas del estrés postraumático

La re-experimentación del trauma es síntoma principal del trastorno de estrés postraumático (TEP) y se identifica principalmente por los siguientes síntomas, señales y pensamientos: recuerdos recurrentes, pesadillas, flashback, pero también se manifiesta cuando la persona es incapaz de enfrentarse a estímulos o recuerdos que estén asociados con él y aparece una sensación fuerte de angustia, sudor, palpitaciones, mareos.....

Otro síntoma puede ser el olvidar parte del acontecimiento apareciendo una amnesia temporal.

Imagen de las poblaciones en torno al volcán Cumbre Vieja

La persona lucha por evitar los pensamientos, lugares o personas que le puedan recordar una situación o hecho determinado. Esta evitación es tan fuerte que incluso la persona es incapaz de poder explicarlo cuando se le pregunta. La vida afectiva se restringe y la falta de interés invade cada momento del día. La persona afectada tiene la sensación de estar condenada para siempre por la situación sufrida.

Cuándo se debe acudir a un psicólogo

La oportunidad está muy ligada al tiempo. La fase aguda de una situación traumática puede durar hasta unos tres meses y se caracteriza por dificultad para dormir, por no poderse quitar aquella imagen de la mente, no poder concentrarse, sudoración o irritabilidad.

Pasado ese tiempo, si no se ha podido elaborar la situación de forma adaptativa nos encontraremos con un verdadero trastorno de estrés postraumático. Podemos decir que nuestro cerebro dispone de una capacidad natural de elaborar información de forma adaptativa, lo que ocurre es que en estas situaciones esa capacidad natural se bloquea, incluso por las secreciones hormonales que se producen en ese momento de fuerte estrés, y como consecuencia se genera una emoción negativa que va acompañada de una creencia negativa hacia uno mismo del tipo "no puedo", "no se cuidar de mí mismo", "soy débil", "no valgo nada", "nunca lo conseguiré"...

Imagen de una calle de La Palma

El objetivo de la terapia es producir ese desbloqueo, de forma que las emociones comiencen a fluir y la carga emotiva de rabia, dolor, malestar, tristeza... comience a desensibilizarse. De esta forma, disminuye la emoción negativa permitiendo eliminar esa creencia negativa sobre uno mismo que la situación ha producido y transformarla en una creencia positiva y adaptativa.

Consejos para superar una situación traumática

El pasado no se puede cambiar pero lo que sí podemos es cambiar la percepción de este. Cambiar nuestra forma de ver lo que sucedió y verlo de un modo más distante, de forma que ya no se produzca ese fuerte malestar, se reconozca la gravedad de la experiencia pero viéndola de un modo más constructivo, sobre todo para uno mismo. En definitiva y para concluir con las palabras de nuestro maestro profesor Giorgio Nardone: "La única forma de liberarte de un dolor es tener el coraje de pasar por el medio". 

1.Hablar, tener un soporte en los otros. Cuando estamos inmersos en ese estado necesitamos alguien de fuera que nos acompañe, nos ayude y nos escuche.

2.Intentar olvidar voluntariamente lo ocurrido empeora más la situación, cuanto más nos esforzamos en olvidar una cosa más la recordamos, "quien describe su propio dolor, aunque llore, está a punto de consolarse".

3.Concienciarse de la responsabilidad de las cosas, hay cosas que no dependen de nosotros.

4.Trabajar la voluntad para volver a la normalidad.

5.Aprender a gestionar bien las dudas y pensamientos negativos que nos vienen de forma natural: "si yo hubiese hecho esto o lo otro...", "Si yo no...", "Si hubiese podido preverlo..."