26 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

El Centro de Adicciones Tecnológicas de la Comunidad de Madrid atendió en el 2020 a un 50% más de personas que en 2018

El móvil y las nuevas tecnologías, la nueva 'droga' de los jóvenes en España

Adolescentes con su móvil sin interactuar entre ellos.
Adolescentes con su móvil sin interactuar entre ellos.
La pandemia se ha hecho notar en esta materia. El Centro de Adicciones Tecnológicas atendió en 2020 a 4.465 personas, un 50% más que en 2018. Más de 1.600 son adolescentes con edades comprendidas entre los 12 y los 17 años que hacen un uso inadecuado, abusivo o dependiente de las tecnologías. Este público es especialmente vulnerable y está especialmente afectado. Según los expertos, lo más importante para detener esta otra pandemia es que los padres se informen con talleres y lecturas.

De media, el adolescente promedio pasa de tres a cuatro horas al día deslizando la pantalla de su móvil. Se trata de un gesto simple que esconde muchas cosas detrás. El psicólogo y coordinador técnico de la Unidad de Intervención de Adicciones (UniAdic), Ricardo Rodríguez, explica que, al principio, los jóvenes lo hacen para asegurarse de que no se están perdiendo nada, de que están al día con las últimas novedades de su círculo de amistades, de que no se han quedado atrás. Pero esto es solo el comienzo.

Después llega la ansiedad. Muchos, cuando dejan el móvil, empiezan a sentir la imperiosa necesidad de volver a coger el dispositivo y refrescar la aplicación. Es la llegada de la patología. A partir de este momento, consumirán sin parar horas y horas de su tiempo de ocio (probablemente, también de su tiempo de estudio) inmersos en la aplicación, sin ser conscientes de que están desarrollando un problema.

Los likes ocupan cada vez más tiempo en la vida de los jóvenes. La Comunidad de Madrid atendió en el 2020 a 4.465 personas, un 50% más que en el 2018, cuando se abrieron las puertas del primer Centro de Adicciones Tecnológicas. De esas más de 4.500 personas atendidas, más 1.600 son adolescentes con edades comprendidas entre los 12 y los 17 años que hacen un uso inadecuado, abusivo o dependiente de las tecnologías. Esto significa que los adolescentes no son los únicos afectados por estos problemas, aunque sí es un público especialmente vulnerable y que está especialmente afectado por ellos.

La directora del Servicio de Atención en Adicciones Tecnológicas de la Comunidad de Madrid, Devi Uranga, explica que, según sus cuentas, un promedio de 60 familias están a la espera de poder tener acceso a tratamiento contra la adicción de sus hijos y cuenta que es la primera vez que tienen lista de espera.

El número de personas que reciben terapia en el centro ha aumentado exponencialmente desde el inicio de la pandemia. Y es que el confinamiento recluyó a los jóvenes en casa y les obligó a mantener sus interacciones sociales y a ocupar su tiempo de ocio con una pantalla de por medio. Cuando el coronavirus dio un respiro y se abrieron las puertas de las casas, muchos no supieron salir.

 El papel fundamental de los padres

Las nuevas tecnologías todavía son algo nuevo y a los padres les cuesta identificar si su hijo es adicto o está en riesgo de serlo. Según la profesora e investigadora de TIC Camino López, los adolescentes que se están educando en este momento son una generación de “huérfanos digitales”. “Los niños no tienen el apoyo que necesitan porque sus padres no se criaron en las redes”, asegura López, que ha detectado un aumento de casos de ciberbullying y acoso escolar virtual desde que pasaron los peores meses de la pandemia.

La adicción a las Nuevas Tecnologías es similar a la de sustancias? -  SERVICIO PAD

Padre intentando apartar a su hijo de las nuevas tecnologías.

Uno de los principales signos de alerta es el tiempo de consumo de las tecnológicas en entretenimiento. Un joven, dicen los expertos, no debería pasar más de dos horas al día frente a la videoconsola, por ejemplo. Además, los padres deberían estar atentos a cualquier señal que muestre que sus hijos están dejando actividades escolares o sociales para pegarse a la pantalla.

“Los padres llegan y nos dicen que sus hijos pasan mucho tiempo en las pantallas y que no saben cómo ponerles límites. Para cuando lo hacen, estos ya no están dispuestos a renunciar a su tiempo de entretenimiento. Si no se ataja pronto, puede llegar a causar malestar en el seno de la familia”, explica Uranga.

Todos los expertos coinciden en que lo más importante es que los padres se informen con talleres y lecturas. “Ninguna adicción se da porque sí, siempre hay otro tipo de carencias en la vida de estos jóvenes”, explica la directora del centro. En su experiencia, se ha encontrado recientemente con muchos casos que llegan porque han sufrido bullying, desarraigo de su país o problemas familiares, y han encontrado en las pantallas un refugio. “En estos casos, la respuesta no es privarlos de las pantallas sino comunicar de forma clara los límites que existen para poder utilizarlas”, aconseja Uranga.

El perfil de las personas que son remitidas al centro es muy variado. Sin embargo, a grandes rasgos podría afirmarse que en el caso de las mujeres, la mayoría sufren dependencia de las redes sociales, mientras que en el caso de los hombres, suele estar asociada a los videojuegos.

La terapia consiste en asistir a grupos terapéuticos e individuales donde las personas víctimas de esta adicción aprenden a gestionar la ansiedad y sus emociones. “Muchos padecen una especie de mono digital. A nivel neurológico, el efecto de la adicción a las pantallas es el mismo que si fueras alcohólico, drogadicto o adicto al azúcar”, explica Uranga.

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