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Un esquiador con el número 2 en su uniforme es levantado en hombros por varias personas en un entorno nevado durante un evento en Sapporo '72.
PIZARRA DEPORTIVA

Paula Fernández Ochoa recuerda el oro de su padre: Era pura adrenalina

Paula Fernández Ochoa rememora el primer oro olímpico español en esquí y los logros de su padre.

Hace medio siglo, Paco Fernández Ochoa hizo historia en el deporte español. Con tan solo 21 años, Paquito volvió de Sapporo (Japón) con una medalla de oro en su categoría de esquí. Hasta ahora, el único oro español en un Juegos Olímpicos de Invierno. 

Éste éxito se sumó a los de Pedro Carrasco, Manolo Santana y Ángel Nieto y todos ellos contribuyeron a abrir España al mundo y a descubrir, a muchos españoles, que existían otros deportes además del fútbol, hasta entonces el único que copaba los medios de comunicación. 

El éxito en Sapporo, el 13 de febrero de 1972, convirtió a Fernández Ochoa en alguien familiar para toda España. Su forma de ser, abierta y confiada, le hizo admitir con naturalidad el paso gigantesco que supuso pasar de ser un desconocido a un verdadero héroe nacional

Con motivo del festejo de los 50 años del hito conseguido por Paco Fernández, elcierredigital.com ha hablado con su hija Paula, para saber cómo recuerdan en la familia el éxito de su padre y cómo era él personalmente.

Acerca del oro olímpico conseguido por Paco, su hija Paula explica que la familia lo recuerda “como una hazaña deportiva que marcó un antes y un después para España y los españoles que, sin duda, nos llenó de ilusión y de esperanza. Sobre todo, lo revivimos con mucho cariño por todo lo que nos llega de los medios de comunicación, de compañeros de la federación y de la gente del público, que lo vivió casi como si fuera en primera persona. Así que, desde luego, lo recordamos muy orgullosos y agradecidos”.

Mujer con camisa de mezclilla hablando frente a la cámara en un entorno al aire libre con vegetación de fondo.
Paula Fernández Ochoa, hija de 'Paquito'. | El Cierre Digital

“Fue un antes y un después para él, para el deporte español y, sin duda, para los deportes de invierno como el esquí que, por suerte, esta medalla de oro lo puso en el mapa y los popularizó”, afirma sobre el logro de su padre.

Sobre cómo comenzó Paco a esquiar, su hija cuenta que lo hizo “desde niño junto a mis tíos. Eran ocho hermanos, ya fallecidos mi padre y mi tía Blanca, que vivían con mis abuelos en el puerto de Navacerrada y, desde niños, el entorno era de esquí, pero no por capacidad económica, no es que fueran esquiadores de saga familiar, sino porque no había otra alternativa. Mis abuelos les enviaron a un internado en Jaca y en el Valle de Arán, donde empezaron a esquiar”.

“Mi padre enseguida, desde bien chiquitín, despuntó, tanto por sus habilidades como por su carácter, porque al final también creo que una medalla de oro implica carácter, mucha actitud, mucha seguridad, y ahí mi padre yo creo que era una bestia, un mito”, continúa relatando Paula.

La hija del famoso esquiador también ha querido contar a este medio cómo era su padre en lo personal. “Mi padre era cien por cien adrenalina. Mi padre era arrollador. Era la carcajada en persona. De hecho, casi todo el mundo lo recuerda así, por sus carcajadas, por su vitalidad, por sus ganas de comerse el mundo, no había día que no fuera a por todas. Siempre digo que le caracteriza mucho su frase mítica de ‘O gano o muero’. Y así lo hacía con todo, con cualquier proyecto, reto, o con cualquier cosa que quisiera hacer, daba el trescientos por cien. Así era él”.

Esquiador en plena acción durante una carrera de esquí alpino.
Paco Fernández Ochoa. | El Cierre Digital

Pero Paula no solo ha querido destacar la forma de vivir que tuvo su padre, sino también la de morir. “De mi padre todos conocen su vitalidad y su trayectoria. Mi padre supo vivir pero yo creo que lo que también le honra y le hace diferente es que mi padre supo morir”.

“Mi padre, por desgracia, enfermó de cáncer muy joven y murió con 56 años. Pero esta actitud que he explicado antes también la reflejó en ese momento tan duro, como es pasar la enfermedad del cáncer".

La muerte de Paco Fernández Ochoa en 2006, con tan sólo 56 años, víctima de un cáncer linfático, impactó a todo un país que había seguido la evolución de aquel joven que se vino de Japón con una medalla de oro para el deporte español. Pasó a formar parte del COE (Comité Olímpico Español) y fue comentarista de televisión, además de invitado en todo tipo de programas populares. 

"Hubo un momento en el que ya los médicos, cuando sabían que no tenía solución y que ya estaba débil, bajo de defensas, le dijeron que le iban a quitar la quimioterapia porque ya no había salida y mi padre se negó, dijo que ni en broma, que rendirse jamás, que él iba a luchar hasta el último día, que podría perder la vida pero que no iba a morir sin intentarlo todo”, relata Paula.

"De hecho, en el hospital, por su buen humor y su actitud, por cómo animaba a los enfermos que tenían cáncer y que estaban incluso mejor que él pero que no tenían esa valentía con la que él afrontaba todo, le cogían y le llevaban por varias habitaciones para ir animando a enfermos que estaban tristes y lo llamaban la Pacoterapia. Así era mi padre, pura vitalidad, pura energía y una lección de vida y muerte”, concluye la hija del mítico Paco Fernández Ochoa.

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